TORONTO JEWISH FILM FESTIVAL
TORONTO JEWISH FILM FESTIVAL
ROSE
Por Jorge Gutman
(Segunda Parte)
El TJFF continúa con sus exhibiciones en sala hasta este domingo 19 inclusive y prosigue en línea para toda la provincia de Ontario hasta el 26 de junio.
Información acerca de la completa programación, horarios de difusión y la obtención de entradas para visionar las películas se obtienen recurriendo al sitio tjff.com
A continuación se ofrece una reseña de cuatro películas exhibidas.
Rose (Francia)
Nunca es tarde para disfrutar de la vida. Ese es el mensaje que la novel realizadora francesa Aurélie Saada transmite en una película centrada en una mujer judía de edad madura que acaba de enviudar.
Rose (Françoise Fabian) de 78 años ha vivido cinco décadas de felicidad conyugal con Philippe (Bernard Murat) y en la primera escena del film se la contempla celebrando en París el cumpleaños de su esposo con los familiares y amigos en una fiesta animada con bailes y canciones. Sin embargo Pierre (Grégory Montel), el mayor de sus tres hijos que es médico, no participa de la alegría reinante al saber mediante una resonancia magnética efectuada a su padre que está gravemente enfermo. Cuando al poco tiempo Philippe muere, Rose se siente desconsolada, no obstante recibir el confort de Pierre, su hijo menor Leon (Damien Chapelle) que vive con ella y de su hija Sarah (Aure Atika), separada de su marido con una hija adolescente.
El clima dramático de la primera mitad del relato cede paso a la comedia en su segunda parte cuando Rose decide dejar atrás su soledad como así también la actitud conformista y dependiente que caracterizó su existencia; consecuentemente, imitando a su amiga Marceline (Michelle Moretti) de edad similar, trata de liberarse de los prejuicios culturales de la comunidad a la que pertenece reintegrándose a una activa vida social donde no faltará la efímera relación sentimental con el dueño de un restaurante (Pascal Elbé). Naturalmente la nueva forma de encarar su vida desconcierta a sus hijos que tratan de protegerla; con todo, esta mujer demostrará de manera positiva y con máxima vitalidad que es dueña de su destino en lo que aún le resta vivir.
Frescura y simpatía es lo que irradia este film agraciado por el dinamismo imbuido en la puesta escénica de Saada; a ello cabe agregar el acertado guión de la realizadora escrito con Yaël Langmann y la irreprochable actuación de la veterana Fabian que destila vivacidad, optimismo y un contagioso entusiasmo en la caracterización del rol protagónico. No menos importante es la agradabilísima música de la directora que ameniza gran parte del relato.
Let it be Morning (Israel-Francia)
El director israelí Eran Korilin que fuera muy celebrado con su primer film The Band’s Visit (2007) considera ahora el eterno conflicto israelí-palestino basado en la novela Let it be Morning del autor y periodista palestino Sayed Kashua nacido en Israel.
El guión adaptado por el realizador enfoca a Sami (Alex Bakri) un palestino ejecutivo que trabaja en Jerusalén y que viaja con su esposa Mira (Juna Suleiman) y su hijo hacia un pueblo árabe israelí ubicado en los territorios ocupados para asistir al casamiento de su hermano Aziz (Samer Bisharat). La relación matrimonial no atraviesa sus mejores momentos y se sabe que Sami mantiene un vínculo extramarital con una mujer israelí.
El conflicto se produce cuando después de la boda, en el viaje de regreso a Jerusalén Sami encuentra en la ruta un bloqueo militar que le impide continuar; eso es debido a que las autoridades israelíes se han impuesto de que existen palestinos que se encuentran en Cisjordania sin tener el permiso de residencia legal y en el que uno de ellos está empleado en la construcción de una propiedad para los familiares de Sami. La tensión se intensifica con el confinamiento impuesto a la población y agravado por el corte de las señales telefónicas.
El tema central del film reside en la definición de la verdadera identidad árabe en una región donde existen divisiones entre los moradores palestinos. Eso se traduce en el estado anímico de Sam con la pérdida de su empleo por no haber podido retornar a Jerusalén. Su vulnerabilidad lo obliga a recapacitar con respecto al vínculo mantenido con su mujer, que siempre estuvo enterada de su infidelidad, como asimismo con los restantes miembros de su familia; el dilema existencial que enfrenta hará que cambie su visión del mundo y en dónde finalmente deberá establecer su hogar.
Con un desenlace en el que un grupo de manifestantes árabes israelíes y palestinos se dirigen hacia la frontera que los separa del territorio israelí, el director obtiene un film que a pesar de cierto desnivel narrativo, atrae por su temática como asimismo permite reflexionar después de su proyección.
Four Winters: A Story of Jewish Partisan Resistance and Bravery (EE. UU.)
