LA SYNDICALISTE. Francia, 2022. Un film de Jean-Paul Salomé. 121 minutos
LA SYNDICALISTE. Francia, 2022. Un film de Jean-Paul Salomé. 121 minutos
Por Jorge Gutman
LA SYNDICALISTE. Francia, 2022. Un film de Jean-Paul Salomé. 121 minutos
Nuevamente el cine testimonia un violento episodio acontecido en Francia, plagado de escándalos, corrupción y difamación femenina, entre otros lamentables aspectos. Ilustrando el caso de una valerosa delegada sindical, el realizador Jean-Paul Salomé logra en La Syndicaliste un drama de alta tensión cuyo incuestionable suspenso mantiene en vilo a la audiencia desde el inicio hasta su desenlace.
El realizador junto con Fadette Drouard son autores del guión basado en el libro homónimo escrito por la periodista investigadora Caroline Michel-Aguirre. La historia comienza el 17 de diciembre de 2012 cuando Maureen Kearney (Isabelle Huppert) que es sindicalista de Areva, una antigua compañía nuclear multinacional con sede social en Francia, es asistida por haber sido brutalmente agredida en su domicilio.
De inmediato la acción retrocede unos meses en donde se observa que como líder sindical de la compañía en que se desempeña, Maureen defiende a rajatabla el empleo de miles de trabajadores. Ella ha logrado mantener una muy buena relación a la vez que de amistad con Anne Lauvergeon (Marina Fois), la directora ejecutiva quien a través de una maniobra política es despedida de su empleo. En lo sucesivo Maureen debe trabajar con su reemplazante Luc Oursel (Yvan Attal), un individuo profundamente misógino quien prefiere que ella no se inmiscuya demasiado en los asuntos de la compañía y se dedique más bien a su actividad alternativa de profesora de inglés.
El conflicto dramático se produce cuando mediante un informante de la agencia EDF (Electricité de France) Maureen se impone que sus ejecutivos en combinación con los de Areva están por realizar negocios con una empresa nuclear china; eso implicaría el despido de innumerables trabajadores de la empresa nuclear. En consecuencia y munida de patentes pruebas la sindicalista se embarca en la misión de denunciar esa maniobra, entrando en contacto con altos funcionarios del gobierno de Hollande hasta incluso tratando de obtener una entrevista con el presidente. Como resultado de su actividad, ella es objeto de anónimos llamados telefónicos amenazantes como asimismo mientras está conduciendo su coche un motociclista violentamente destruye la ventana del mismo. Eso no la inmuta para seguir desplegando su gestión contando con el apoyo de Gilles (Gregory Gadebois) su bondadoso marido músico hasta el momento de la salvaje agresión de la que ha sido víctima. Una empleada que se ocupa de la limpieza de la casa de la gremialista al llegar a su domicilio la encuentra maniatada en una silla, con los ojos vendados, amordazada, exponiendo una severa marca en el cuerpo y con un cuchillo ensangrentado introducido en su vagina, después de haber sido violada por un desconocido.
Efectuada la denuncia del ataque infligido, la autoridad policial no da crédito a lo que la gremialista relata, porque ella aduce no haber visto la cara del victimario, ignora cómo entró a su domicilio y sin prueba alguna que sustente lo que afirma; en consecuencia esta mujer de víctima pasa a ser sospechosa, donde un ejecutivo de Areva la describe como una persona prácticamente loca e inestable. En 2017 la corte judicial de Versalles la considera culpable por haber mentido, dictando una sentencia suspendida. No obstante las humillaciones sufridas en su condición de mujer, ella apela el veredicto y en un segundo juicio realizado en 2018 es declarada inocente.
Curiosamente hasta la fecha aún no se ha llegado a saber quién ha sido el autor del ataque. Lo que si se ha determinado es que la profecía de Kearney se ha cumplido al haber quedado gran parte del personal de Areva sin empleo.
