PARALLEL MOTHERS / MADRES PARALELAS. España, 2021. Un film escrito y dirigido por Pedro Almodóvar. 123 minutos
PARALLEL MOTHERS / MADRES PARALELAS. España, 2021. Un film escrito y dirigido por Pedro Almodóvar. 123 minutos
Por Jorge Gutman
Un trabajo de Almodóvar siempre despierta expectativas y aquí el célebre manchego con su último opus satisface holgadamente lo que de él se aguarda. Combinando el tema del pasado oscuro de España con el de la maternidad, el realizador demuestra su fina sensibilidad para abarcar ambos problemas brindando una obra artística de elevado nivel.
Colaborando por octava vez con su venerado realizador la magnífica Penélope Cruz encarna a Janis, una experta fotógrafa madrileña de 40 años que habiendo conocido a Arturo (Israel Elejalde), un arqueólogo forense, le solicita que logre el permiso y financiamiento para reabrir una fosa común ubicada en su pueblo natal; en la misma se encuentran muchos esqueletos de republicanos, incluido el de su bisabuelo, que fueron asesinados por los falangistas durante la guerra civil que azotó a España. El vínculo inicial entre la fotógrafa y el arqueólogo se transforma en apasionado amor del cual Janis queda embarazada pero su vocación maternal la impulsa a ser una madre soltera, desligándose de Arturo puesto que él está casado con otra mujer.
De allí Almodóvar traslada la acción a la maternidad del hospital en el que se halla Janis donde en trabajo de parto, comparte la habitación con Ana (Milena Smit), una joven adolescente soltera que igualmente está a punto parir; así, a pocos minutos de distancia se produce el nacimiento de las criaturas de estas madres paralelas. El conocimiento casual producido entre ellas motiva a que poco tiempo después las dos queden unidas por un lazo fraternal que deviene más íntimo cuando Janis llega a descubrir algo muy importante que no conviene develar.
Con la excepción de su penúltima película Dolor y Gloria (2019) en la que Almodóvar ausculta los sentimientos que anidan en la psiquis masculina, en la mayor parte de su rica filmografía se constata su entrañable amor a la mujer compenetrándose en el alma de la misma; aquí, una vez más lo ratifica al describir magníficamente la psicología tanto de Janis, radiante en su felicidad maternal, como la de Ana que tratando de superar una depresión no se siente muy plácida por circunstancias vinculadas con su entorno familiar.
La fina escritura del realizador permite que el tema central se entronque nuevamente con el planteo inicial del relato en donde a través de un elemento común que es el del ADN -la información genética hereditaria de los seres humanos- se llega a proceder a la exhumación de los cadáveres enterrados en el pueblo de Janis. Apelando a la memoria histórica de su tierra el realizador rinde un sublime homenaje a quienes han sido masacrados por un régimen cruel y enterrados en tumbas comunes sin que sus deudos pudieran recuperarlos para ofrecerles una digna sepultura.
En los dos tópicos abordados Madres Paralelas ofrece conmovedores momentos a través de un melodrama de notable calidad, en parte agraciado por su magnífico elenco. Cruz, ratificando la química existente con Almodóvar, demuestra su indiscutible talento como la protagonista de este drama donde compone uno de sus mejores papeles de su fructífera carrera; por su brillante actuación es una de las 5 candidatas al Premio Oscar de Mejor Actriz del año. Asimismo es destacable la joven Smit quien se revela como una prometedora intérprete al haber transmitido con notable expresividad la vulnerabilidad de una joven que quedó embarazada como producto de una violación y que a través de un proceso de madurez logra despertar su instinto maternal. En papeles de apoyo se luce la simpatiquísima Rossy de Palma- otra asidua actriz de los films de Almodóvar- como la gran amiga de Janis y Aitana Sánchez Guijón caracterizando a la madre de Ana, una mujer que deja en segundo plano ese rol para anteponer en primer término su carrera teatral; en una breve aparición Julieta Serrano anima a la abuela de Janis.
