Esterilizaciones forzadas de mujeres indígenas en Quebec

Esterilizaciones forzadas de mujeres indígenas en Quebec

– Varias de las participantes del estudio no se dieron cuenta de que habían sido esterilizadas hasta años después, cuando buscaron tratamiento por problemas de fertilidad.

MONTREAL.- Ha habido al menos 22 casos de esterilización forzada de mujeres Inuit y de las Primeras Naciones en Quebec desde 1980, concluyó un estudio universitario.

El estudio, de la Université du Québec en Abitibi-Temiscamingue, dice que es el primero de su tipo en documentar la esterilización forzada de mujeres Inuit y de las Primeras Naciones en la provincia, y agrega que los resultados muestran que hay una “presencia obvia” de racismo sistémico. en Quebec.

“Sé que mi hermana pasó por eso”, dijo un participante citado en el estudio. “Ella murió de cáncer de útero en 2014. Nos dijeron que iba a someterse a una amigdalectomía, y cuando regresó, descubrimos que tenía una ligadura de trompas.

“Ella nunca habló de eso. Hablamos justo después de que ella regresó, y yo estaba tratando de animarla o hacerla reír. Le dije: ‘Bueno, debe haber tenido un médico pésimo. Tus amígdalas están aquí y tus trompas de Falopio están allá abajo”.

Los autores del estudio notaron que varias de las 35 participantes no se dieron cuenta de que habían sido esterilizadas hasta años después, cuando buscaron tratamiento por problemas de fertilidad. La mayoría de las mujeres del estudio fueron esterilizadas a la fuerza cuando estaban en el hospital para dar a luz. Otras, sin embargo, fueron esterilizadas luego de ser admitidas a cuidados para procedimientos no relacionados con la fertilidad o su sistema reproductivo.

La mayoría de las mujeres citadas en el estudio no firmaron un formulario de consentimiento para la esterilización, y las que lo hicieron dijeron que la información que recibieron del personal médico no era clara sobre el impacto del procedimiento en su capacidad futura para tener hijos.

“No, no me dijo nada”, dijo otra participante, refiriéndose al médico. “Simplemente dijo: ‘Sería mejor si te hicieras una ligadura de trompas. No tendrías más hijos. Has tenido dos, y eso es suficiente’. Eso es lo que me dijo”.

De los 35 participantes del estudio, nueve se sometieron a una histerectomía forzada o ligadura de trompas, un procedimiento que bloquea, corta o extirpa permanentemente las trompas de Falopio, lo que evita la fertilización del óvulo. Trece participantes dijeron que se sometieron a una ligadura de trompas o histerectomía y también estuvieron expuestas a “violencia obstétrica”, que el estudio describe como actos, actitudes o comentarios discriminatorios por parte del personal de atención médica. Tres participantes reportaron abortos forzados.

Muchas pacientes en el estudio dijeron que no sabían que el litigio de trompas es permanente. Dijeron que carecían de información sobre los riesgos y consecuencias de la operación. Las participantes creían que se trataba de un método anticonceptivo reversible y que era posible “desatar” sus trompas o “revertir” la ligadura de trompas cuando deseaban volver a tener un hijo.

El caso más reciente de esterilización forzada de una mujer Inuit o de las Primeras Naciones fue en 2019, según el estudio.

Ian Lafrenière, ministro de Relaciones con las Primeras Naciones y los Inuit de Quebec, calificó las revelaciones de “horribles y completamente inaceptables”.

En declaraciones a los periodistas de la comunidad de Waswanipi, Lafrenière dijo que estaba “feliz de ver que el Colegio de Médicos ya había reaccionado (recordando) a sus miembros que esa no es la forma de hacer las cosas. No podemos pedirle a una mujer que está en este paso que tome una decisión tan importante. Es completamente inaceptable y lo reiteraremos”.

Ghislain Picard, jefe de la Asamblea de las Primeras Naciones Quebec-Labrador, emitió un comunicado denunciando la esterilización forzada, calificándola de violación a la integridad física y psicológica y al derecho fundamental de estas mujeres a tener hijos.

“Esta investigación nos ha permitido revelar el alto nivel de violencia colonial a partir de una odiosa y poco conocida realidad de genocidio, en un contexto tan íntimo como el de la atención ginecológica y obstétrica hacia nuestras madres y hermanas indígenas e inuit”.

Los políticos de Quebec se vieron obligados a abordar cuestiones de racismo en el sistema de salud en 2020, cuando Joyce Echaquan, una atikamekw de 37 años y madre de siete hijos, murió en un hospital en Joliette después de filmarse mientras el personal médico le lanzaba comentarios racistas. El video circuló ampliamente en las redes sociales y conmocionó a la provincia.

Y aunque el gobierno de Quebec ha reconocido que existe racismo en el sistema de salud y dentro de la provincia, ni el premier François Legault ni los miembros de su caucus utilizarán públicamente el término “racismo sistémico”.

El estudio, publicado este jueves pero con fecha de septiembre, se llama “Consentimiento libre e informado y esterilizaciones impuestas entre las mujeres de las Primeras Naciones y los Inuit en Quebec”. Su autora principal, la Prof. Suzy Basile, es la Cátedra de Investigación de Canadá sobre temas de mujeres indígenas en la Université du Québec en Abitibi-Témiscamingue. El informe fue elaborado conjuntamente con las Primeras Naciones de Quebec y la Comisión de Servicios Sociales y de Salud de Labrador.

Entre las recomendaciones del informe se encuentra un llamado al colegio de médicos de Quebec para que ponga fin de inmediato a la práctica de la esterilización forzada. También exige la acción de los gobiernos provinciales y federal.

En un correo electrónico, el colegio de médicos rechazó una solicitud de entrevista con varios medios, pero la portavoz Leslie Labranche dijo que no se puede realizar ningún examen o intervención médica a un paciente sin su consentimiento libre e informado.

“Como hicimos el año pasado luego de un informe de los medios sobre las esterilizaciones no consentidas, recordaremos nuevamente a los médicos sobre el consentimiento libre e informado. Nunca más debemos permitir que las mujeres se sometan a este procedimiento sin haber dado su consentimiento”.