CRÓNICAS: COP15 Montreal
CRÓNICAS: COP15 Montreal
Por: Lucía P. de García
Toronto.- A muchas personas les sorprenderá que la COP15 que debía efectuarse en China se realizó en Canadá entre el 7 y el 19 de diciembre 2022. El cambio se debió al rebrote de Covid-19 en la zona de la ciudad sede Kunming, que pasó a Montreal donde está la Secretaría del Convenio de Biodiversidad de las Naciones Unidas, entidad que auspicia los eventos de conservación de la Naturaleza. En honor a las urbes anfitrionas la reunión tomó el nombre de Marco de Biodiversidad Global de Kunming-Montreal, COP15 Montreal. Si bien China presidió y supervisó las negociaciones, Canadá avanzó sobre los logros de París 2015 para urgir un freno al calentamiento global por medio de la eliminación de combustibles fósiles y carbón, en tanto se hace la transición hacia una electricidad limpia.
Bajo ese marco la ONU expuso: tres cuartas partes de nuestro planeta han sido alteradas por la actividad humana, un millón de especies se extinguirán en este siglo. Nuestro único hogar, la Tierra, ya no resiste más. De no dar un cambio radical a nuestra forma de vida hasta 2030, la tragedia será irreversible, los esfuerzos serán tardíos, la humanidad habrá decretado su fin.
Semejante pronóstico debió haber asustado a los que se creen los amos del mundo, cuyas posiciones empezaron a volverse un poco más sensibles. Sólo un poco.
Los países que más contaminan nuestro planeta al obtener su electricidad de combustibles fósiles y carbón, elementos culpables del calentamiento global porque emiten gases de efecto invernadero, son Estados Unidos, China e India. De ellos, sólo los dos primeros ofrecieron rebajar su uso, y aunque se confía que India haga lo mismo ninguno brinda certezas, Estados Unidos ni siquiera ha firmado la Convención de Biodiversidad.
Hay otro problema: el económico. Los fondos obtenidos de bancos de inversión, subvenciones, préstamos en condiciones favorables que se deben destinar a la conservación, muchas veces terminan en empresas, industrias y subsidios que perjudican a la Naturaleza. Por otro lado están los países en desarrollo que no pueden asumir los gastos del cambio energético porque sus recursos deben dedicarlos a solucionar las necesidades de su población.
La COP15 Montreal abordó esos temas. Acordó que los países desarrollados ayuden a los países en desarrollo con US$ 20.000 millones anuales hasta el 2025 y US$ 30.000 millones hasta 2030, vigilen que el dinero se utilice con eficiencia, desarrolle capacidades, se transfiera tecnología, todo con la finalidad de preservar el 30 por ciento de suelos, agua, áreas de biodiversidad importantes, detener el deterioro de los ecosistemas y restaurar lo perdido. También decidió elaborar un Tratado que frene la destrucción de la Naturaleza y que reconozca los territorios de los pueblos originarios cuando corresponda. En esa espiral de intenciones el Mundo sigue girando con la esperanza de que la COP15 Montreal haga la diferencia…
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