CRONICAS. Periolibros, un Proyecto Ejemplar
CRONICAS. Periolibros, un Proyecto Ejemplar
Por: Lucía P. de García
Toronto.- En los años 60, el poeta, novelista y político peruano Manuel Scorza (1928-1983) preguntó a la gente: ¿por qué no le interesa la cultura? ¿por qué odia los libros? La respuesta fue casi unánime: son caros. Entonces, con auspicio empresarial imprimió libros y los vendió al público al equivalente de 10 centavos de dólar. Fue un éxito. Perú se convirtió en país lector. Luego de organizar el Patronato del Libro Peruano y las ferias de libro continentales, sembró la idea de internacionalizar la literatura latinoamericana en Periolibros. En 1991, su compatriota, periodista, poeta y funcionario de la UNESCO en Quito, Germán Carnero, decidió materializar esa iniciativa imprimiendo la obra de los más importantes literatos, poetas y narradores en español y portugués del siglo XX, ilustrarla acorde al texto con los artistas plásticos de los diferentes países y hacerla circular por Iberoamérica como suplemento de cada ejemplar de periódico. Obtuvo el apoyo de Federico Mayor, Director General de la UNESCO, Miguel de la Madrid, ex Presidente de México y Director del Fondo de Cultura Económica (FCE), y Adolfo Castañón, funcionario del FCE, y recibió el financiamiento de FCE.
Tras contactar con los literatos, arreglar los derechos de autor con los agentes, ubicar a los artistas plásticos y conseguir que los diarios más importantes de Iberoamérica dejaran de lado intereses e ideologías, el 24 de Octubre 1992, Día de las Naciones Unidas, nació el primer Periolibro. La portada evidenciaba una coordinación perfecta entre la colección de Poemas Humanos de César Vallejo, máximo poeta, narrador, ensayista, periodista y guionista de teatro de Perú, y la ilustración de Oswaldo Guayasamín, máximo dibujante, grafista, pintor, escultor y muralista de Ecuador. La acogida fue espectacular.
Durante cinco años, cada mes, 120 millones de ejemplares de Periolibros mantuvieron unida Iberoamérica con el encanto de las letras de 61 autores, entre ellos varios Premios Nobel, y con el hechizo de las pinturas de artistas que afianzaron o lograron fama con sólo indicar que los habían ilustrado. Al término de las publicaciones, la obra de aquellos artistas plásticos recorrió Iberoamérica en una exposición itinerante entre 1997 y 2000.
En la Convención 2005 para promover y proteger los valores culturales, la UNESCO y el FCE lanzaron el libro “Iberoamérica pinta e ilustra”, en cuyo prólogo Federico Mayor y Miguel de la Madrid sugieren continuar con los Periolibros. Ojalá. Ese Proyecto ejemplar, que permitió que nuestros pueblos se conocieran, comprendieran, integraran y demostraran su inmenso potencial intelectual, debería repetirse en el ámbito internacional. Iberoamérica necesita refrescar afectos, el mundo necesita rescatar su sentir humano con el embrujo de las letras, el arte, y, por qué no, también agregar la seducción de nuestra música. Esa trilogía irresistible bien podría difundirse por nuestro planeta gracias a la potente magia de la tecnología.
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