IL ÉTAIT UNE FOIS DANS L’EST. Rusia, 2019. Un film escrito y dirigido por Larisa Sadilova
IL ÉTAIT UNE FOIS DANS L’EST. Rusia, 2019. Un film escrito y dirigido por Larisa Sadilova
Por Jorge Gutman
Después de su estreno mundial en Cannes en 2019 ahora se puede juzgar Il était une fois dans l’Est de la directora y guionista Larisa Sadilova, cuyo tema se centra en la relación adúltera de dos personas, cada una de las mismas respectivamente casadas.
La directora y guionista Larisa Sadilova ubica la acción en el tranquilo pueblo de Trubchevsk -al suroeste de Moscú- donde reside Anna (Kristina Schneider) con su esposo Yury (Yury Kiselev), su hijita pre púber y su entrometida suegra. Ella se dedica a tejer guantes y bufandas para revenderlas en un negocio de Moscú; por esa razón su marido periódicamente la acompaña hasta la estación de buses creyendo que ella siempre viaja directamente a la capital de Rusia. Pero la realidad es diferente porque a medio camino, Anna desciende del ómnibus donde la aguarda su amante camionero (Egor Barinov) -cuyo nombre nunca es mencionado- que además vive al lado de su casa con su esposa Tamara (Maria Semyonova) y un hijo adolescente. Los sucesivos viajes de los amantes en el camión son amenizados con paradas para comer y alternar estos encuentros en una habitación de algún hotel de la ruta para amarse sin interferencia alguna.
Anna cree que ha llegado el momento de decirle a su cónyuge lo que está sucediendo y cuando ya está decidida a hacerlo en una reunión de familia festejando el año nuevo, se arrepiente y calla. El camionero por su parte promete a su amante que también le hará saber a Tamara que está enamorado de otra mujer pero esa promesa se va postergando indefinidamente.
La verdad sale a relucir cuando Yury descubre el affaire lo que obliga a Anna a dejar su hogar para residir en una vivienda ubicada en un lugar perdido del mapa que su amante le ha procurado y que pertenece a una parlanchina anciana de 83 años. Al poco tiempo Tamara también se impone que su marido la engaña con Anna pero aunque enojada pareciera aceptar la situación creyendo que él no la seguirá viendo, además ella le pide que lo más conveniente es mudarse del lugar donde están viviendo. El adulterio concluye cuando Anna, sintiéndose aislada donde vive, al estar convencida que su amante nunca dejará a su esposa retorna a su hogar para nuevamente convivir con su esposo e hija.
La infidelidad aquí presenciada nunca alcanza verdadera envergadura dramática como por ejemplo acontecía con el excelente film La femme d’ à côté (1981) de François Truffaut donde se asiste al vínculo pasional de dos ex-amantes viviendo en casas vecinas con sus respectivos cónyuges. En la película de Sadilova la relación de los adúlteros esposos carece de la intimidad necesaria como así tampoco es lo suficientemente romántica. De todos modos, sin mayor grandilocuencia y con total sencillez, el film se deja ver por la sólida actuación de Schneider, a pesar de que no resulta fácil simpatizar con su personaje; en tal sentido habría sido interesante que la directora en su condición de guionista incluyera alguna faceta de la relación de Anna con su marido a fin de comprender mejor qué es lo que la ha impulsado a serle infiel. En el reducido elenco igualmente se destaca Kiselev como el patético marido decidido a perdonar a su mujer, en tanto que Barinov y Semyonova se desempeñan correctamente.
La realizadora someramente ilustra a la gente del pequeño pueblo donde todo el mundo se conoce; con todo, cabe admitir que resulta agradable comprobar la alegría de sus habitantes celebrando con música y canciones el 75° aniversario de la liberación de los alemanes nazis.
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LE GUIDE DE LA FAMILLE PARFAITE / THE GUIDE TO THE PERFECT FAMILY. Canadá, 2021. Un film de Ricardo Trogi. 102 minutos
Repitiendo el éxito logrado en 2015 con Le Mirage, el dúo integrado por el director Ricardo Trogi y el actor y guionista Louis Morissette brinda una comedia dramática sobre la educación de los hijos que además de estar muy bien lograda adquiere resonancia más allá de la provincia de Quebec donde transcurre la acción.
Martin (Morissette) es un cuadragenario casado con Marie-Soleil (Catherine Chabot) y padre de Mathis (Xavier Lebel), un niño de cinco años; en su hogar también convive Rose (Émilie Bierre), su hija de 17 años, que es producto de su matrimonio precedente con Caroline (Isabelle Guérard) de quien se había divorciado. En principio se asiste a la imagen de una familia ideal donde Martin mantiene una armoniosa relación con su actual esposa, tiene un buen trabajo como ejecutivo en una compañía en la que aspira a lograr una promoción, al propio tiempo que se encuentra muy orgulloso del excelente puntaje que obtiene Rose en su último año de enseñanza media.
