‘Harry Potter and the Deathly Hallows II’, ‘Page One’
‘Harry Potter and the Deathly Hallows II’, ‘Page One’
Harry Potter and the Deathly Hallows (Part 2)
Gran Bretaña, 2011
Un film de David Yates
Al comentar la primera parte de “Harry Potter y las Reliquias de la Muerte” (edición del 19 de noviembre de 2010) señalé que era difícil evaluar su contenido inconcluso sin juzgar la sección final. Ese momento ha llegado con el estreno mundial que tiene lugar esta semana de la segunda parte del séptimo libro de la novela de J.K. Rowling, donde además concluye la mágica saga concebida por su autora. Aunque “Harry Potter” de ningún modo puede ser considerada como una obra literaria excepcional, de todos modos nadie pondrá en duda los legítimos méritos de la Sra. Rowling al haber producido una historia de gran originalidad que además de haber constituido el mayor suceso de la literatura juvenil de todos los tiempos se transformó en una aventura cinematográfica de características únicas; así, su inmensa popularidad se hizo sentir en todos los rincones del planeta, más allá de cualquier diferencia cultural que pueda separar a sus espectadores.
Por lo que antecede y en esta hora de despedida uno no puede olvidarse de lo acontecido durante los 10 años que duró la era “potteriana”. Desde el primer film de la serie hasta su brillante capítulo final se ha visto cómo el paso del tiempo ha logrado una transformación física y anímica de los personajes centrales de esta historia, así como la evolución en la madurez y capacidad interpretativa del trío de actores protagónicos que le han dado vida a lo largo de todo su desarrollo. Al propio tiempo cabe señalar la forma en que la novela de Rowling ha ido modificándose, desde lo que parecía un inocente cuento de hadas en su primer capítulo para gradualmente convertirse en una narración sombría hasta culminar en un desenlace excitante con el encuentro decisivo de las fuerzas del bien y del mal. A diferencia de otras series cinematográficas, cada uno de los filmes ha sido nutrido de un contenido sustancioso que ha gravitado positivamente en la favorable impresión de la audiencia mundial, contribuyendo en gran parte a su indiscutible éxito artístico y económico.
Al analizar la primera parte cinematográfica del libro final, había señalado que a pesar de haber sido bien realizada, carecía de un desarrollo dramático apropiado por haber quedado trunca; esta última entrega, por el contrario, contiene todos los elementos necesarios para conformar un relato excelentemente entretenido donde la tensión, el drama, la energía y la excitación se aúnan para que su duración de poco más de dos horas transcurra como una ráfaga ventosa. El espectador ya sabe que Harry (Daniel Radcliffe), Hermione (Emma Watson) y Ron (Ruper Grint) han emprendido una travesía impregnada de gran peligro con el propósito de ubicar y aniquilar a los Horrocruxes que constituyen los ingredientes venenosos del alma de Lord Voldemort (Ralph Fiennes); aún quedan cuatro de ellos y en el comienzo del segmento final nuestros héroes tratan de localizar a uno de los mismos. Establecido el tono de lo que sobrevendrá, el gran suspenso se mantiene aguardando el enfrentamiento decisivo entre Harry y Voldemort. Llegado el momento se comprueba que el director David Yates no ha defraudado las expectativas del público en la breve pero espectacular batalla final de estos acérrimos enemigos que tiene lugar en el castillo de Hogwarts, donde la presencia de la vida y la muerte queda resaltada con asombrosa intensidad y gravedad así como las consecuencias que su resultado puede acarrear para el destino de nuestros queridos amigos.
