UN MONDE / PLAYGROUND. Bélgica, 2021. Un film escrito y dirigido por Laura Wandel. 72 minutos
UN MONDE / PLAYGROUND. Bélgica, 2021. Un film escrito y dirigido por Laura Wandel. 72 minutos
Por Jorge Gutman
Encomiable labor es la emprendida por la novel directora Laura Wandel quien con notable aplomo aborda en Un Monde un muy preocupante tema que invita a meditar y reflexionar al finalizar su proyección.
El título más apropiado para este drama sería el de “un pequeño mundo” refiriéndose al universo escolar en donde niños indefensos son objeto de abusos emocionales y/o físicos.
El film comienza con una secuencia en donde se observa a Nora (Maya Vanderbeque), una niña de 7 años que se apresta a iniciar sus estudios primarios; ella se resiste a dejar a su padre (Karim Lekou) que la ha acompañado hasta la puerta del colegio; en tanto su hermano Abel (Günter Duret) de 9 años que también asiste al mismo colegio y se encuentra junto a ella, trata de resguardarla hasta que entra al aula. En un principio Nora le cuesta adaptarse al nuevo medio y es así que durante las horas de almuerzo, en los recreos o en actividades extracurriculares ella intenta estar al lado de Abel, aunque él la insta a permanecer con sus compañeros de clase.
Gradualmente la pequeña va adquiriendo mayor confianza en sí misma y comienza a sentirse más confortable al lograr hacerse de algunas amigas de su curso. El disparador del relato se produce cuando circunstancialmente ella contempla de lejos cómo la cabeza de su hermano es sumergida en el agua del inodoro del baño por otros alumnos del colegio. Cuando después del violento episodio Nora profundamente perturbada se acerca a Abel, él le ruega que no comente a nadie de la escuela ni tampoco a su padre el dramático incidente testimoniado porque de hacerlo las consecuencias podrían perjudicarlo aún más. En consecuencia Nora se encuentra en el conflictivo dilema de si realmente debe obedecer a su hermano o en cambio denunciar el hecho a su padre y a la escuela.
El grave drama del hostigamiento escolar es expuesto por Wandel con remarcable sobriedad y valiéndose de la impecable fotografía de Frédéric Noirhomme enfoca cuidadosamente el rostro de Nora quien transmite vivamente su enorme conflicto emocional por la forma en que se desarrollan los acontecimientos. A pesar de recibir el apoyo de una querida profesora (Laura Wandel), ella comprueba cómo los educadores y responsables de la escuela actúan pasivamente al considerar que lo que ocurre fuera del aula son situaciones propias de niños que juegan sin que alcancen mayor trascendencia.
Frente a ese código de silencio que pareciera imperar para que el escándalo no repercuta, esos frecuentes acosos escolares se podrían comparar con lo que ocurre en las prisiones de las cárceles entre algunos presos matones atacando a los más débiles sin que éstos puedan denunciarlos para no arriesgar sus vidas.
El perturbador retrato de ese mundo infantil, es altamente preocupante en la medida que el film no puede ni pretende ofrecer soluciones al “bullying”. Es así que la eliminación del miedo de parte de la víctima, así como una acción más enérgica por parte de los educadores y directores de escuela para seguir más de cerca lo que los alumnos realizan en sus momentos de recreación escolar, podrían atenuar el problema; a ello cabría agregar cuan importante es crear una empatía de los padres hacia sus hijos para que éstos no se sientan inhibidos de manifestar el malestar que experimentan cuando algo serio les ocurre en el colegio donde asisten.
En un relato que desemboca en un amargo desenlace, Wandel logra que su film adquiera la dimensión de un documental por el realismo que transmite en su narrativa; sin apelar a ninguna falsa nota, su contenido adquiere verídica dimensión en la selvática zona del patío escolar. Además de su impecable realización, la realizadora ha reunido un competente elenco encabezado por Vanderbeque y Duret quienes impresionan maravillosamente por la increíble naturalidad expresada en los roles protagónicos..
BARBAQUE. Francia, 2021. Un film escrito y dirigido por Fabrice Éboué. 87 minutos
En su quinta película como realizador, guionista y actor el cómico francés Fabrice Éboué aborda con negro humor un tema tabú que podrá satisfacer o no según sea la predisposición de cada espectador en la materia.
El guión coescrito con Vincent Solignac presenta a Vincent (Eboué) quien con su esposa Sophie (Marina Foïs) manejan una carnicería que se encuentra en serias dificultades financieras; para peor deben enfrentar las protestas de un grupo de vegetarianos que se oponen al sacrificio de animales y como revancha les destrozan parte del negocio.
El factor que origina el conflicto dramático de la historia se produce cuando manejando su coche, el matrimonio atropella en una ruta a uno de los veganos. Sin informar a la policía para evitar un posible arresto, resuelven llevar el cadáver a su domicilio y despedazarlo para así facilitar su posterior entierro; sin embargo cuando en plena tarea un pequeño pedazo de carne cae al suelo y es inmediatamente saboreado con placer por el perro hogareño, el matrimonio cambia de idea. Convirtiendo la carne humana en un jamón, la misma es vendida a sus clientes carnívoros haciéndoles saber que se trata de un puerco importado de Irán; de ahí en más se producen largas colas de los complacidos clientes para entrar a la carnicería y poder adquirir el delicioso manjar.
