CRÓNICAS. Quinua, desde los Andes hacia las Estrellas
CRÓNICAS. Quinua, desde los Andes hacia las Estrellas
Por: Lucía P. de García
Toronto.- Hace una década, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) declaró al 2013 como el Año Internacional de la Quinua, considerando el alto valor nutritivo de esta gramínea maravillosa que crece en los Andes de Ecuador, Perú, Bolivia y el norte de Chile. Quienes descubrieron sus virtudes fueron nuestros pueblos ancestrales que vivían en los alrededores del lago Titicaca, donde vestigios arqueológicos y etnográficos señalan que hace más de 7.000 años comenzó el cultivo de la quinua. En Ecuador, fosas funerarias de hace cinco mil años muestran vestigios de quinua. En Perú, durante el Kapac Raymi, Fiesta Grande o Solsticio de Invierno, los sacerdotes incas agradecían al Inti, Dios Sol, por el inicio de una nueva siembra con vasijas de oro llenas de quinua, y en ceremonia en la que el pueblo participaba con algarabía, el Inca plantaba las primeras semillas.
La sabiduría adquirida en aquellos tiempos permitió comprender que la quinua enriquecía los suelos (les inyecta nitrógeno y nutrientes), auspiciando el cultivo de otros productos extraordinarios como la papa y el maíz. La riqueza nutritiva de los tres alimentos hizo que nuestros pueblos les consideraran como obsequio de los dioses, por tal razón los cuidaban con reverencia y amor.
En la misma zona donde se originó la quinua nació la papa, tubérculo que se ha ido convirtiendo en el tercer cultivo alimenticio más importante del mundo después del arroz y del trigo; vale recordar que durante la Segunda Guerra Mundial salvó de la hambruna a Europa y fue un factor crucial en la victoria del Ejército Ruso. En cuanto al maíz, también gramínea, nació en México y de allí fue expandiéndose hacia Canadá y Argentina; hoy se lo utiliza como alimento, forraje y materia prima para la industria. Sobre la quinua, su valor nutritivo recién se está conociendo y apreciando en el ámbito internacional. En Canadá, Estados Unidos y Alemania se la comercializa como cultivo orgánico, a un precio un tanto más alto que la quinua tradicional. Vale pagarlo, considerando que entre siembra y cosecha transcurren de dos a tres años.
La quinua se ajusta a cualquier manejo culinario. Se la prepara en forma de diminutos copos o tipo canguil, en sopas, ensaladas, como reemplazo al arroz, en pan, tortas y budines de sal y de dulce, jugos, refrescos, postres, granolas, galletas, barras energéticas, con lácteos y frutas. Posee vitaminas, minerales, hidratos, ácido fólico, omega 6 y omega 3.4, grasas insaturadas, proteínas, antioxidantes, aminoácidos esenciales. No contiene gluten.
La FAO considera a la quinua como un superalimento, ideal para ser consumida por todos y a cualquier edad. Los astronautas la llevan en sus viajes espaciales, les es imprescindible como lo fue para nuestros pueblos en la antigüedad. Por esa razón bien vale afirmar que nuestra deliciosa, nutritiva y versátil quinua trasciende desde los Andes hacia las Estrellas…
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