Radcliffe, Watson y Grant merecen elogios por la forma en que se han desenvuelto, no solo en este capítulo final sino a lo largo de toda la serie; ¿quién habría de predecir en 2001 que los novatos intérpretes de once años de edad llegarían a infundir entusiasmo, valor y convicción a los inolvidables personajes de Rowling? Pero como lo manifesté al analizar las películas anteriores, esta fantasía épica se ha visto también prestigiada con la participación de los más destacados actores del cine y la escena británica que, aunque en roles de apoyo, han sabido hacerse notar con sus brillantes caracterizaciones. En este capítulo final vuelven a asomar, entre la extensa lista, la extraordinaria Maggie Smith como la profesora McGonagall, Alan Rickman en la piel del moralmente ambiguo profesor Severus Snape cuya verdadera faceta queda aquí revelada a través de flashbacks, la jovial presencia de Matthew Lewis animando a uno de los verdaderos héroes de la trama, sin dejar de lado la magnífica composición lograda por Ralph Fiennes como el siniestro villano de esta historia.
Mención especial cabe para la dupla integrada por el realizador Yates y el guionista Steve Kloves. Si el primero logró un eficiente trabajo detrás de las cámaras, no menos cierto es que contó en la persona de Kloves con un escritor minucioso, consistente y disciplinado que supo cubrir por completo todos los cabos sueltos de la serie además de haber logrado un verdadero equilibrio entre los personajes centrales y los secundarios, sin subestimar la importancia de las situaciones menos relevantes.
En lo que se refiere a los detalles técnicos, esta segunda parte fue la única donde ha sido utilizada la tecnología de la tercera dimensión; el aspecto resalta indudablemente en la escena del encuentro final pero en líneas generales no agrega mucho a lo que puede ofrecer su presentación estándar en 2D. En todo caso, lo que se ve en pantalla impresiona notablemente en lo que concierne a los diseños de producción (Stuart Craig), la fotografía (Eduardo Serra), la música (Alexandre Desplat), los efectos visuales (Tim Burke) y los de maquillaje (Nick Dudman).
En síntesis, un gran final con un film muy bueno, altamente entretenido y que emocionará sanamente a los millones de espectadores que han seguido esta notable y fructífera historia al tener que decirles adiós a Harry, Hermione y Ron.
Page One, A Year Inside The New York Times
Estados Unidos, 2011
Un film de Andrew Rossi.
Ya no es noticia saber que el desmesurado crecimiento de internet ha revolucionado las costumbres en muchos aspectos de la vida cotidiana y en tal sentido la prensa escrita no ha sido la excepción. El diario cotidiano impreso y adquirido por el público para imponerse de las noticias parecería estar en proceso de extinción.
Como consecuencia, matutinos de Estados Unidos con más de cien años de circulación han dejado de publicarse y en cierta forma el fenómeno descripto ha afectado al New York Times, uno de los diarios más prestigiosos del mundo; así, en 2009 la circulación y los avisos publicitarios se encontraban en franca declinación lo que motivó que el periódico tuviera que prescindir de parte de su personal.
En función de lo expuesto, durante esos dramáticos momentos el director Andrew Rossi logró tener acceso al New York Times y como resultado de un trabajo realizado durante 14 meses, este documental sumerge al espectador en el mundo de esa emblemática institución periodística.
Utilizando el material de apoyo preparado por Rossi con Kate Novack, PAGE ONE testimonia la transformación de esta industria y el impacto experimentado por el diario. Entre otros aspectos ilustrados, se aprecian el modo en que fueron publicadas las historias de Wikileaks con especial referencia a la guerra de Afganistán, se asiste al testimonio de algunos periodistas de la sala de noticias, como los reporteros Tim Arango y Brian Selter, el editor Bruce Headlam y sobre todo la participación del brillante y cascarrabias columnista David Carr quien con su presencia y comentarios domina buena parte del film defendiendo con fervor el rol decisivo de la prensa escrita.
