MENTALIDAD INCLUSIVA Y CULTURA INCLUYENTE
MENTALIDAD INCLUSIVA Y CULTURA INCLUYENTE
“Realmente debemos cambiar nuestros comportamientos, nuestras actitudes,
nuestras acciones y hasta nuestras formas de organizarnos”.
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Víctor CORCOBA HERRERO/ Escritor
corcoba@telefonica.net
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Lo importante radica en comprenderse y entenderse para
consensuar posturas; sólo así se podrá garantizar la gobernabilidad y la
estabilidad de la economía mundial, con especial atención a los mercados
financieros, el comercio y los problemas fiscales, a fin de alcanzar un
crecimiento económico que sea incluyente y sostenible. Desde luego, esa
mentalidad inclusiva que ha de nacer en el propio hogar de cada uno, nos
ayudará a luchar contra todo tipo de barreras. Además nos avalan nuestras
raíces históricas. A poco que nos adentremos en ellas, desde la libertad
individual de todo ser humano, notaremos esa llamada natural a formar una
única familia, que por ahora se ha globalizado, pero no hermanado. Desde el
cambio climático hasta la docencia y la salud universal, pasando por la
erradicación del racismo y la discriminación, hoy tanto los jóvenes como los
mayores también alzan la voz sobre los temas que le importan a su generación
y reclaman un porvenir más humanitario. Realmente debemos cambiar nuestros
comportamientos, nuestras actitudes, nuestras acciones y hasta nuestras
formas de organizarnos.
Pisotear los derechos humanos, expandir la siembra de la
falsedad a través de las más poderosas redes sociales, nos ciegan esa
mentalidad abierta, volviéndonos inseguros e irresponsables. Considero, por
tanto, que es necesario diseñar protecciones en este terreno para un
internet abierto, gratuito e incluyente, seguro e inclusivo. De lo
contrario, no alcanzaremos esa mentalidad universal y mucho menos ese culto
asistencial que todos requerimos en un contexto comunitario, no cerrado en
sí mismo, sino expansivo socialmente. La madurez se alcanza cuando tal
ejercicio es percibido como algo normal, jamás como extraordinario. Nadie
merece ser descartado. Todos podemos y debemos participar en la vida social,
ofreciendo nuestras potencialidades y cultivando el buen hacer de la visión
de cada cual. Fuera exclusiones; si en verdad, queremos activar un nuevo
periodo de desarrollo innovador que nos aglutine e interconecte, respetuoso
con el ambiente, verdaderamente tolerante e incluyente con todos los pueblos
y todas las personas.
Puede que antes tengamos que cerrar, sin miramiento alguno,
esas plataformas digitales que ponen en nuestra mirada la difusión del odio
y la desinformación. Toda transgresión de la veracidad no es solamente una
especie de inmolación del mentiroso, sino también un golpe en la robustez de
la sociedad humana. Dejemos de engañarnos. Téngase presente que, en la
memoria de los pueblos está la conciencia colectiva de la continuidad del
linaje, el modo de pensar y de vivir, en la que tiene mucho que ver esa
cultura adquirida, para hacer frente a los contratiempos de las diferentes
épocas. Ese juicio recto y ese valor moral, es lo que nos injerta el
equilibrio mental de resistencia a nuestra vivencial hoja de ruta. Tampoco
se puede permitir ningún abandono, y aún menos una marginación o una
calificación de clases, la integración de toda vida debe ser plena en todo
instante. A más inclusividad social, mejores programas solidarios, con
florecientes enfoques a trabajos conjuntos, que es lo que nos hace progresar
en la cohesión social y sacar partido a las diversas ideas.
Por otra parte, tanto la música como el cultivo del verso, o
los pinceles de la poesía plasmados en el color; y, en general, todo tipo de
arte, es una buena manera de fraternizarse, de hacer realidad tantos sueños.
De igual modo, el mundo científico unido en armónica investigación, se
esfuerza en dar luz en medio de las sombras, poniendo en común los
resultados de sus trabajos. Es cuestión de sumar anhelos, de imaginar otro
futuro, donde los sistemas energéticos se basen en gran medida en las
fuentes renovables, complementándose con el hidrógeno verde y el uso
sostenible de la biomasa. Lo que es intolerable aún, es nuestra falta de
responsabilidad y de compromiso, de consentir que todavía miles de personas
mueran cada día de hambre, a pesar de las grandes cantidades de recursos
disponibles, muchos de ellos desperdiciados.
Sea como fuere, resulta impresionante la cantidad de desplazados que no
hallan hospitalidad entre sus semejantes, mientras se desplazan de un lugar
a otro, muriéndose muchos de ellos en el camino. Son estas situaciones las
que tenemos que reconducir, a través de un enfoque verdaderamente compasivo.
La humanidad, en consecuencia, ha de servirse de la riqueza a través de un
cultivo decente y nunca ha de ser gobernada por ella. Cuando don dinero coge
las riendas del poder todo se corrompe, nadie confía en nadie, pues el mal
radica en su mal uso. Son cosas que no se aprenden en la escuela, sino con
un caminar honesto y una ponderación cerebral, que es lo que objetivamente
activa la cátedra viviente, hacia una mejor orientación. Lo de hacerse
autocrítica puede ser también una buena labor, cuando menos para no
endiosarse.
Víctor CORCOBA HERRERO / Escritor
<mailto:corcoba@telefonica.net> corcoba@telefonica.net
17 de noviembre de 2022.-
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