CRÓNICAS. Isabel II
CRÓNICAS. Isabel II
Por: Lucía P. de García
Toronto.-. El 8 de septiembre 2022, en el Palacio de Buckingham se anunció “La Reina de Inglaterra ha muerto”. Isabel II nació como Elizabeth Alexandra Mary Windsor el 21 de abril 1926, hija de Jorge VI e Isabel Bowes-Lyon. Su padre superó su tartamudez con dedicación y disciplina, su madre era muy simpática y alegre, esas cualidades signaron el carácter de Isabel y su hermana menor, Margarita. La futura reina adquirió el porte de seriedad a sus diez años, al convertirse su padre en rey tras la abdicación de Eduardo VIII. Fue la primera mujer de la familia real en ingresar a las Fuerzas Armadas. En la Segunda Guerra Mundial integró el Servicio Territorial Auxiliar de Mujeres como chofer y mecánica. Con sus padres y hermana soportó los bombardeos alemanes al Castillo de Windsor y el racionamiento de alimentos, igual que el pueblo. Lilibeth, como la familia le llamaba, ayudó a mantener en alto la moral con mensajes radiales a niños. Terminada la contienda, las princesas salieron a escondidas a festejar con la multitud “todos enlazados los brazos y arrastrados por una marea de felicidad y alivio”.
A sus 8 años de edad había conocido a Felipe de Mountbatten, 5 años mayor. Ya jóvenes se reencontraron durante la guerra, ella como heredera del trono británico, él como oficial de marina y príncipe de Grecia y Dinamarca. Se casaron en 1947. Él renunció sus derechos a la corona griega, el rey Jorge VI le otorgó el título de Felipe de Edimburgo. Tras fallecer su padre, Isabel II fue coronada en junio 1953. La pareja tuvo cuatro hijos: Carlos, Ana, Andrés y Eduardo. Su unión se fue consolidando con los años, al aderezar con humor obligaciones reales y problemas familiares, que pese al silencio oficial se filtraban al mundo. Felipe tenía fama de travieso, rebelde, de hacer bromas pesadas, Isabel de imitar a personajes importantes, juntos hacían divertidas las reuniones familiares. Entre los dos se embromaban, se lanzaban sátiras, se burlaban de ellos mismos, conversaban de todos los temas, también discutían y hasta se alzaban la voz, ella como reina y él como dios, ya que como tal era adorado desde 1950 por una tribu del Archipiélago del Vanatu, Pacífico Sur, donde el culto se acentuó en 1974, tras visitar juntos el lugar, acrecentando la leyenda del dios rubio que fue a Inglaterra a buscar novia. Añoraban los únicos meses en que se sintieron libres, sin guardaespaldas; fue durante sus primeros tiempos de casados, en el campamento naval de la Isla de Malta, donde Felipe estaba de servicio. Allí paseaban cogidos de la mano, iban al cine, bailaban a gusto en las fiestas. Siempre se amaron profundamente.
A 1992 la reina calificó de “Annus horribilis”: terminaron los matrimonios de Ana, de Andrés, se conoció la crisis entre Carlos y Diana; se incendió el castillo de Windsor. La muerte de la princesa en 1997 sacudió la monarquía, Isabel II fue criticada por el poco apoyo brindado a la princesa. En los últimos años le afectó la amistad de Andrés con Jeffrey Epstein, acusado de explotación sexual de menores; y el renunciamiento a sus títulos y autoexilio en Estados Unidos de su nieto Enrique y su esposa Meghan. Le golpeó duramente el fallecimiento de Felipe en abril de 2021 tras 74 años de matrimonio, tiempo atrás había expresado sobre él: “No sabe recibir cumplidos, pero, sencillamente, él ha sido mi fortaleza y permanencia durante todos estos años; y toda su familia, éste y muchos otros países tienen una deuda con él mayor de lo que creemos y que Felipe jamás reclamaría”. El coronavirus redujo a 30 los asistentes al funeral. Le dieron consuelo sus cuatro hijos, sus ocho nietos, sus doce bisnietos, su inmensa familia, el pueblo que tanto la ha querido, el mundo que la ha admirado.
Al acercarse el Mundial de Fútbol, vale recordar la anécdota que Isabel II protagonizó en la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos Londres 2012. En las pantallas del Estadio de Stratford se ve a la soberana en el Palacio de Buckingham con el actor Daniel Craig, el James Bond de entonces, quien le solicita ir en helicóptero hasta la sede deportiva. Acepta, los dos suben al helicóptero, sobrevuelan la ciudad. En el estadio, todos ven que llega el helicóptero y los dos personajes se lanzan en paracaídas. Minutos después, Isabel II y Daniel Craig aparecen en el palco real tan elegantes como en el palacio. La reina, conforme su personalidad, festejó la sorpresa del público mientras decía que era “la primera actuación de su vida”. Dos extras los habían reemplazado a partir de la escena de subida al helicóptero.
Isabel II entregó su corazón, alma y vida a sus funciones como soberana, y, con sus errores y aciertos, lo hizo con responsabilidad, inteligencia, prudencia, suspicacia, serenidad, alegría. Viajó a más de 120 países. Batió récords al celebrar cinco jubileos monárquicos. Recorrió los 56 países integrantes de la Mancomunidad Británica de Naciones (Commonwealth). Uno de ellos Canadá, que visitó 27 veces. En octubre 2002, en ambiente ceremonial por la firma de un documento, el entonces Primer Ministro Jean Chretién dejó escapar un improperio al romper la punta del estilógrafo, la reina tuvo que reprimir un ataque de risa. El actual Primer Ministro Justin Trudeau, tras conocer su fallecimiento dijo “Era una de mis personas favoritas en el mundo y la extrañaré mucho… fue reina casi la mitad de la existencia de Canadá, el país está de luto”. Así es. Aunque Canadá se gobierna en forma soberana, nunca ha solicitado la independencia total, por esa razón la corona británica tiene facultad sobre su Carta Magna. Hoy, monárquicos o no, Carlos III es rey de Canadá. Conocido ambientalista, se espera actúe en favor del planeta, lo demás ya lo irá develando el tiempo…
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