DEUX (Two of Us). Francia-Luxemburgo-Bélgica, 2019. Un film de Filippo Meneghetti. Disponible en la plataforma digital de Apple TV app
DEUX (Two of Us). Francia-Luxemburgo-Bélgica, 2019. Un film de Filippo Meneghetti. Disponible en la plataforma digital de Apple TV app
Por Jorge Gutman
Aunque brevemente comentado en el festival Cinemania de noviembre de 2020, es oportuno retornar a Deux en ocasión de su estreno canadiense difundido en línea. La segunda visión confirma la impresión inicial de que el espectador se encuentra asistiendo a un cautivante melodrama del director italiano Filippo Meneghetti.
En su primer trabajo para el cine, el novel cineasta encara el tema del amor otoñal enfocado en dos mujeres que han sabido mantener una gran conexión emocional superando las convenciones sociales y los obstáculos físicos. Mediante una historia sencilla y altamente efectiva el guión del realizador con la colaboración de Malysone Bovorasmy y Florence Vignon permite que el espectador se introduzca de inmediato en la intimidad de sus dos protagonistas.
En una ciudad de Francia no especificada vive Madeleine (Martine Chevallier) apodada Mado, una mujer viuda con dos hijos adultos, Anne (Léa Drucker) y Frédérick (Jérôme Varanfrain), quienes ignoran la larga relación sentimental que ella mantiene con Nina (Barbara Sukowa) que habita en su edificio en un departamento que se encuentra en el mismo piso y frente al suyo. Las dos septuagenarias están realizando planes para mudarse a Roma con la mira de vivir plenamente y con absoluta libertad el resto de sus vidas; sólo falta que Madeleine cumpla con la promesa que le hizo a su amada de comunicar a los suyos su decisión y revelar su vínculo amoroso. Al no atreverse a hacerlo, eso produce una fuerte reacción negativa en Nina y es posible que ese enojo sea la causa del inmediato ataque cardiovascular sufrido por Mado que la deja parcialmente inmóvil y sin habla.
Nina, demolida por lo que le ocurre a su querida pareja, durante el período de convalecencia lo que más desea es cuidarla en su retorno al hogar utilizando como pretexto ante sus hijos el de ser una buena vecina; sin embargo ese propósito se encuentra obstaculizado por la presencia de Muriel (Muriel Bénazéraf), una mujer que ha sido contratada para estar al servicio de Mado durante las 24 horas; posteriormente, cuando la cuidadora es despedida es Anne quien personalmente se ocupa de asistir a su madre. Frente a esta situación, la desesperación de Nina de no poder estar junto a Mado la induce a cometer ciertos actos arriesgados que a la postre despertarán sospechas.
El realizador ha reunido a dos excepcionales artistas para animar los roles protagónicos. Sukowa, la notable actriz que deleitara al público en los recordados filmes de Rainer Fassbinder, Margaret Von Trotta y Volker Schlöndorff, aquí nuevamente despliega su talento transmitiendo la fuerza emocional que experimenta la devastada Nina por estar junto a la mujer que integró parte de su vida durante varias décadas. A Chevallier, la veterana intérprete de la prestigiosa Comedie Francaise, le cabe el difícil papel de caracterizar a la discapacitada anciana que con limitada movilidad y sin el uso de la palabra se vale de su expresivo rostro y la mirada de sus luminosos ojos para comunicar sus sentimientos a Nina. Entre ambas actrices existe una magnífica simbiosis que se puede apreciar a lo largo del relato, como en una antológica escena donde descalzas ambas bailan juntas al compás de una popular canción italiana.
Meneghetti exhibe una increíble madurez en su relato recurriendo a una elegante y sobria puesta escénica, nutrida de una fluida narración; en la descripción de esta tierna historia sentimental demuestra que la vejez y la diferente orientación sexual no constituyen barreras para la existencia de un auténtico amor entre dos seres humanos. No cabe duda que este sublime poema constituye para su realizador un excelente antecedente para encarar futuros proyectos.
Por sus valiosos méritos, Francia ha sometido Deux a la Academia de Hollywood a fin de su consideración para el Oscar a la mejor película internacional de 2020.
ADOLESCENTES. Francia, 2019. Un documental escrito y dirigido por Sébastien Lifshitz. 135 minutos. Disponible en Amazon Prime Video
Después de haber deparado el conmovedor documental Little Girl (2019) exponiendo el delicado tema de la disforia de género, Sébastien Lifshitz se supera en Adolescentes que como bien lo índica su título aborda la temática del período de transición desde el comienzo de la pubertad hacia la edad adulta. Para ello centra su atención en dos amigas de infancia viviendo en la pequeña localidad francesa de Brive-la-Gaillarde situada en la región de Nueva Aquitania, a través de un lapso que comienza en 2013 y culmina en 2018.
Si bien Richard Linklater abordó en Boyhood (2014) la etapa de crecimiento de un niño de 6 años hasta los 18 años de edad en un excelente relato de ficción, aquí el período es ciertamente menor donde los cambios son menos drásticos; con todo eso no es un impedimento para que el film impresione por la manera precisa y amena en que Lifshitz analiza y desmenuza las personalidades de Anaïs y Emma.