La objeción que puede hacerse al presente documental es que el foco central que impulsó su realización, sobre si la institución estaba realmente a punto de quebrar, queda diluido. Por ejemplo, Rossi dedica parte del metraje a reseñar algunos de los problemas que aquejaron al diario como los cuestionables informes preparados por Jayson Blair y Judith Miller antes del comienzo de la guerra de Irak sobre las armas de destrucción masiva que nunca llegaron a encontrarse; también el film se refiere a hechos del pasado en relación al caso de los Documentos del Pentágono (Pentagon Papers) y Watergate y su repercusión en la actualidad. Aunque interesante de apreciar, queda el interrogante de saber cuál es el futuro del New York Times en su carácter de matutino impreso diariamente. Lo único sabido es que para aliviar la situación financiera debido a una menor publicidad, hace poco tiempo el diario adoptó la decisión de que la publicación en línea ya no resulte gratuita como lo era antes y cualquier lector que quiera tener acceso a su contenido -exceptuando no más de 20 artículos sin cargo alguno- debe pagar por el mismo, de igual mismo modo como lo haría adquiriendo el ejemplar impreso.
Más allá de las observaciones señaladas, el film se sigue con interés y aunque dista de clarificar la cuestión de fondo, es muy entretenido seguir las andanzas de David Carr como el apasionado y riguroso periodista que representa el símbolo que separa la vieja de la nueva generación de profesionales.
VIDEO
The Company Men
Estados Unidos, 2010
Dirección: John Wells
Distribuidora: V V S Films (2011)
El colapso financiero de setiembre de 2008 produjo un considerable aumento en el nivel de desempleo de la economía de los Estados Unidos que aún no ha logrado recuperarse. El modo en que dicha situación ha repercutido en la población afectada es el tema que aborda el novel director John Wells en THE COMPANY MEN enfocando a un grupo de gente perteneciente a la alta clase media social que súbitamente se encuentra sin su fuente de trabajo.
Los personajes de esta historia son Bobby Walker (Ben Affleck) de 37 años, Phil Woodward (Chris Cooper) y Gene McClary (Tommy Lee Jones), éstos últimos aproximándose a los 60 años. Los tres hombres trabajando para la misma compañía multinacional son licenciados porque la empresa se achica para reducir sus costos y preservar los intereses de sus accionistas. De aquí en más, tanto Bobby como Phil y Gene deben redefinir sus opciones a través de un penoso camino que involucra a sus esposas e hijos, teniendo además que renunciar al nivel de vida que solían mantener.
El film muy bien concebido y excelentemente escrito emplea diálogos punzantes y realistas que introducen al espectador a la nueva realidad del “American Way of Life”. El relato abunda en drama, emoción e incluso situaciones de cruel humor. Así, como consuelo para los despedidos, la compañía para la que trabajaban les ofrece un seminario de adiestramiento para prepararlos en la búsqueda de empleo. Presenciar su desarrollo constituye un espectáculo tristemente jocoso al ver a sus participantes seguir las indicaciones de la instructora repitiendo a viva voz el slogan “Yo voy a triunfar, ¿por qué?, porque tengo fe, coraje y entusiasmo”. Desafortunadamente, a la hora de las entrevistas esos tres elementos poco pueden hacer cuando cada candidato debe competir con cientos de personas igualmente calificadas para cubrir una o dos posiciones demandadas.
Éste no es el único film que aborda un hecho dramático como el descripto pero a pesar de que lo expuesto resulte familiar lo importante es que el realizador ha sabido volcar esa dolorosa y compleja realidad en un guión inteligentemente elaborado que permite una inmediata identificación del público con la situación expuesta. Un elenco de primer nivel contribuye a transmitir sólidamente el drama vivido y en tal sentido tanto Ben Affleck como Tommy Lee Jones, Chris Cooper, Kevin Costner y María Bello, ofrecen composiciones sutiles e intensas al punto tal que la audiencia deja de verlos como actores para creer que los personajes que representan son absolutamente verdaderos.
En resumen, THE COMPANY MEN es un drama profundamente emotivo y lamentablemente vigente por el elevado número de personas que atravesaron y que aún enfrentan el desempleo, contribuyendo a humillar y degradar la autoestima de la gente afectada.
El film ha sido editado en los formatos Blu-ray y DVD conteniendo en ambos material suplementario con 25 minutos de entrevistas a los miembros del elenco y su director así como algunas tomas de filmación. La banda sonora es en su versión original inglesa o bien doblada al francés conteniendo subtítulos optativos en ambos idiomas.