Gradualmente se observa que en la educación de sus hijos se asiste a un doble estándar. Mientras que Marie-Soleil adopta una actitud condescendiente con Mathis quien se comporta agresivamente, Martin dista de prestar mayor atención al niño para concentrarla en Rose donde aguarda que ella se distinga no solo en sus estudios sino también en las diferentes actividades extracurriculares. Claro está que esa misma conducta la asume en su trabajo cotidiano donde el joven Pierre-Luc (Jean-Carl Boucher), uno de sus empleados, no está dispuesto a recibir la presión que le impone.
El disparador de la trama, muy bien esbozada por Morissette con la colaboración de François Avard y Jean-François Léger, se produce cuando Rose comete una grave falta en la escuela por la cual es suspendida por el resto del período escolar y solamente se le permite que rinda los exámenes finales. Ese motivo constituye un golpe muy fuerte para Martin provocando que la relación con su adorada hija comience a ser afectada.
La situación expuesta permite que se logre una total empatía con el atribulado papá; por un lado es comprensible que Martin, viviendo en la sociedad contemporánea obsesionada por el éxito, desea que Rose triunfe en todo lo que encara; pero por otra parte, en su voluntad de lograrlo no tiene en cuenta que su actitud de involuntaria sobreprotección puede acarrear consecuencias negativas; así, a pesar del continuo contacto mantenido con su hija, él no ha reparado hasta qué punto Rose se encuentra en un estado de profunda depresión que trata de combatir acudiendo al empleo indiscriminado de pastillas antidepresivas.
No obstante su trasfondo dramático el cineasta logra amenizar el relato mediante algunas divertidas escenas sazonadas con sabrosos diálogos. Evitando cualquier mensaje moralizador Trogi no pretende ofrecer un manual sobre el comportamiento de la familia ideal sino ilustrar a través de la relación filial, las dificultades que conlleva el llegar a ser un padre perfecto.
Esta historia adquiere completa autenticidad gracias a la dinámica realización, su estupendo guión y la excelente prestación de sus dos protagonistas. Morissete transmite plenamente los diferentes estados emocionales de su personaje incluyendo la ansiedad, frustración, patetismo y ternura así como la falibilidad inherente de todo ser humano; por su parte Bierre es sumamente expresiva como la joven que en el complejo proceso de transición de la adolescencia hacia la etapa adulta de su vida experimenta la angustia al no haber satisfecho las esperanzas que su padre aguardaba de ella. En roles de apoyo además de la participación de Guérard y de Boucher, igualmente se distinguen Gilles Renaud y Alexandre Goyette.
He aquí un notable film canadiense que deja suficiente espacio para que el público reflexione sobre su contenido.
CHACUN CHEZ SOI. Francia, 2020. Un film de Michèle Laroque. 83 minutes
No siempre es posible lograr una buena comedia; en todo caso el comentario viene al caso porque Chacun Chez Soi además de no conformar es uno de los filmes más endebles que dentro del género haya brindado el cine de Francia. Sin lugar a dudas, el segundo trabajo como realizadora de la actriz Michèle Laroque, quien además lo interpreta, no enriquecerá su currículum.
El guión de Laroque escrito con Julien Colombani presenta al matrimonio integrado por Yann (Stéphane de Groodt) y Catherine (Laroque), una pareja de mediana edad cuya vida conyugal ha transcurrido plácidamente, siendo padres de dos hijas adultas que no viven con ellos. Dado que Yann ha vendido la empresa que tenía con el propósito de jubilarse, de algún modo la vida de ambos ha cambiado; eso se debe principalmente porque él de manera obsesionada destina la mayor parte del día a cuidar sus bonsáis, por lo que su mujer se siente un poco aislada a la vez que celosa.
La rutina cotidiana se altera cuando Anna (Alice de Lencquesaing), la hija mayor de 27 años, llega con su novio Thomas (Olivier Rosemberg) a visitarlos y Yann les ofrece albergue temporal dado que el joven perdió su empleo de agente de viajes, además del lugar en que habitaban. Aunque lo disimula muy bien, a Catherine esta invitación no le hace mucha gracia porque presume que la existencia apacible que llevaba se verá alterada.
La supuesta chispa del relato consiste en ilustrar algunas tretas que la dueña de casa -asesorada por su amiga Mylène (Laurence Bibot)- utiliza para fastidiar subrepticiamente a sus invitados a fin de que éstos se encuentren obligados a marcharse lo antes posible; sin embargo, eso es expuesto de manera caricaturesca con la intención de divertir, aunque solamente lo logra en escasos momentos dado que los gags empleados son en su mayor parte anodinos y sin gracia. A todo ello, el libreto incorpora varias situaciones que no solamente distraen sino que restan continuidad al problema central planteado.
Resulta intrigante saber la razón por la que el elenco de esta comedia decidió participar en la misma dado que lo expuesto se asemeja a un mediocre sitcom televisivo. En suma, la correcta interpretación de los actores de ningún modo compensa las falencias de un fútil guión nutrido de pobres diálogos y narrado sin mayor imaginación; todo ello concurre a que esta fallida comedia resulte fácilmente olvidable.
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