TJFF 2021
TJFF 2021
Crónica de Jorge Gutman
El Toronto Jewish Film Festival (TJFF) inicia su 29ª edición el 3 de junio y proseguirá hasta el 13 de junio inclusive. Nuevamente este año las exhibiciones serán efectuadas exclusivamente en línea para toda la provincia de Ontario.
La selección de 2021 comprende 63 producciones canadienses e internacionales de contenido judío que incluyen drama, comedia, documentales, películas de archivo y cortometrajes.
El film de apertura es el documental Shelter (Canadá) en el que el director Ron Chapman valiéndose de importante material de archivo, fotos y dramáticas recreaciones ilustra la experiencia vivida por refugiados judíos que escapando la persecución religiosa en Europa arriban a Toronto; superando la discriminación inicial que tuvieron que afrontar en un principio llegaron a convertirse en visionarios empresarios que contribuyeron para que esta ciudad llegara a ser una de las más importantes de América del Norte. La muestra se clausurará con The Specials (Francia-Bélgica) de Éric Toledano y Olivier Nakache, una comedia dramática de hondo contenido humanista protagonizada por Vincent Cassel y Reda Kateb.
A continuación se ofrece un breve comentario de ocho películas programadas. Una de ellas es Asia (Israel), una notable ópera prima de la guionista y directora Ruthy Pribar, cuyo tema se centra en la dificultosa relación establecida entre Asia (Alena Yiv), una enfermera de 35 años expatriada de Rusia viviendo en Jerusalén, y su hija Vika (Shira Hass) de 17 años; esa situación se altera cuando la joven comienza a padecer una enfermedad terminal; frente a esa dolorosa situación queda manifestado el sólido vínculo materno-filial a través de conmovedoras escenas. Por su excelente dirección y remarcables interpretaciones este drama recibió en Israel varios premios, incluyendo el mejor film de 2020, la mejor realización (Pribar), mejor actriz principal (Yiv) y mejor actriz de reparto (Hass).
En Lune (Canadá) los realizadores Aviva Armour-Ostroff y Arturo Pérez Torres abordan el delicado tema de la bipolaridad. En una caracterización fascinante la directora Armour-Ostroff asumiendo el rol protagónico se sumerge por completo en el personaje de Miriam, la persona afectada de ese trastorno mental. Ella es una mujer judía sudafricana que habita en Toronto con su hija adulta Elisa (Chloe Van Landschoot) quien debe lidiar con la enfermedad de su madre. Dado que la acción se desarrolla en 1994, donde las elecciones de Sudáfrica proclamarán a Nelson Mandela como presidente, Miriam como ardiente partidaria del líder que luchó contra el apartheid decide trasladarse a su país natal para votarlo aunque no dispone de dinero alguno para efectuar el viaje, invitando a Elisa y a su novio (Vlad Alexis) para que la acompañen; a todo ello, en medio de su delirio también planea transformar su departamento en un albergue de refugiados. No obstante, que el público asiste a algunas instancias graciosas producidas por el estado maniático de esta mujer, los directores han tratado el tema con sutileza evitando que un tópico tan serio origine una comedia hilarante. Lo que en cambio enfatiza es cómo Elisa, con el gran sentimiento de amor que siente por su madre, debe tolerar su errática conducta.
Pocas veces el cine ha tratado el desorden bipolar en forma tan profunda como lo que aquí se aprecia. Además de la muy buena puesta escénica de ambos realizadores, la película se valoriza grandemente por la magistral interpretación de Armour-Ostrof quien transmite completa autenticidad en los frecuentes y extremados cambios anímicos que vive su personaje. Este excelente film canadiense merece la máxima recomendación, sin condicionamiento alguno.
En los créditos iniciales del emotivo documental Alone Together (Israel) se menciona que los bebés recién nacidos además de la necesaria alimentación que les debe ser provista necesitan sentir el contacto humano que les prodigue cariño y protección. En consecuencia resulta encomiable contemplar la humana labor desplegada por Ravit Reichman; esta mujer soltera de 49 años, además de desempeñarse como cocinera en un centro de comidas de Tel Aviv, dedica el resto de su tiempo a cuidar a pequeñuelos abandonados por sus padres. De vocación maternal, Ravit lamenta no haber podido tener hijos debido a que razones de salud la forzaron a someterse a una histerectomía; es así que vuelca sus esfuerzos participando en una Asociación de Voluntarios cuyo objetivo es brindar ternura y amor a infantes indefensos. Las directoras Kineret Hay-Gillor y Maya Tiberman ofrecen un honesto retrato de Ravit quien como devota voluntaria al servicio de una causa tan noble demuestra la importancia que tiene la conexión humana en los diferentes estadios de la vida y sobre todo en el momento de nacer.
El documental We were the others (Israel) de la realizadora Hadas Ayalon recuenta la historia del movimiento homosexual israelí en la década de los 60 donde en ese país la diferente orientación sexual además de haber sido considerada como una enfermedad mental penalizaba severamente a quienes osaran transgredir las disposiciones legales prohibiendo las relaciones íntimas entre personas del mismo sexo. A través de las entrevistas realizadas a seis hombres gays, entre ellos el de un oficial del ejército israelí forzado a dejar su cargo, Ayalon expone cómo ellos debían actuar clandestinamente en sus encuentros sexuales al no poder hacerlo abiertamente. Eso cambió sustancialmente a mediados de los años 70 cuando la comunidad homosexual se manifestó públicamente en defensa de sus legítimos derechos. Los comentarios efectuados por los entrevistados son complementados con material de archivo y clips de films del realizador Amos Guttman, quien es considerado como uno de los pioneros y decidido defensor del movimiento gay.
