MY ZOE. Gran Bretaña-Alemania-Francia, 2019. Un film dirigido y escrito por Julie Delpy. 93 minutos
MY ZOE. Gran Bretaña-Alemania-Francia, 2019. Un film dirigido y escrito por Julie Delpy. 93 minutos
Por Jorge Gutman
En su séptima incursión detrás de la cámara, la cineasta y actriz Julie Delpy deja de lado el género de la comedia para abordar un ambicioso drama psicológico.
En un guión que le pertenece, Delpy asume el rol protagónico animando a Isabelle, una destacada científica francesa radicada en Berlín quien a punto de divorciarse de su marido James (Richard Armitage), ambos comparten la tenencia de la adorada hijita Zoe (Sophia Ally). Esta primera parte enfatiza las dificultades que ella mantiene con su esposo para convenir los días y horarios de tener a su cargo a la niña como así también resalta el gran amor que ambos sienten por la encantadora criatura.
La tragedia asoma cuando Zoe experimenta un serio malestar que obliga a Isabelle a conducirla al hospital donde ella junto con su madre (Lindsay Duncan) y James se encuentran al lado de la pequeña atentos al desarrollo de su crítico estado. Cuando desgraciadamente la niña muere, el dolor de los padres es inmenso en donde Isabelle no puede resignarse a su pérdida.
De allí en más, Delpy introduce en su relato un giro inesperado. Tratando de vencer su desesperación, Isabelle como genetista planea recurrir a una experiencia inédita cuyo propósito es el de “resucitar” a su hija. Habiendo extraído furtivamente una muestra del tejido de Zoe, ella viaja a Moscú en donde contacta al doctor Thomas (Daniel Brühl), quien es un experto en fertilidad; Isabelle le solicita que realice un clonaje, es decir obtener una copia genética de Zoe, operación decididamente ilegal a la que en principio el médico se opone pero que por compasión finalmente accede a su pedido después de haber discutido el asunto con su mujer (Gemma Arterton) quien se muestra reticente.
Sería sumamente indiscreto revelar el modo en que esta historia prosigue aunque ciertamente no está de más anticipar el clima de intriga y suspenso que la realizadora genera en su original y convincente guión. Además de la sólida dirección, Delpy reafirma una vez más su talento de actriz como asimismo supo nutrirse de un homogéneo elenco, con especial distinción de la amorosa Sophia quien demuestra absoluta espontaneidad en el breve rol que le ha sido asignado.
Aunque la clonación de un ser humano es un tópico discutible que por el momento puede ser aceptado en el campo de la ciencia ficción, lo cierto es que más allá de las connotaciones éticas, el film genera la intriga sobre si acaso será posible en un futuro cercano lograr el doble de una persona tanto en lo físico como en lo emocional y psicológico. De todos modos, al margen de esta reflexión, cabe apuntar que Delby ha logrado un film conmovedor.
MASS. Estados Unidos, 2021. Un film escrito y dirigido por Fran Krantz. 107 minutos.
Un lacerante drama expuesto con encomiable profundidad es lo que Fran Krantz expone en Mass, su primer trabajo como realizador y guionista.
Lamentablemente dista de ser noticia la matanza que suele ocurrir en las escuelas de Estados Unidos, cuando un estudiante sin razón alguna penetra en las aulas y dispara a más no poder causando numerosas víctimas. Eso es lo que ha inspirado al novel cineasta para relatar una ficción aunque a todas luces pareciera que se está asistiendo a un documental.
El relato tiene lugar en una de las salas de una iglesia episcopal de Idaho en donde Jay (Jason Isaacs) y su esposa Gail (Martha Plimpton) se encuentran con Richard (Reed Birney) y su cónyuge Linda (Ann Dowd). Ambas parejas han perdido tiempo atrás a sus hijos y a pesar de los 6 años transcurridos, el duelo sigue persistiendo.
Gradualmente se llega a saber que Hayden -hijo adolescente de Richard y Linda- ha sido el responsable de haber asesinado en su escuela a varias personas en donde Evan – el vástago de Jay y Gail- ha sido una de las víctimas. Al principio de la reunión existe una sensación de incomodidad en los padres de Evan quienes sumamente doloridos desean saber de Richard y Linda la razón que asistió a su hijo de haber perpetrado semejante acto de violencia y minutos después suicidarse. Si bien Jay y Gail acordaron en no culpar a sus interlocutores del tremendo crimen, queda claro que a medida que la conversación progresa van surgiendo momentos de gran torbellino emocional; con todo, poco a poco los ánimos se irán calmando para ceder paso a la compasión, perdón y reconciliación mutua, que en esencia es una suerte de catarsis para que el duelo de ambos padres amengüe.
