Comienzan los Juegos de la diversidad
Comienzan los Juegos de la diversidad
Una pareja se toma una foto frente a los Anillos Olímpicos (foto: EPA)
Bajo ese lema se pusieron en marcha en medio de una pandemia
TOKIO, 23 JUL – Los Juegos Olímpicos de Tokio ya están en marcha con disciplinas que iniciaron sus torneos, aunque la ceremonia oficial de apertura se produjo este viernes para inaugurar una edición condicionada por la pandemia que pretende ser recordada como la de la diversidad y la inclusión.
Esa ese el lema de estos Juegos, los primeros de la historia a puertas cerradas y en los que la tecnología 5G hará irrupción y cobrará especial relevancia debido a la situación sanitaria que atraviesa Japón.
Desde que Tokio ganó la elección para albergar por segunda vez una cita olímpica, el Comité Organizador aceptó el compromiso para que estos Juegos, que debían haberse celebrado hace un año, representen una oportunidad única para abrazar la igualdad.
Tokio aspira a marcar un hito en lo que hace a esa diversidad ya sea de raza, sexo o religión bajo el lema “Conoce las diferencias y muestra las diferencias”.
Yoshimura Mikiko será el encargado de la oficina dedicada a promocionar esa consigna y destaca: “Como país insular, Japón no tiene una gran variedad en su población y por eso estos Juegos representan una oportunidad única de promover la diversidad fronteras adentro”.
“Y eso comienza con la propia organización”, agrega al explicar que, con ese mismo criterio, los empleados que trabajan en la maquinaria olímpica proceden de 370 empresas distintas y de 28 países.
“Para muchos trabajadores japoneses esta es la primera oportunidad que tienen de trabajar al lado de tantos extranjeros, creando un ambiente internacional y un modo distinto de preparar los Juegos”, afirma.
“Nuestros trabajadores pueden aprender mucho de este intercambio y acumular una rica experiencia en ese sentido”, completa.
Los Juegos de Tokio contemplan distintas iniciativas relacionadas con los derechos de la comunidad LGBT.
“Vivimos en un mundo distinto, para nada homogéneo y las diferencias entre nosotros abarcan áreas muy vastas. Aceptar las diferencias y respetarlas favorece la convivencia pacífica y la prosperidad”, explica.
“Esta es la esencia misma de los valores olímpicos y paralímpicos y no hay dudas de que el deporte tiene que contribuir también a alcanzar esos objetivos. Ojalá que estos Juegos sirvan para instalar en la sociedad japonesa el concepto de diversidad e inclusión y sienten raíces”, completó.
Un ejemplo de esa diversidad e inclusión lo encarna el equipo olímpico de refugiados, que ya desembarcó en Tokio y aspira a ser el Norte de quienes atraviesan por su misma situación en todos los rincones del planeta.
“A todos los refugiados les digo que observen nuestros casos y no dejen jamás de creer en el futuro”, explica Dorian Keletela, velocista de 22 años que se fugó de Congo y participa gracias al programa impulsado por el Comité Olímpico Internacional (COI).
Es la segunda edición del equipo de refugiados que compite bajo la bandera olímpica, como lo hizo en Río 2016, donde hicieron su estreno atletas que escapan de la guerra y la violencia en sus países.
En esta ocasión son 29 los que lo integran procedentes de 11 países y que competirán en 12 disciplinas. En la ceremonia inaugural desfilarán detrás de Grecia, cuna de los Juegos que estará representada por 206 deportistas.
Muchos de los que integran el equipo de refugiados proceden de países como Sudán, Siria, Eritrea, Irán o Afganistán, lacerados por las guerras que obligaron a tantos a emigrar para salvar sus vidas.
Tal es el caso de Masomah Ali Zada, una ciclista afgana de 25 años que debió emigrar a Francia: “Aprendí a andar en bicicleta a los 8 años cuando vivíamos en Irán. Cuando regresé a Kabul, años después, todo era distinto”, asegura.
“Las chicas no podían salir de su casa y si las veían andando en bicicleta se las rompían y eran castigadas. Siempre nos decían que las mujeres no éramos capaces de hacer esas cosas y por eso el hecho de que yo esté hoy aquí es un ejemplo para todas esas niñas reprimidas”, agrega.
Jamal Abdelmaij Mohammed llegó desde Darfur y afirma que su inspiración es el semifondista Lopez Lamong, sudsudanés que se nacionalizó estadounidense y fue abanderado por su país de adopción en los Juegos de Pekín 2008.
“El es mi modelo a seguir y yo también quisiera ser una inspiración para otros refugiados del mundo para que no se dejen vencer por su sufrimiento”, aclara.
Ambos, como tantos otros, desfilarán con orgullo y esperanza el viernes en la breve y sobria ceremonia inaugural de los Juegos en un Estadio Olímpico que lucirá semivacío por efecto de una pandemia que continúa haciendo estragos también en Japón.
Ceremonia en la que estará presente el emperador Naruhito, que pronunciará el tradicional discurso inaugural que se anticipa tan breve como la propia ceremonia.
El único presidente presente de un país del G7 en Japón será el francés Emmanuel Macron, uno de los 18 representantes de los gobiernos, mientras que por Estados Unidos concurrirá la primera dama, Jill Biden.
Se desconoce aún la identidad del último estafeta que trasladará la antorcha olímpica (cuyo recorrido también debió ser modificado por efecto del Covid-19) hasta el pebetero del estadio.
Ante el habitual hermetismo, hay quienes especulan que serían un hombre y una mujer los encargados de esa misión para fortalecer la igualdad de género que aspiran a profundizar estos Juegos.
“Será una ceremonia muy sobria y estéticamente muy japonesa”, anticipó el veneciano Marco Bolich, a cargo de la coreografía de la misma, que tendrá más atletas (alrededor de 11.000) que público en las gradas (apenas un millar de selectos invitados especiales), manteniendo la distancia social que imponen estos tiempos.
La cuenta regresiva ya está en marcha y todos apuestan por el éxito de esta cita que pretende convertirse en una luz de esperanza al final del túnel que atraviesa la humanidad y a pesar de la resistencia de la propia población japonesa a celebrar los Juegos en medio de una pandemia.
“Tokio es la ciudad olímpica mejor preparada de todos los tiempos”, afirma el presidente del COI, Thomas Bach, uno de los más férreos defensores de estos Juegos que intentarán iluminar el camino luego de 15 meses de dolor y sacrificio para tantos.
Juegos que pretenden brillar con luz propia a pesar de las innumerables ausencias ilustres por razones de fuerza mayor y que intentarán disimular aquellos que salgan a pelear por las medallas o por la sola gloria de participar en una cita olímpica.
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