AVATAR: THE WAY OF WATER.
AVATAR: THE WAY OF WATER.
Por Jorge Gutman
AVATAR: THE WAY OF WATER. Estados Unidos, 2022. Un film de James Cameron. Elenco: Sam Worthington, Zoe Saldana, Sigourney Weaver, Stephen Lang, Cliff Curtis, Joel David Moore, CCH Pounder, Edie Falco, Jemaine Clement, Giovanni Ribisi y Kate Winslet.192 minutos
Trece años después de haber logrado un gigantesco éxito comercial con Avatar, James Cameron retorna con la presente secuela en donde nuevamente demuestra su talento de remarcable realizador a través de imágenes a todas luces espectaculares; para ello nuevamente apela al 3D con el empleo de los anteojos obteniendo una sensación de indescriptible realismo. En consecuencia causa admiración comprobar, así como lo ha sido en Avatar, la forma en que Cameron ha captado la morfología de los Na’vi; sus expresiones faciales logradas mediante la tecnología de captura de movimientos, la piel azul, los cuerpos alargados con orejas de caballo y una cola ubicada en la parte inferior de la espalda representan vivamente a los habitantes de Pandora. Sin desestimar sus méritos de auténtico cineasta, lo que aquí es discutible es el guión de Cameron compartido con Rick Jaffa y Amanda Silver.
Esta fantasía transcurre poco más de una década de los acontecimientos apreciados en Avatar. En Pandora convive tranquilamente la familia Sully integrada por Jake (Sam Worthington) con su esposa Neytin (Zoe Saldana) juntamente con sus hijos Neteyam (Jamie Flatters), Lo’ak (Britain Dalton), la niña Tuk (Trinity Jo-Li Bliss) y la hija adoptiva Kiri (Sigourney Weaver); a todo ello el núcleo familiar se agranda con el joven Miles (Jack Champion), también conocido como Spider. De inmediato la paz se desmorona cuando el despiadado coronel Quaritch (Stephen Lang), que había muerto en el capítulo anterior, revive en un cuerpo de avatar y con sus tropas armadas tiene el propósito de apropiarse de los recursos naturales del planeta. Después de haber tomado prisionero a uno de los hijos de Jake, eso fuerza a los Sully a dejar el lugar para trasladarse a una región habitada por la tribu Metkayina conformada por autóctonos polinesios y liderados por Tonowari (Cliff Curtis) y su esposa Ronal (Kate Winslet); después de ofrecerles asilo, ellos enseñarán a la familia cómo amoldarse en el entorno marino que los rodea en donde en la plataforma submarina habitan gigantescas y sensibles ballenas junto con otros animales marinos.
En esta película magistralmente filmada, sobre todo en sus escenas submarinas, Cameron demuestra su gran afecto al mar y de qué manera resulta vital para el mundo que nos rodea. Con todo cabe objetar al libreto no muy cohesionado que conduce a un relato de aventuras nutrido de exhaustiva acción, violencia y luchas a granel durante la mayor parte de su metraje; en tal sentido, las tres horas y poco más del film para transmitir el mensaje ecológico y anticolonialista de su contenido podría quedar expresado en por lo menos una hora menos de duración. En todo caso lo que es irreprochable es su elenco en el que netamente se destacan Worthington, Saldana y Lang.
En esencia, Avatar: The Way of Water brinda un espectáculo visualmente esplendoroso que sin duda satisfará a quienes han salido impresionados con el film original, en tanto que para otros, no obstante de apreciar sus virtudes hubieran deseado un montaje más apropiado a fin de no quedar extenuados con su excesiva duración.
ARDIENTE PACIENCIA. Chile, 2022. Un film de Rodrigo Sepúlveda. 90 minutos. Disponible en Netflix
El título de este film es el de la novela homónima del renombrado escritor chileno Antonio Skármeta que aunque publicada en 1985 fue trasladada al cine en 1983 con la dirección de su autor y en 1994 en el film italiano Il Postino dirigido por Michael Radford.
Cabe la pregunta si acaso era necesario una nueva incursión sobre el mismo tema. En la medida que el realizador Rodrigo Sepúlveda ha logrado un relato diáfano, emotivo y remarcablemente interpretado por Andrew Bargsted en el personaje protagónico, la respuesta es afirmativa. Ahora bien, teniendo en cuenta que la película carece de violencia, drogas y escenas sexuales, puede que no se ajuste para cierto público, aunque la espontánea frescura y simpatía que destila la actual versión, permite que esta romántica comedia se siga con sumo agrado.