El relato que transcurre en tiempo real adquiere una autenticidad increíble con la cámara captando las reacciones de cada uno de los personajes a medida que la conversación se va desarrollando. Los gestos, miradas, movimientos corporales, los diálogos mantenidos y los momentos de silencio son admirablemente caracterizados por los 4 intérpretes donde resulta prácticamente imposible destacar a uno en particular; así Plimpton trasciende como la mujer tremendamente afectada por el dolor que asiste casi forzadamente a la reunión pero que luego comienza a ablandarse; Isaacs, como el marido que trata de contener la angustia de Gail resalta por su naturalidad; Dowd transmite plenamente la desazón de la madre del hijo asesino que hace lo máximo para compadecer y expresarle a Gail su gran pena ofreciéndole un ramo de flores; finalmente Birney aunque más recatado en su rol no deja de impresionar.
Aunque el film tiene todas las características de un teatro filmado, de ningún modo produce claustrofobia gracias a la excelente puesta escénica de Krantz. La historia imaginada por el realizador no ofrece respuestas concretas sobre las causas que conducen a la alienación de ciertos jóvenes convertidos en criminales. Sin embargo permite reflexionar sobre la tarea ardua que resulta para los padres conocer a fondo lo que acontece en la mente de sus hijos, sobre todo en la difícil etapa de la adolescencia; así, aparentemente sanos, tranquilos e inocentes, resultan emocionalmente perturbados lo que los insta para cometer una masacre.
Aunque la visión de Mass resulte muy dura, la inteligente forma en que el tema es tratado por el novel realizador basado en la riqueza de su soberbia escritura y la sobresaliente actuación de su elenco convierten al film en uno de los mejores del año en curso.
BERGMAN ISLAND. Francia-Bélgica-Alemania-Suecia, 2021. Un film escrito y dirigido por Mia Hansen-Love
En su reciente trabajo la destacada realizadora Mia Hansen-Love ubica la acción en la isla Faro, al norte de Suecia, en la que Ingmar Bergman pasó gran parte de su vida concibiendo sus obras maestras. Su guión se centra en la pareja americana integrada por Chris (Vicky Krieps) y Anthony (Tim Roth), quienes arriban a la mítica isla en procura de inspiración. Ella es una guionista y él un director de cine que ha sido invitado a presentar su reciente película y al propio tiempo ofrecer una clase maestra. En ese lugar tan especial la joven espera poder concretar su próximo guión en tanto que Anthony tratará captar el espíritu de Bergman para su próximo proyecto; así desde su comienzo esa presencia se hace sentir en la medida que en la confortable casa que les ha sido brindada durante su estadía, el dormitorio es precisamente donde el autor sueco rodó Escenas de un Matrimonio (1974).
En los encuentros mantenidos con turistas, isleños y fanáticos pareciera que no hubiera otro tema que el de Bergman y eso se ratifica con el tour “Safari Bergman” en el que una pintoresca animadora va mostrando y relatando los lugares de la isla en los que el director solía frecuentar.
Dejando a Bergman de lado, la directora contrasta la naturaleza egocéntrica de Anthony con la inseguridad reflejada en Chris, lo que trasluce cierta fragilidad en la relación conyugal. Cuando finalmente ella completa su guión se lo va relatando a Anthony y eso origina que el espectador asista a la historia propuesta. En la misma se introduce el personaje ficticio de Amy (Mia Wasikowska) quien llega a la isla para asistir a una boda; en la misma se encuentra con Joseph (Anders Danielsen Lie), un ex novio de su juventud por quien aún se siente atraída aunque él está comprometido con otra mujer; esos encuentros y desencuentros amorosos constituyen el tema central de la historia imaginada por Chris donde queda claro que Amy es su alter ego.
La película está bien filmada y correctamente actuada aunque de manera alguna logra conmover. Así el recurso utilizado de efectuar un film dentro de otro, que obra a manera de un juego de espejos entre la realidad y la fantasía, no alcanza a cobrar vuelo. Hilando finamente podría concluirse que la directora quiso ilustrar la dificultad que entraña el proceso creativo de un film, í como igualmente el latente celo profesional de Chris queriendo emanciparse de la figura paternal de su pareja, pero tal como está expuesto no existe la suficiente envergadura dramática capaz de emocionar y/o de empatizar con los personajes centrales, aunque curiosamente el ficcional de Amy cobra más vigor que el de Chris.
Globalmente considerado, Hansen-Love ha realizado un film honesto aunque intrascendente y fácilmente olvidable; no obstante eso no impide su visión, más no fuera por la visita turística efectuada al lugar que conquistó a Bergman, captada muy bien por la fotografía de Denis Lenoir y por echar una rápida mirada a algunos extractos de su excepcional filmografía.
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