Es loable el propósito del realizador Giulio Base en querer resaltar la importancia de mantener viva la memoria de la Shoa en los jóvenes de la actual generación; sin embargo las buenas intenciones de A Starry Sky Above the Roman Ghetto (Italia) no logran implementarse satisfactoriamente.
Los créditos iniciales recuerdan el sábado negro del 16 de octubre de 1943 acaecido en Roma cuando las fuerzas nazis invadieron los hogares judíos capturando 1259 personas de las cuales 200 eran niños. Trasladando la acción a la época actual en la capital de Italia se observa a la adolescente Sofía (Blanca Panconi) quien encontrándose en el ático de su hogar revisando el interior de una vieja valija comprada de segunda mano encuentra la foto de una niña y una carta dirigida a Sarah Coen. A través de flashbacks se sabe que esa pequeña era judía y separada de sus padres cuando fueron enviados a Auschwitz por la Gestapo; gracias a la noble acción de una novicia la niña pudo ser ocultada en un convento y salvar su vida. De allí en más, Sofía logra convencer a algunos compañeros del liceo y a otros estudiantes del colegio hebreo para que la acompañen a determinar qué es lo que aconteció con Sarah y tratar de ubicar su paradero; paralelamente, con este grupo Sofía decide montar una pieza de teatro recreando los tristes acontecimientos del pasado.
Aunque el juvenil elenco inyecta entusiasmo a esta aventura detectivesca imbuida de tolerancia interreligiosa, el problema del film reside en su guión nutrido de coincidencias y situaciones inverosímiles que no terminan de cuajar; a ello se agrega un desenlace complaciente que carece credibilidad y es forzadamente sentimental.
Remarcablemente escrito y dirigido por Maya Sarfati, el documental Love it was not (Israel-Austria) gira en torno del romántico vínculo mantenido en 1942 en el campo de concentración de Auschwitz entre la joven prisionera judía Helena Citron y su captor nazi, el jerarca Franz Wunsh; gracias a esa relación él logró salvarle la vida al igual que la de su hermana Roza. Cuando al finalizar el sangriento conflicto bélico los caminos de ambos se bifurcan, el destino los reúne nuevamente en 1972; eso se debe a que Helena, ya casada y con familia viviendo en Israel, recibe una carta de la esposa de Wunsh solicitándole que viaje a Viena para actuar en defensa de su ex amante que es sometido a juicio por los crímenes cometidos durante la guerra. Como un acto de gratitud por haber tenido la posibilidad de continuar viviendo y formar un hogar, Helena no duda en acudir al juicio aunque su conducta es objetada por quienes consideran que su gesto de lealtad hacia Wunsh la califica como colaboradora del nazismo. El público asiste a un apasionante documental de supervivencia donde lo que relata más se asemeja a una historia de ficción que a un hecho realmente acontecido.
Otro excelente film es Here We Are (Israel-Italia) que se centra en el extraordinario lazo existente entre un padre y su hijo. El director Nir Bergman presenta a Aharon (Shai Avivi), un hombre divorciado que dejó de lado su carrera artística para dedicarse de lleno a Uri (Noam Imber), su joven hijo autista; sin embargo su ex esposa Tamara (Smadi Wolfman) cree que Uri necesita asistencia en una institución especializada donde además de socializar con gente de su misma condición pueda adquirir la autonomía necesaria para desempeñarse en la vida. A la postre, un viaje de Aharon y el muchacho a lo largo del territorio israelí permitirá que ambos adquieran un proceso de madurez a través de esa mutua coexistencia. Con gran sensibilidad el director efectúa una excelente descripción de estos dos personajes que caracterizados con completa convicción por Avivi e Imber permiten la inmediata empatía del espectador.
El antisemitismo que lamentablemente se ve acentuado en varias regiones del mundo es abordado en The Un-Word (Alemania), un film de ficción dirigido por Leo Khasin.
La acción se desarrolla en Berlín en un establecimiento de enseñanza media donde la profesora Annika Ritter (Anna Bruggemann) debido a un incidente producido convoca una reunión de urgencia requiriendo la presencia de los padres de tres alumnos. El motivo se debe a que Max (Samuel Benito), un estudiante judío de 15 años, habiendo sido acosado e insultado con epítetos antisemitas por algunos de sus compañeros de aula, hiere a dos de ellos: el palestino Karim (Oskar Redfern) y el iraní Reza (Victor Kadam). En ese encuentro presidido por la inspectora del distrito local (Iris Berben) se encuentran presentes los padres del inculpado ((Thomas Sarbacher y Ursina Lardi), el director de la escuela (Devid Striesow) y el conserje del establecimiento (Florian Martens). Con el propósito de juzgar la actitud de Max, la inspectora trata de encontrar una solución al problema generado y de imponer el orden a medida que los ánimos se van encendiendo entre los asistentes. En lugar del drama el realizador optó por una buena comedia satírica donde la sangre nunca llega al río; así, mediante la sonrisa este film reivindica la comprensión y tolerancia entre quienes profesan diferente credo y sobre todo predica por encontrar un lenguaje común para combatir el odio generado por el racismo antisemita.
Información acerca de la completa programación, horarios de difusión y la obtención de entradas para visionar las películas se obtienen recurriendo al sitio tjff.com
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