El guión de Guillermo Calderón y Skármeta ubica la acción en 1969 presentando a Mario (Bargsted); un joven proveniente de una humilde familia de pescadores de Chile que vive en Isla Negra. El muchacho que no se resigna a ser pescador como su padre, pese a que es la actividad principal de la región, logra obtener un puesto de cartero donde se vale de su bicicleta para distribuir las cartas. En esa actividad, le corresponde entregar la abundante correspondencia que a diario recibe el célebre poeta Pablo Neruda (Claudio Arredondo), el más importante morador de la isla; es así que llega a mantener con él un afectuoso vínculo que gradualmente deviene en una sincera amistad. A través de esa relación, Mario aprende a valorar la poesía como expresión literaria además de ir captando las metáforas contenidas en los poemas de Neruda.
El punto de inflexión de esta historia se produce cuando Mario llega a conocer a la joven Beatriz (Vivianne Dietz), hija de Elba (Paola Giannini) que es la dueña de la hostería local y en donde los parroquianos del lugar suelen reunirse en su bar. Subyugado por su belleza el muchacho se enamora prontamente de Beatriz y aunque es correspondido por ella, la relación cuenta con la decidida oposición de Elba quien no desea que su hija pueda correr la misma suerte que ella como madre soltera.
Uno de los aspectos más tiernos del relato tiene lugar en las escenas donde el tímido joven trata de atraer a Beatriz utilizando un volantín conteniendo un papel escrito en el que manifiesta su amor por ella valiéndose de algunos de los versos más relevantes contenidos en los libros que Neruda le había obsequiado. Claro está que cuando ella se entera que lo expresado por Mario ha sido objeto de plagio, la relación se indispone transitoriamente. Con los consejos recibidos por Neruda, Mario logra reconquistar a la chica de sus sueños.
El trasfondo político que en ese momento tiene lugar en Chile con las inminentes elecciones en las que Neruda apoya incondicionalmente a Salvador Allende como candidato de la Unidad Popular, genera una subtrama que no tiene especial gravitación en el contexto de lo que se está relatando.
La acertada dirección de Sepúlveda permite que este relato expresado poéticamente transmita genuina emoción, en gran parte agraciado por el eficiente guión y su buen elenco; en ese aspecto, Bargsted ampliamente se luce como el ingenuo y tímido joven deseoso de convertirse en poeta y determinado a conquistar a Beatriz. Las bellas canciones de Carlos Cabezas, las atractivas danzas folclóricas así como la fotografía de Maura Morales Bergmann contribuyen a realzar los valores de Ardiente Paciencia.
AU NORD D’ALBANY. Canadá, 2021. Un film de Marianne Farley. 107 minutos
La actriz canadiense Marianne Farley, quen ha realizado dos buenos cortos -Marguerite (2017) y Frimas (2021)-, debuta en el largometraje abordando en Au Nord d’Albany un drama psicológico que si bien resulta prometedor a la postre no cumple con su cometido.
La historia reflejada en el guión de la realizadora con la colaboración de Claude Brie, refleja la angustia de Annie (Céline Bonnier), una madre monoparental que cuando comienza el film se la ve huyendo precipitadamente de su hogar en Montreal junto con su hija adolescente Sarah (Zeneb Blanchet) y su hijo menor Félix (Eliott Plamondon).
Valiléndose de su coche, Annie y sus hijos se dirigen a Florida con el propósito de reencontrar al padre de los chicos y tratar de que allí permanezcan. Gradualemente se irá sabiendo el motivo de esta huída a través de lo que Sarah va registrando en su diario personal y mediante flashbacks en los que se aprecia la intimidación de que ha sido objeto por parte de una compañera de su escuela y la consecuencia producida por dicho acoso.
Al aproximarse a la región de los Adirondacks, el vehículo detiene su marcha y sin poder volverlo a arrancar Sarah encuentra en la ruta a Paul (Rick Robert), un mecánico desconocido, que con cierta reticencia acepta remolcarlo al taller; como las piezas necesarias para su arreglo demorarán algunos días en llegar, eso motivará la estadía forzada de la familia en el lugar. Durante ese lapso, Sarah entablará relación con Hope (Naomi Cormier), la hija de Paul de edad similar, quien llegará a descubrir la razón por la que los viajeros han escapado de Montreal.
En el poco convincente guión se irá sabiendo que cada uno de los personajes involucados tiene secretos guardados, pero de modo alguno la intriga llega a cobrar vuelo. Si bien el relato esboza de manera epidérmica la relación entre padres e hijos, la incomunicación, el problema nada nuevo del bullying escolar o bien algunos aspectos encubiertos de homosexualidad, finalmente todo queda diluído con un complaciente desenlace previsible e insatisfactorio.
Con una correcta puesta escénica, la novel realizadora se ve obstaculizada por su endeble guión aunque cabe reconocer que a su favor ha contado con la ponderable actuación de Bonnier quien convincentemente transmite los sentimientos de una madre que está dispuesta a realizar lo imposible con tal de salvar a su hija; a su lado Blanchet se destaca como la joven atormentada por el complejo de culpa que la embarga, en tanto que el resto del reparto se desempeña adecuadamente respondiendo a los requerimientos del libreto.
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