Crianza violenta en América Latina y Caribe
Crianza violenta en América Latina y Caribe
En tiempos Covid, 55% agresión física y 48% agresión psicológica
SANTIAGO DEL CHILE, 16 DIC – Naciones Unidas alertó sobre los altos índices de violencia en la crianza en América latina y el Caribe agudizados en tiempos de encierro por la pandemia.
Un documento de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y la Oficina de la Representante Especial del Secretario General sobre Violencia contra la Niñez afirmó que la infancia y adolescencia han estado expuestas a un mayor riesgo de ser víctimas de violencia en el hogar, a la vez que cuentan con menos factores de protección.
El texto Violencia contra niños, niñas y adolescentes en tiempos de Covid-19 calculó una prevalencia del 55% de agresión física y 48% de agresión psicológica en la crianza en América Latina y el Caribe.
Al mismo tiempo, observó que en el marco de la contención de la pandemia se han reducido factores de protección y se han exacerbado los riesgos de violencia.
De un lado, se constata una menor capacidad de detección de incidentes de violencia debido al aislamiento físico y al cierre de actividades presenciales en instituciones educativas y centros de primera infancia, la reducción en la oferta social de los Estados y la crisis económica que ha impactado el nivel de ingresos en los hogares.
A lo anterior se suma la cobertura limitada de acceso a internet y la brecha generacional en conocimientos sobre entorno digital en los adultos, que limita la labor de adecuado monitoreo y acompañamiento a niñas y niños que hoy pasan más tiempo en línea.
De igual forma, los factores de riesgo se han exacerbado.
Entre estos, se resalta el incremento en los reportes de violencia contra la mujer (que tiene una estrecha relación con violencia perpetrada contra niñas, niños y adolescentes), el aumento en el estrés y la ansiedad, el impacto económico en la niñez y adolescencia, el incremento de la actividad en línea tanto de niñas, niños y adolescentes, como de los perpetradores de violencia sexual.
El documento propone recomendaciones adicionales a las políticas, programas y acciones con que se contaba antes de la crisis.
Plantea poner a la niñez en el centro de las políticas y planes para la recuperación económica de los países para revertir el incremento de la pobreza y erradicar inequidades históricas que perpetúan desafíos estructurales como la violencia basada en el género y la violencia contra niños, niñas y adolescentes, al mismo tiempo, que se reconstruye la confianza en las instituciones democráticas.
Optimizar recursos en servicios que, entre otras, permita atender de forma coordinada los casos de violencia contra las mujeres y contra las niñas, niños y adolescentes.
Brindar atención para la salud mental y apoyo psicosocial en forma universal y gratuita para prevenir y atender trastornos de salud mental como depresión, ansiedad, tendencias suicidas y estrés en padres, madres y cuidadores, y en los propios niños, niñas y adolescentes, y a su vez promover prácticas asertivas de crianza y comunicación en el hogar.
Asegurar el acceso universal a internet de todos los niños, niñas y adolescentes en áreas no cubiertas, así como la difusión de dispositivos electrónicos a las niñas, niños y adolescentes para asegurar su educación continua.
Proteger a la niñez frente a la violencia en línea, difundiendo mensajes sobre el comportamiento seguro y responsable en línea y adoptando medidas concretas para combatir adecuadamente la violencia en internet.
Garantizar la protección social universal para las familias incluyendo estímulos en efectivo, cobertura universal de salud y reconociendo la protección de la infancia, la salud mental y la educación como servicios esenciales y parte de una respuesta intersectorial basada en derechos.
Asignar una inversión sostenida en la infancia y fortalecer los servicios para el bienestar y la protección de la niñez frente a todas las formas de violencia.
Promover políticas laborales orientadas a apoyar la parentalidad positiva y basada en el género.
Involucrar a las niñas, niños y adolescentes en la construcción de soluciones y oportunidades en el ámbito comunitario, local, regional y nacional, entre otras recomendaciones.
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