Gabriel Boric asumirá la Presidencia de Chile al cumplir 36 años, siendo el mandatario más joven de la historia de su país y de Latinoamérica. Tras estar durante siete años en la Cámara de Diputados, el exlíder estudiantil llega al Palacio de la Moneda como el nuevo rostro de la izquierda de la región, catapultado por una alianza de partidos que contó con el respaldo de los exmandatarios Ricardo Lagos y Michelle Bachelet.

La irrupción de este nuevo liderazgo progresista detonó en comparaciones del presidente electo con otros políticos de la región, una cuestión que estos mismos aprovecharon. “Anoche salieron las multitudes en Chile. Ahora nos toca, ¡Colombia!”, escribió el candidato Gustavo Petro. “La victoria que has alcanzado es la del pueblo chileno y la compartimos los pueblos latinoamericanos”, opinó Pedro Castillo desde Perú.

Empero, las comparaciones son completamente imprecisas. Boric, Petro y otros líderes de izquierda “tienen coincidencias en sus objetivos, pero no en su historia política. Quieren superar el modelo neoliberal y hacer que el Estado sea más importante”, pero trazan caminos muy diferentes para conseguirlo, apunta el analista político chileno Patricio Navia.

Nacido en la región de Magallanes, tiene una agenda que pone el acceso a derechos en la base: condonación universal de las deudas estudiantiles y expansión de la educación pública, gratuita y de calidad; plantea un nuevo sistema de pensiones que ajuste las administradoras de fondos de pensiones (AFP) y aumente los ingresos de los jubilados, tiene las banderas del feminismo y el ecologismo y promete la revisión de las violaciones a los Derechos Humanos que se presentaron durante la dictadura de Augusto Pinochet y el estallido social de 2019.

El presidente electo traza una lucha contra el modelo neoliberal, un objetivo que también está en la agenda de otros políticos de izquierda, pero sus bases se constituyeron de una forma particular: en las calles presionando al Estado con el movimiento estudiantil.

Gabriel Boric y el centro

En medio de la campaña amoldó su discurso y se acercó al centro, una estrategia que le funcionó para conquistar al electorado moderado. Por ejemplo, pasó de apelar por el fin de las AFP a reclamar una reforma al sistema de pensiones, y en seguridad transformó su propuesta de refundar la policía de carabineros (la que vigila las protestas) a pedir que sea reformada.

“Es una izquierda diferente a la de otros procesos que se han dado en la región. Gabriel Boric es el único que decidió participar en debates para avanzar en una vía institucional: él ha tenido un proceso de evolución”, aclara Guillermo Holzmann, director de Analytyka Consultores.

Petro sólo llegó a la política tras militar en el terrorista M-19, ha ejercido cargos públicos durante 30 años y va por su tercer intento de llegar a la Casa de Nariño. El líder del Pacto Histórico habla de crear un sistema de educación pública, gratuita y universal y tener una renta por encima de la línea de la pobreza para los adultos mayores, pero también tiene en su agenda subir los impuestos solo a las 4.000 personas más adineradas de Colombia y cesar las concesiones para explotar petróleo. En contraste, Boric habla de un impuesto a los combustibles para fomentar la transición energética.

Pedro Castillo, el sindicalista que se convirtió en presidente, propuso una “economía popular con mercados” para Perú, revisar la inversión extrajera en el país y prohibir las importaciones. Este último punto es una convergencia en la agenda de Castillo y Petro, mas no está en el catálogo de planteamientos del presidente electo de Chile.

En tiempos de cambios para Chile, el mundo a Gabriel Boric, pero dar cabida a las comparaciones sin contexto puede llevar a la desinformación