En los factores técnicos de producción se distingue la cámara del director de fotografía José Luis Alcaine reflejando con calidez el lenguaje visual deseado por el realizador como asimismo queda resaltada la muy buena partitura musical del compositor Alberto Iglesias que ha sido nominada para el Oscar.
En esencia, combinando el nacimiento y la muerte con el pasado y su trágico legado con casi 100.000 desaparecidos, Almodóvar entrega un palpitante y emocionante drama que lo consagra como uno de los más remarcables realizadores del séptimo arte.
ON EST FAIT POUR S’ENTENDRE (Hear me out). Francia, 2020. Un film escrito y dirigido por Pascal Elbé. 92 minutos.
Después de haber incursionado en Tête de Turc (2010) y Je compte sur vous (2015), el popular actor francés Pascal Elbé nuevamente se ubica detrás de la cámara en On est fait pour s’entendre, cuyo guión le pertenece y también asume el rol protagónico. Típicamente esta comedia sin ser excepcional resulta placentera en la medida que está hecha con buen gusto, no hay situaciones inverosímiles y por trasuntar humanidad apelando a recursos honestos.
Elbé anima a Antoine, un profesor de historia de un liceo, cuya vida conyugal de 10 años naufraga cuando por razones de incompatibilidad su compañera (Julia Faure) decide dejarlo. Poniendo en su departamento la música a alto volumen, el ruido produce un notorio desagrado en Claire (Sandrine Kiberlain); ella es su vecina del piso inferior quien habiendo quedado viuda vive temporariamente con su pequeña hija Violette (Manon Lemoine) en el departamento de su hermana Léna (Valérie Donzelli) y su cuñado Julien (Antoine Gouy).
El punto de inflexión del relato se produce cuando Antoine pierde el sentido de la audición y se encuentra forzado a recurrir al uso de audífonos. Sintiéndose incapacitado por dicho problema él oculta su deficiencia con quienes le rodean con la única excepción de Francis (François Berléand), un gran amigo bonachón que es asimismo su colega en la escuela donde enseña.
A todo ello Claire está preocupada por su hijita que sufre de pesadillas y además permanece sin hablar debido a la repercusión psíquica causada por la muerte accidental de su padre. Quiere la circunstancia que se forje un acercamiento entre Antoine y la niña por lo que el mutismo de ella gradualmente desaparece. Sintiéndose reconfortada al ver que Violette se va recuperando gracias a su vecino, Claire adopta una actitud conciliatoria con Antoine que en última instancia desemboca en un vínculo romántico.
Simultáneamente Elbé agrega a su historia la relación de Antoine con su hermana Jeanne (Emmanuelle Devos), donde ambos deben lidiar con el estado de Alzheimer de su anciana madre Angèle (Marthe Villalonga).
El film se nutre de muchas escenas hilarantes que derivan del problema auditivo de Antoine. En la medida que el uso del dispositivo auditivo le amplifica el volumen que llega a molestarlo fuertemente, él trata de desprenderse del mismo cuando está interactuando con terceros. Es así que en la primera salida con Claire a cenar se producen situaciones jocosas cuando sin el aparato no alcanza a oír convenientemente lo que ella le está hablando. Algo similar acontece en una reunión de profesores donde él increpa a una colega (Claudia Tagbo) por un malentendido causado por su sordera.
Con un ritmo preciso y sin decaer en momento alguno el realizador extrae provecho de su guión en donde las historias de Claire, Antoine y la de éste con su hermana y su madre están satisfactoriamente cohesionadas. Con personajes bien desarrollados, Elbé ha reunido un homogéneo elenco para animarlos; comenzando por sí mismo, el realizador transmite convincentemente la fragilidad de un individuo afectado por su deficiencia auditiva y que prefiere callar su problema para no despertar compasión; el resto del reparto cumple acertadamente con cada uno de los roles asignados permitiendo que se cree una natural empatía con los mismos.
