CRÓNICAS: Tercer Tiempo para Lula
CRÓNICAS: Tercer Tiempo para Lula
Por: Lucía P. de García
Toronto.- El mejor regalo que recibió Luiz Ignacio Lula da Silva al cumplir 77 años de edad fue la Presidencia de Brasil, con una victoria del 50.90% frente al 49.10% de Jair Bolsonaro. Desde el inicio de la campaña electoral Lula fue el favorito, pero su ventaja fue disminuyendo porque con apoyo de la cúpula militar, Bolsonaro boicoteó su candidatura con noticias falsas; puso en duda el sistema que optó Brasil hace más de veinte años para evitar el fraude que ocurría frecuentemente en sus elecciones, “tecnología perfecta” que consiste en contabilizar los sufragios sin el voto en papel; el día de las elecciones y con los camioneros que le secundaron bloqueó las carreteras para impedir la llegada lulista a los recintos electorales.
Si bien la Corte Suprema Electoral confirmó el triunfo de Lula el 30 de octubre, se teme que Bolsonaro, primer presidente que en 34 años no logra reelegirse, busque seguir en el cargo con alguna estrategia. Todo es posible con el ex militar ultraderechista, autoritario, populista, defensor de la dictadura de 1964, feroz anticomunista. Durante su mandato 2019-2023, atacó las políticas raciales, feministas, de género, de igualdad; se opuso al uso de la vacuna contra el Coronavirus, lo que le costó a Brasil 800 mil muertos; auspició la devastación de la Amazonía y el desplazamiento de los pueblos originarios, sumiendo a más de 30 millones de habitantes en la pobreza absoluta; hizo que Brasil abandonara el Acuerdo de París, sobre medioambiente.
Luiz Ignacio Lula da Silva nació en la pobreza, la superó educándose, trabajando como vendedor ambulante, obrero metalúrgico, dirigente sindicalista y político de personalidad firme y decidida. Su liderazgo le llevó a fundar el Partido de los Trabajadores en 1980. Dos años más tarde fue apresado por reclamar mejoras laborales, lo que incrementó su prestigio y le promovió a la Presidencia de Brasil. Al cuarto intento la alcanzó y la mantuvo durante dos períodos, entre 2003 y 2011. Intentó volver al poder en 2018, no pudo porque el juez Sérgio Moro le condenó por “tácticas cuestionables” y por recibir un departamento de lujo en Guarujá, cargos que Lula siempre negó y por los que perdió 580 días de libertad. En 2019 se le declaró inocente, la Corte Suprema de Brasil dictaminó inconstitucional su encarcelamiento y en 2021 anuló todas las sentencias en su contra.
El 1 de enero 2023 Lula asumirá su tercer tiempo como Presidente de Brasil. Recibe un país polarizado, en crisis, un Legislativo bolsonarista que seguro bloqueará sus iniciativas. Deberá vencer esas circunstancias, a más de recuperar, mantener y mejorar la obra de sus mandatos, en los que situó a Brasil como octava economía mundial, hizo reformas y transformaciones sociales que sacaron de la pobreza extrema a más de 40 millones de personas, cumplió con su lema de campaña “construir una sociedad más justa, fraterna y solidaria”. También deberá empeñarse en lo que tanto anhelan nuestros pueblos: avanzar en la integración de Latinoamérica, y muy especialmente en lo que ofreció ante el mundo: recuperar la Amazonía.
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