Un sólido documental sobre la historia de guerrilleros judíos durante la Segunda Guerra Mundial es lo que ofrece la directora Julia Mintz. Si bien en ciertos aspectos el tema se asemeja a Plan A comentado previamente, la diferencia estriba en que en este caso el relato no es de ficción.
El escenario de fondo es la Segunda Guerra Mundial y la tragedia del Holocausto, donde 6 millones de judíos perecieron aunque alrededor de 25.500 han podido escapar ocultándose en las forestas de Europa Oriental; es así que estos sobrevivientes lograron armarse a fin de luchar y contraatacaron al enemigo nazi.
Teniendo en consideración lo que antecede, la directora rastreó y logró contactar a algunos de los ex osados combatientes cuyos comentarios complementados con fotos y archivos de filmes obtenidos han permitido nutrir a este documental.
A diferencia de otros filmes del género, aquí Mintz no formula preguntas a los entrevistados sino permite que cada uno de ellos se explaye y relate sus propias experiencias guerrilleras. Entre los mismos se encuentran Gertrude Boyarski (recientemente fallecida), Michael Stoll, Franck Blachman, Chaleye Palesyi, Luba Abramovitz, Sara Ginaite, Faye Schulman e Isadore Farbstein.
Cada uno de ellos relata a través de fascinantes anécdotas las experiencias atravesadas. Además de las dificultades de vivir en la selva, sobre todo durante la etapa invernal, el espectador se impone sobre las dificultades experimentadas frente al hambre, la falta de medicina adecuada, el nacimiento de un bebé en dramáticas circunstancias y la forma de haber superado los inconvenientes. Asímismo se llega a saber cómo lograron armarse, el modo en que ejecutaron sus misiones de sabotaje incluyendo la destrucción de trenes, puentes, estaciones policiales, líneas telegráficas y cómo han procedido con el pequeño grupo de nazis y polacos colaboradores que fueron capturados en las emboscadas preparadas.
Remarcablemente filmado y editado, el documental tiene especial significación frente al aumento del antisemitismo que se viene registrando en las últimas décadas y sobre todo teniendo en cuenta que gran parte de la actual generación de jóvenes americanos ignora lo que significó Auschwitz y el Holocausto.
El candente documental concluye con la cita del judío partisano Shalom Yoran: “Ninguna persona debería sucumbir la brutalidad sin ejercer resistencia. Individualmente una vida puede salvarse pero actuando conjuntamente se puede llegar a modificar el curso de la historia”. En los créditos finales se pasa revista a varias fotos de los valientes partisanos teniendo como fondo musical la hermosa melodía de Leonard Cohen “Dance me to the end of love”.
Neighbours (Suiza)
En una historia parcialmente autobiográfica el director Mano Khalil ubica la acción en la década del 80 en una aldea kurda del nordeste de Siria, cerca de la frontera con Turquía.
En esa tranquila comunidad donde los vecinos conviven pacíficamente habita el niño Sero (Serhed Khalil) de seis años de origen kurdo; su vida transcurre plácidamente jugando con sus amigos del barrio y manteniendo una gran complicidad con su querido tío Aram (Ismail Zagros). Lo que más desea es que pronto llegue la corriente eléctrica a la aldea y que su familia adquiera un televisor para ver los dibujos animados que tanto le gustan. Su existencia experimenta un decisivo vuelco con su ingreso escolar para cursar el primer grado, donde el nuevo maestro Wahid Hanouf (Jalal Al Tawil) procedente de Damasco de manera radical prohíbe a los chicos el empleo del lenguaje kurdo para solamente valerse del árabe; pero lo más lamentable es que el despótico y opresivo educador indoctrina a sus alumnos el odio a los judíos y la necesidad de combatir el sionismo. De este modo, el veneno vertido a los niños a través del lavado cerebral influye para que colapse la hasta entonces pacífica coexistencia de gentiles y judíos.
Momentos dramáticos del relato se producen cuando la madre de Sero es muerta accidentalmente por soldados turcos, así cuando Aram es arrestado y severamente golpeado por la policía secreta. A todo ello y a medida que el antisemitismo va cobrando fuerza a través del autoritario gobierno sirio, una familia judía vecina solicita al padre de Sero que ayude a su joven hija Hanna (Uygurlar Derva) a salir del país, utilizando la documentación de su fallecida esposa; eso es debido a que los judíos han sido despojados de su ciudadanía siéndoles prohibido abandonar Siria.
A través de sus recuerdos de infancia, Khalil transmite gran humanidad en su relato describiendo el fanatismo racial predominante como así también la crisis de los kurdos frente a los intentos de suprimir la identidad y su cultura debido al exacerbante nacionalismo imperante. A pesar de su contexto dramático, el director incorpora algunos momentos de humor bien resueltos obteniendo como resultado un film muy bien narrado y en donde buena parte de su atracción reside en el magnetismo que despierta la interpretación de Serhed Khalil.
Nota: Las fotos han sido suministradas por el TIFF
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