Imbuido de considerable dosis de ternura y sin complacencia alguna Elbé ofrece un divertimento capaz de entretener gratamente a la audiencia.
MI MEJOR AMIGA ANNE FRANK. Holanda, 2021. Un film de Ben Sombogaart. 103 minutos. Disponible en Netflix
Numerosos films han revivido la tragedia del Holocausto como así también las vicisitudes de Anne Frank a través de su emblemático diario. Sin embargo lo que no ha sido muy difundido es la relación mantenida entre Anne y Hannah Goslar; esta emotiva película del realizador Ben Sombogaart la expone adoptando el punto de vista de Hannah.
El guión de Marian Batavier y Paul Ruven, basado en el libro Memories of Anne Frank: Reflections of a Chilldhood Friend de la escritora americana Alison Leslie Gold, cronológicamente comienza en 1942 cuando la capital de Holanda está completamente ocupada por el ejército nazi. En ese entorno, la joven judía Hannah (Josephine Arendsen) de 12 años y Anne (Aiko Beemsterboer) de similar edad han llegado a ser íntimas amigas y ven transcurrir sus vidas plácidamente; cada una manifiesta sus sueños, inquietudes, el comienzo de la atracción hacia los chicos y otros aspectos característicos de quienes transitan la adolescencia. La situación se altera cuando observando el atroz trato que los alemanes dispensan a los que son judíos ellas cobran total conciencia de la gravedad de vivir en un ambiente invadido de violencia y muerte. Cuando un buen día Anne desaparece, Hannah cree que pudo escapar con su familia a Suiza, ignorando que en realidad ella y su familia lograron esconderse en el ático del edificio de la compañía de su padre.
Entretanto, debido a que la persecución de los judíos adquiere mayor intensidad, Vader Goslar (Roeland Fernhout) -el padre de Hannah- espera obtener los pasaportes que le permitan a él, su señora Mutti (Lotte Hellingman), próxima a dar a luz, la bebita Gabi y Hannah para trasladarse a Inglaterra en procura de poder estar a salvo de la atrocidad nazi. Sin embargo esa intención se malogra cuando los soldados del ejército alemán irrumpen en su hogar después de que Mutti fallece por ausencia de asistencia sanitaria en el momento del parto. Es así como Vader, Hannah y su hermanita terminan siendo deportados al campo de concentración de Bergen-Belsen; en ese tétrico lugar de exterminio Hannah rememora los momentos de felicidad vividos con su gran amiga del alma. Quiere el destino que en el mismo campo, pero en lugares diferentes se encuentren también Anne con su hermana Margot malnutridas y padeciendo de hambre.
Uno de los logros del film se debe a la muy buena descripción de sus principales personajes y la caracterización lograda por las jóvenes actrices existiendo entre ellas una singular complicidad. Beemsterboer da con el justo tono de la Anne vívida y de espíritu rebelde contrastando en personalidad con la más sosegada, tímida y tranquila Hannah que Arendsen caracteriza maravillosamente. Cuando la historia se aproxima hacia su desenlace se produce una escena de profunda emoción que es preferible no comentarla.
La dirección de Sombogaart es correcta no obstante que en su primera parte la narración no alcanza la suficiente fluidez para evitar que el ritmo aminore; sin embargo, esta observación no llega a afectar el resultado positivo de este buen drama resaltando la entrañable amistad y el despertar de la inocencia de Hannah y Anne.
Como es bien sabido, Anne muere en 1945 pocos meses antes de que la guerra concluyera; afortunadamente Hannah y su hermana lograron sobrevivir el Holocausto. Los créditos finales apuntan que Hannah emigró a Palestina para trabajar de enfermera; en la actualidad con sus 93 años de edad vive en Jerusalén, el lugar donde pudo reconstruir su vida con su marido médico, sus 3 hijos, 11 nietos y 20 bisnietos. .
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