LIVING. Gran Bretaña, 2022. Un film de Oliver Hermanus. 102 minutos
LIVING. Gran Bretaña, 2022. Un film de Oliver Hermanus. 102 minutos
Bill Nighy en LIVING
Por Jorge Gutman
Akira Kurosawa, indiscutiblemente uno de los más trascendentes y prestigiosos realizadores del pasado siglo, ofreció varias obras maestras y entre las mismas se encuentra Vivir realizada en 1952 en la que un hombre japonés de madura edad trata de encontrar sentido a su vida cuando descubre que padece de una enfermedad terminal. Inspirado en dicho film, el director Oliver Hermanus ofrece en Living una nueva versión del mismo valiéndose del guión realizado por el premio Nóbel de Literatura de 2017 Kazuo Ishiguro. Aunque sin llegar al nivel cumbre de Kurosawa, este drama deja un resultado positivo.
En lugar de Japón, el guión ubica la acción en el Londres de la década del 50 centralizando su atención en el señor Williams (Bill Nighy), un individuo solitario quien después de la muerte de su esposa, como responsable administrativo del servicio de obras públicas de la municipalidad se entrega por completo a su empleo, olvidando en consecuencia a su persona. De bajo perfil y de aspecto tristón, diariamente se dirige en tren a su trabajo siendo la perfecta encarnación del disciplinado burócrata que aplica la práctica de delegar los legajos que se acumulan a otros departamentos a fin de deslindar responsabilidad.
Su diaria rutina se altera cuando recibe un dramático diagnóstico médico de que está afectado de un cáncer que le habrá de consumir en escasos meses. Frente a la cruel noticia, comienza a reflexionar sobre lo que le dio sustancia a su existencia y cómo vivir plenamente lo que le resta de vida. Sin comunicar la triste noticia a su hijo Michael (Barney Fishwick) quien vive con su pareja Fiona (Patsy Ferrari), decide tomar una breve vacación en la costa; allí un interlocutor (Tom Burke) lo alecciona a que deba “vivir un poco”, aunque él no sabe cómo hacerlo. Con todo, la llegada de su nuevo subordinado Peter (Alex Sharp) y de Margaret (Aimee Lou Wood), una ex empleada del departamento, serán los factores que lo estimularán a adoptar un cambio radical en su manera de ser; eso se concreta con un proyecto que había sido sometido a su despacho y que recién ahora le concede el permiso necesario para la construcción de un parque infantil en un lugar derruido por la guerra.
Dentro del marco de un relato contenido y melancólico, el realizador ha logrado un film que además de realizar una velada crítica a la burocracia administrativa de los organismos oficiales, refleja muy bien las vicisitudes de su protagonista imposibilitado de expresar lo que siente. Respetando el espíritu impregnado por Kurosawa, el gran mérito de esta versión se debe a la sobria interpretación de Bill Nighy quien se sumerge por completo en la piel de Williams; así resulta remarcable la composición que realiza de un ser complejo, capaz de expresar su humanismo latente en los postreros días de su existencia al descubrir que el verdadero sentido de vivir constituye una experiencia de gran valor que merece ser disfrutada. En suma, una buena lección para quienes de manera alienada ven transcurrir el paso del tiempo sin saber gozar de las cosas sencillas y gratas que la vida es capaz de brindar.
THE SON. Gran Bretaña, 2022. Un film de Florian Zeller. 123 minutos
Así como en 2020 el dramaturgo Florian Zeller obtuvo un resonante suceso con The Father por el que merecidamente Anthony Hopkins fue premiado con el Oscar al mejor actor del año, ahora retorna con otro sólido drama en The Son basado en su pieza teatral.
En numerosas ocasiones el cine ha considerado la adolescencia, una etapa de la vida que puede adquirir características preocupantes para los familiares al tener que lidiar con situaciones difíciles y no saber o poder resolver, aquí Zeller lo explora con remarcable autenticidad.
El guión del cineasta escrito con la colaboración del excelente dramaturgo, escritor y director Christopher Hampton presenta a Peter (Hugh Jackman), un prestigioso abogado neoyorkino con ambiciones políticas que vive momentos felices con su mujer Beth (Vanessa Kirby) y el bebé recientemente nacido. El drama comienza cuando súbitamente su ex mujer Kate (Laura Dern) se apersona a su hogar pidiéndole urgente ayuda para solucionar el problema del hijo adolescente Nicholas (Zen McGrath); sucede que este muchacho de 17 años ha dejado de concurrir a la escuela, además de mostrarse extraño, ausente y sobre todo experimentando una severa depresión. Es así que una primera medida consiste en que este joven conviva con su padre y su nueva familia para que Peter pueda desentrañar lo que le está sucediendo. Aunque los primeros intentos no fructifican, al poco tiempo parecería que Nicholas va adaptándose con el ambiente que le rodea, registrándose incluso una sonriente escena en que él junto a Peter y Beth bailan jubilosamente al compás de una agradable canción; sin embargo, prontamente el muchacho recae retornando al problema inicial que lo aqueja. ¿Pero cuál es la causa?
