Colombia: Un balotaje pleno de incertidumbre
Colombia: Un balotaje pleno de incertidumbre
Clima electoral en Colombia. El eslogan de la izquierda: “vamos a vivir saboro”…
– El candidato ex-guerrillero de la izquierda que despierta temores en crearse otra Venezuela
BOGOTA 18 JUN – Este domingo el izquierdista Gustavo Petro (62 años) tendrá su tercer intento de convertirse en Presidente de Colombia, cuando enfrente en el balotaje al independiente Rodolfo Hernández.
El aspirante del Pacto Histórico, que agrupa a movimientos de izquierda, fue el ganador de la primera vuelta presidencial con el 40,32% de la votación (8.527.768 sufragios), un cifra que pese a ser alta parecería insuficiente para vencer a Hernández, que ha recibido las adhesiones de los partidos de derecha, centro derecha y parte del centro.
La misma noche que cantó su victoria en la primera vuelta, Petro reconoció que debía conseguir cuando menos 1,5 millones más de votos de los 8,5 que obtuvo el pasado 27 de mayo para ser elegido presidente.
Desde ese momento hasta hoy, el senador de izquierda afinó su estrategia de llamado a las urnas a los abstencionistas y jóvenes para obtener los votos que le faltan, en un escenario donde su rival avisó desde temprano que no acudiría a debates, el terreno donde Petro se mueve mejor.
Petro, le propone al país una suerte de alto en el camino para pensar el modelo democracia actual.
Aunque sus propuestas no son un decálogo escrito con letras de molde de la desaparecida “cortina de hierro”, ni dictado desde La Habana o Caracas, sí propone una serie de acciones desafiantes para un país conservador, amante del orden y que aviva a su empresariado.
El ex-guerrillero del M-19 propone, a partir de su eventual gobierno, frenar las concesiones para la explotación de petróleo y carbón, y girar hacía energías limpias.
Esa sola posibilidad pone bajo estado de alarma a economista ortodoxos y políticos de derecha que estiman que una decisión en ese sentido dejaría al país sin reservas propias, expuesta a compras de combustibles en el mercado externo y le pondría fin a una fuente rentable de dinero para el Estado.
En un país de latifundistas, el candidato de izquierda propone un reforma agraria al estilo chavista, revisar la tenencia de tierras improductivas y empoderar a los campesinos sin tierra para convertirlos en una masa de productores agrícolas, bajo la idea de un país que sería potencia en la producción de alimentos.
En materia laboral, el aspirante propone una formalización de lo que ha dado en llamar la “economía popular”, a la que pertenecen millones de trabajadores informales, a quienes espera llevar al siguiente nivel en la escala empresarial, mediante acuerdos, democratización del crédito y apoyo educativo, entre otras.
En materia tributaria, Petro propone aumentar en 5% del PIB el actual recaudo tributario, estimado en el 19,7%, para equipararlo con el resto de la región, para lo cual sugiere desmontar los beneficios tributarios del que gozan algunos sectores y retomar un impuesto a la riqueza, entre otras.
También se compromete a retomar las relaciones diplomáticas con sus naciones amigas que comparten la misma ideología como son Venezuela y Nicaragua, respetar e implementar el acuerdo de paz con la organización terrorista y narcotraficante FARC, retomar los diálogos de paz con el otro grupo guerrillero ELN, y ratificar pactos medioambientales como Escazú.
Sus propuestas giran alrededor del slogan “Colombia, potencia mundial de la vida”, que junto a la frase “vivir sabroso” de su fórmula vicepresidencial, Francia Márquez, revelan el cariz de lo que pretenden transformar.
Petro es un candidato que desde siempre ha despertado amores y odios, en razón a su pasado en el desaparecido sanguinario grupo guerrillero Movimiento 19 de abril (M-19) y sus denuncias de los pactos entre políticos de partido oficialista con paramilitares, entre otras razones.
Fue alcalde de Bogotá, el segundo cargo más importante del país después de la Presidencia, entre 2012 y 2015, pero su mandato estuvo salpicado de innumerables controversias y disputas legales para mantenerse en el poder, luego de ser destituido por orden de la Procuraduría.
Al estilo del dictador Fidel Castro, el candidato es dueño de una oratoria descomunal y grandilocuente que suele ser crítica del modelo político del país, en una nación atravesada por la desigualdad social, el descontento y la fractura política.
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