CRONICAS. Ángela, la Grande
CRONICAS. Ángela, la Grande
Por: Lucía P. de García
TORONTO. 19 Oct.- Ángela Merkel nació en Hamburgo en 1954, hija de profesora y pastor luterano. Creció en Templin, ciudad de la comunista RDA. Estudió ruso, química, física cuántica. Trabajó en la Academia de Ciencias de Berlín. En 1977 se casó con el físico Ulrich Merkel, cinco años después se divorció. En 1998 contrajo segundas nupcias con el químico Joachim Sauer. Conserva el apellido de su primer esposo. No tiene hijos. Tras la caída del Muro de Berlín, 9 de noviembre 1989, Alemania se unificó y Ángela debutó en la política con Despertar Democrático. Como miembro de la Unión Demócrata Cristiana (CDU) fue electa diputada. Helmut Kohl, Canciller Federal de Alemania, la designó primero Ministra de la Mujer y la Juventud, dos años después Ministra de Medioambiente y Seguridad Nuclear. En 2005 fue electa Canciller Federal de Alemania, convirtiéndose en la “mujer más poderosa del mundo”.
Eso no gustó a la élite política masculina. Su rival Gerhard Schröder la llamó “accidente de la historia”, otros opositores la calificaron con sarcasmo “Ángela la grande”. Putín la acogió en la rueda de prensa en Sochi, amedrentándola con su perro. Berlusconi la hizo esperar largamente antes de presentarse a su reunión. George W. Bush presionó con sus manos los hombros y la espalda de Ángela cuando estaba sentada a la mesa durante una cena, tiempo después le pediría disculpas. Trump la recibió en la Casa Blanca sin extenderle la mano.
Ella tomó con humor esas debilidades. Y como el sexismo se enrumbó a criticar sus peinados y sus escotes discretos, tras adoptar su clásica melena, pantalones y chaquetas, se dedicó a gobernar. Mediante acuerdos y coaliciones con otros partidos impulsó la igualdad de derechos laborales, mejoras de sueldos, reducción de la edad de jubilación. Auspició la participación de los hombres en el hogar reglamentando los permisos de paternidad, la crianza compartida de los hijos. Aludiendo valores cristianos y obligación a causa del Holocausto, recibió refugiados de Siria e Iraq. Combatió con eficiencia al Covid-19. Abanderó el movimiento antinuclear y el respeto a la naturaleza. Consolidó la unión de Alemania y la situó como potencia económica. Al liderar el G8 y el Consejo Europeo, consiguió la firma del Tratado de Lisboa, superar las crisis económicas de la región, vencer las amenazas de disolución de la Unión Europea. Alentó el acercamiento con los países de todos los continentes.
Cuando en septiembre dejó el importante cargo que ejerció durante 16 años, los líderes del planeta le despidieron como “Gigante ante hombres”, “Canciller del Clima”, “Líder del Mundo Libre”. El pueblo alemán despidió con lágrimas a su querida “Mutti” (mamita), la historia ya la registra con el título que le dieron sus opositores y más le hace justicia: “Ángela la Grande”.
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