No obstante los esfuerzos realizados por Peter para desentrañar los motivos de la depresión de su hijo, no existe luz alguna que clarifique la situación. En principio parecería indicar que una de las razones que ha afectado traumáticamente a este chico ha sido la separación de sus padres considerando a Peter el culpable de la misma; sin embargo no hay dato alguno que lo confirme teniendo en cuenta que la relación de su padre con su ex esposa es sumamente cordial.
La enfermedad mental de Nicholas afecta seriamente a quienes lo rodean. Beth brinda el máximo apoyo a Peter, incluso sabiendo que la presencia de Nicholas en su hogar podría resultar inquietante para el bebé; del mismo modo en los encuentros de los ex cónyuges ambos se apoyan mutualmente frente al problema que enfrentan. En todo caso Peter trata de ser un buen progenitor de su hijo, contrariamente a lo que ha sido su propio padre (Anthony Hopkins) quien abandonó a su mujer y a él en su adolescencia, privándole de afecto y cariño.
Frente a una situación imposible de resolver, la única posibilidad es el tratamiento psicológico en una clínica donde es necesario que Nicholas quede internado por un período; eso genera el momento más conmovedor de esta historia, cuando Peter y Kate deben decidir si acceder a los ruegos de Nicholas que con gran desesperación no quiere separarse de ellos o bien atender a la opinión médica de que es sumamente urgente que el muchacho permanezca en la clínica.
Con un esmerado trabajo de puesta escénica el realizador obtiene un irreprochable desempeño de su elenco. Hugh Jackman convincentemente expresa el infortunio de un individuo acostumbrado al éxito que sin embargo se vuelve vulnerable al no solucionar el problema de su hijo; Laura Dern igualmente se sumerge en el dolor de la sensible madre que adora a Nicholas pero incapaz de ayudarlo a salir del pozo en el que está sumergido; por su parte Zen McGrath destella en las diferentes facetas anímicas de su complejo y turbulento personaje en tanto que en un rol de apoyo se distingue Vanessa Kirby expresando en su personaje la comprensión del comportamiento humano de su esposo. Finalmente, aunque en un breve rol el veterano Anthony Hopkins logra muy bien su cometido de haber sido un mal padre.
En esencia, aunque en última instancia nihilista, esta tragedia de un joven sumido en la depresión dentro de un contexto paterno-filial repercute hondamente en el espectador.
ALCARRÀS. España-Italia, 2022. Un film de Carla Simón. 120 minutos
La excelente directora española Carla Simón quien se consagró internacionalmente en 2017 con su primer remarcable largometraje Verano 1993 ahora repite su éxito en este film que fue distinguido con el Oso de Oro en el festival de Berlín de 2022. En esta semi autobiografía la cineasta aborda aspectos de su propia familia a través de un relato de ficción escrito por ella con la colaboración de la guionista Arnau Vilaró.
El escenario es Alcarràs, un pequeño pueblo de 9000 habitantes quienes viven de la actividad agrícola cultivando frutas de manera artesanal. Es allí donde se sale al cruce de tres generaciones de la familia Sole en un fundo cuya tierra trabajada durante 80 años ha sido cedida por los integrantes de la acaudalada familia Pinyol al bisabuelo por haberlos protegido durante la cruenta guerra civil; es ahora que el anciano abuelo admite que no ha habido ningún documento o contrato escrito. Ese hecho acarrea consecuencias negativas cuando los herederos del clan Pinyol deciden implantar placas solares que si bien constituyen una importante fuente de energía puede en cambio implicar la desaparición del mundo rural.
Con gran sensibilidad la realizadora mediante su propia experiencia refleja qué es lo que implica vivir en el campo y cómo los integrantes de esa gran familia integrada por el abuelo, la tía abuela, los padres, hijos mayores y los más pequeños comparten con amor y ternura su existencia en momentos de alegría como así también las penas que emergen al afrontar sus dificultades.
Para narrar esta emotiva historia Simón se ha valido de un conjunto de actores no profesionales de la zona, entre otros, Jordi Pujol Dolcet, Anna Otín, Xenia Roset, Albert Bosch, Ainet Jounou, Josep Abad, Montse Oró, Carles Cabós y Berta Pipó; todos ellos transmiten completa autenticidad a los roles asignados permitiendo que el espectador se identifique con sus personajes. Desembocando en un climax decididamente emocional, la directora ha logrado un magnífico retrato de un pueblo como así también resaltando el sólido lazo de la familia a través de esta bella película que sin recurrir a golpes bajos llega a conmover.
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