Al iniciar el relato, el director las ubica en momentos en que con sus 15 años de edad ambas están cursando el último año del ciclo de enseñanza elemental francesa preparándose para proseguir sus estudios de enseñanza media. La regordeta Anaïs pertenece a un hogar de clase media en donde su padre casi siempre se encuentra ausente trabajando duro y su madre con su salud deteriorada desea que su hija siga una dieta para ser físicamente más atractiva y no llegar a ser tan obesa como ella. Por su parte, la estilizada Emma proviene de un hogar de superior clase social conformado por padres profesionales; con un nivel de bienestar asegurado eso le permite carecer de mayores preocupaciones.
En el colegio queda ilustrada la relación que mantienen con los compañeros de clase como así también con los profesores siendo lo más importante para ambas lograr aprobar los exámenes para no tener que repetir el año escolar. En esa etapa adolescente comienzan a surgir las primeras emociones sentimentales con la revelación sexual; asimismo, como no puede ser de otro modo en esta era digital, ellas pasan parte de su tiempo adheridas a sus celulares.
Considerando los acontecimientos violentos acaecidos en Francia, especialmente con el asesinato de 12 personas en las oficinas del semanario Charlie Hebdo en enero de 2015, es interesante apreciar el sentimiento de los alumnos; en tal sentido Anaïs sostiene la necesidad de no condenar a la gente corriente de la comunidad musulmana por los actos cometidos por extremistas islámicos. Otro aspecto importante es la reacción que se manifiesta en los respectivos hogares de estas amigas frente al resultado de las elecciones de 2017; mientras que en el de Emma están satisfechos de que Marine Le Pen haya sido vencida, en cambio en el de Anaïs la respuesta es menos entusiasta con la elección de Emmanuel Macron.
A medida que el tiempo transcurre y el ciclo secundario está por finalizar se va perfilando la orientación de lo que cada una de ellas desea encarar en el futuro. Anaïs, sin duda la más madura de las dos por la dura experiencia vivida con su madre en coma a quien debe atender, piensa en una profesión en la que pueda cuidar a niños y a ancianos desvalidos. Emma, en cambio encuentra que su vocación es seguir la carrera de cine aprovechando que ha sido aceptada en una universidad de París, aunque eso motiva discusiones con su madre que no la quiere ver partir del hogar.
Es así que se llega a la melancólica escena de la despedida de las dos amigas dado que AnaÏs seguirá su programa de estudios en Limoges en tanto que Emma lo hará en la capital de Francia. Sería interesante saber cuál es el resultado que cada una de ellas ha logrado desde 2018 hasta el presente y sus responsabilidades como seres adultos. De todos modos lo importante a destacar es que Lifshitz ha obtenido un excelente retrato del proceso de madurez de estas jóvenes.
FALLING. Canadá-Gran Bretaña-Dinamarca, 2020. Un film escrito y dirigido por Viggo Mortensen. 112 minutos. Disponible en las plataformas digitales Apple TV app y Telus
Viggo Mortensen se ubica por primera vez detrás de la cámara e igualmente participa como actor en Falling enfocando la extremadamente dificultosa relación existente entre un abnegado hijo y su brutal padre.
John (Mortensen) es un piloto californiano que trae a su hogar de Los Ángeles a su longevo padre Willis (Lance Henriksen) quien viviendo en una zona próxima a Chicago ya no se encuentra en condiciones de seguir explotando la granja que posee por estar afectado de demencia senil; el propósito del traslado es para que su padre venda su propiedad y resida en un hogar cerca de su hijo. Desde el momento en que arriba a la casa de John, fuertes resentimientos del anciano afloran al demostrarle el menosprecio que siente por su homosexualidad. John, que vive en pareja con su noble marido Eric (Terry Chen) y la pequeña hija adoptiva Monica (Gabby Velis), debe tolerar los exabruptos de su progenitor quien además de mostrar la fachada de un hombre extremadamente homófobo es además un individuo racista y misógino.
Retrocediendo la acción hacia el pasado el joven Willis (Sverrir Gudnason) asoma en principio como buen esposo de Gwen (Hanna Gross), aunque su temperamental machismo conduce a que ella termine alienada y se separe. Por su parte, John recibe durante su infancia el afecto de su padre pero ese sentimiento se deteriora por completo cuando en su etapa de crecimiento sale a relucir su orientación sexual.
La interpretación de Mortensen es inobjetable como el hijo que dueño de gran paciencia y tolerancia resiste los agresivos insultos de su progenitor teniendo en cuenta su endeble condición física. La gran revelación es Henriksen que si bien actuó en películas de relativa importancia aquí se lleva las palmas en su primer rol protagónico; el actor deslumbra caracterizando de manera intensa y realista a un individuo completamente intolerante, abusivo y virulento que lanza su ponzoña apelando a un lenguaje vulgar, soez y en ciertos momentos escatológico. En un papel de apoyo se luce Laura Linney animando a la adulta hermana de John.
Mortensen como realizador evidencia una remarcable sensibilidad en su conmovedor relato; la única objeción es la forma en que está estructurado al recurrir con demasiada frecuencia a los flashbacks donde las idas y vueltas temporales distraen un poco la debida atención. De todos modos, su ópera prima deja una favorable impresión permitiendo que el espectador se involucre en el drama vivido por sus dos personajes centrales. En los factores técnicos de producción es muy buena la fotografía de Marcel Zyskind así como la música compuesta por el director.
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