Viendo el gran éxito obtenido por ese golpe de suerte inesperado, la instigadora Sophie y el ejecutor Vincent resuelven salir a cazar indefensas víctimas con un filoso cuchillo y un fusil cargado, para matarlos, cercenar sus miembros tal como si proviniese del ganado vacuno para finalmente ser vendido a sus entusiastas clientes.
Es posible que esta muestra de cine macabro y perverso pueda deleitar a una audiencia que procura divertirse dejando de lado el contenido antropofágico de la corrosiva historia. Con todo, el canibalismo presenciado con miembros cercenados de cuerpos humanos y salpicaduras de sangre a doquier no deja de producir una sensación de profunda incomodidad. El humor negro ha sido considerado por el cine con gran éxito en Fargo de los hermanos Coen, Delicatessen de Jean Pierre Jeunet y Marc Caro, Mandibules de Quentin Dupieux e incluso un episodio de Relatos Salvajes de Damián Szifron, para mencionar algunos títulos; la diferencia estriba que en Barbaque el humor se descontrola y a medida que los asesinatos en serie se van repitiendo el efecto jocoso se diluye.
Dentro del marco de un relato que no siempre mantiene la necesaria fluidez, las actuaciones de de Eboué y Foïs son muy buenas a pesar de que no resulta posible empatizar con sus personajes.
THE BATMAN. Estados Unidos, 2021. Un film de Matt Reeves. 176 minutos
Varias han sido las versiones destinadas a ilustrar al célebre hombre murciélago de los comics; sin duda la trilogía ofrecida por Christopher Nolan ha sido remarcable exponiendo los sentimientos de Bruce Wayne, alias Batman, actuando como un hacedor de justicia. En esta nueva lectura que realiza Matt Reeves asistimos a un relato lúgubre, extremadamente sombrío pero que sin llegar al nivel de lo ofrecido por Nolan, satisface como un retrato psicológico del emblemático caballero de la noche.
El contenido espiritual de la música del Ave María que la banda sonora transmite en su comienzo contrasta con el ambiente deshumanizado de la ciudad de Gotham que está celebrando la noche de brujas; con sus rostros ocultos muchos truhanes aprovecharán la ocasión para atacar a indefensos ciudadanos. Ahí aparece nuestro héroe (Robert Pattinson) quien a través de la voz en off nos hace saber que en los dos últimos años se ha convertido en un vengador nocturno patrullando la ciudad plagada de malsanas ratas humanas; su primera maniobra es castigar a un grupo de facinerosos maltratando e intentando robar a un pasajero étnico a la salida del metro.
Su verdadero desafío se produce con el asesinato de un candidato a alcalde cuyo victimario es un siniestro psicópata que se hace llamar The Riddler (Paul Dano) y cuya intención es la de ir eliminando a personajes elitistas de la ciudad. Consecuentemente, Batman inicia una minuciosa labor detectivesca para localizar al criminal y para ello cuenta con el incondicional apoyo de su leal valet Alfred (Andy Serkis) y del comisionado policial (Jeffrey Wright).
La investigación efectuada hace que Wayne se entrecruce con Selina Kyle (Zoe Kravitz) una bailarina que trabaja en un club nocturno regenteado por el mafioso padrino Carmine Falcone (John Turturro) y su secuaz apodado El Pingüino (Colin Farrell). Aunque recelosos en un principio y jugando un poco al gato y ratón, en última instancia Batman y la joven lograrán confiarse mutuamente tratando de salvaguardar el orden y arremeter contra los delincuentes y criminales de Gotham.
Dando vida al hombre murciélago, Pattinson realiza una muy buena composición de la personalidad taciturna y atormentada de quien no ha podido atenuar su pena desde que a temprana edad fue testigo del asesinato de sus padres, además del desencanto que le produce contemplar un medio social decadente. Igualmente es encomiable la caracterización de Kravitz como la Gatúbela acosada por los recuerdos de un pasado nada grato.
A las escenas de introspección psicológica, Reeves intercala una moderada cuota de acción en la que no están ausentes las carreras de autos y motos como así también la lucha emprendida entre el justiciero enmascarado y el asesino serial. El guión del realizador y Peter Craig adolece de ciertos hilos sueltos además de conducir a una resolución no muy convincente; en todo caso eso no desestima los valores de este oscuro y denso drama detectivesco realzado por sus logros técnicos a través de una fascinante fotografía, impecables diseños de producción y una percutante música asociada al clima prevaleciente.
En esencia, esta sombría fantasía desnudando una ciudad plagada de crimen y corrupción política donde la ley brilla por su ausencia, es un buen espejo de lo que realmente acontece en ciertas regiones del mundo con gobernantes desprovistos del mínimo sentimiento humanitario.
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