Ya no es necesario remarcar que Huppert es una extraordinaria actriz internacional y dueña de una increíble versatilidad como lo demuestra aquí animando el absorbente rol protagónico de una infatigable sindicalista luchando con un asfixiante sistema; así Huppert deja de ser quien es para convertirse en cuerpo y alma en Maureen Kearney. Con todo, su memorable interpretación no hace sombra a las intachables composiciones que Fois, Attal y Gadebois logran en sus respectivos personajes.
Con un ágil ritmo y un remarcable guión Salomé ilustra cómo el poder político puede influir en el curso de los acontecimientos y cómo por el hecho de ser mujer esta sindicalista ha sido manoseada y tratada vilmente. Sin duda hay aquí material de sobra para reflexionar y discutir en este fascinante film.
SHOWING UP. Estados Unidos, 2022. Un film de Kelly Reichardt. 108 minutos
Presentado en el Festival de Cannes 2022 ahora se estrena Showing Up, el octavo film de la inteligente realizadora Kelly Reichardt y que por cuarta vez cuenta con Michelle Williams como protagonista. Explorando el mundo del arte, el film adopta un tono asordinado en donde los vericuetos emocionales cuentan más que la historia en sí misma.
Este intimista film basado en un guión de Reichardt escrito con su habitual co-guionista Jon Raymond, se centra en Lizzy (Williams), una escultora de naturaleza solitaria y retraída que vive en la ciudad de Portland; ella está completando sus bellas esculturas realizadas en cerámica para una exposición que tendrá lugar dentro de pocos días. Residiendo en una vivienda alquilada cuya dueña y vecina es Jo (Hong Chau), también una artista aunque de mayor éxito, mantiene con ella una buena relación, aunque Lizzy no puede ocultar su frustración por no contar desde hace varios días con agua caliente para ducharse. Esa situación más bien anecdótica se une a otra en la que el gato de la escultora ha dañado a una paloma que se introdujo en su casa y es así que buena parte del metraje está destinado a tratar de curar el ala dañada del ave.
Entre otros aspectos que nutren al relato es la visita que Lizzy realiza a la casa de su padre Bill (Judd Hirsh) quien es también un artista escultor ya jubilado que la apoya en su trabajo y que en esos momentos aloja a unos amigos hippies (Amanda Plummer y Mat Molloy) procedentes de Canadá. Posteriormente la escultora se dirige a lo de su hermano Sean (John Magaro) quien enfermo de esquizofrenia mantiene con él un afectivo vínculo. En lo que se refiere a su trabajo específico, ella asiste a una escuela de arte donde su madre Jean (Maryann Plunkett) es su jefa y la administradora del mismo; en ese lugar, Lizzy recibe las enseñanzas de su profesor Eric (André Benjamin).
Sin que exista en el relato un conflicto decididamente dramático, la directora adopta un tono contenido a través de escenas cotidianas reflejando el estilo de vida de su protagonista: es así que sin esbozar sonrisa alguna a lo largo del relato se contempla a Lizzy como una persona vulnerable e insegura mientras va atravesando el proceso de creación artística. No obstante que la inauguración de su exposición resulta exitosa, el desenlace abierto de esta historia permite suponer que ese hecho no significará necesariamente una marcada diferencia en su vida y por lo tanto ella deberá redefinirse para encontrar el lugar preciso que anhela como escultora.
Los valores de Showing Up radican en la buena concepción escénica de Reinchardt, el desempeño de un calificado elenco donde se destaca la impecable actuación de la dúctil Williams caracterizando a un complejo personaje y el excelente diseño de producción de Anthony Gasparro. En esencia se asiste a una historia minimalista nutrida de episódicos incidentes que a veces atenúan su ritmo, aunque eso no afectará a los cinéfilos inclinados por el cine de autor de la realizadora.
AIR. Estados Unidos, 2023. Un film de Ben Affleck. 111 minutos
Con los antecedentes de haber realizado varias buenas películas, como lo han sido entre otras Gone Baby Gone (2007), Argo ((2012) que ganó el Oscar al mejor film del año y Live By Night (2016), Ben Affleck retorna como eficiente realizador y a su vez como actor y productor en Air. Esta muy entretenida comedia dramática relata la historia que vinculó contractualmente a Michael Jordan con la compañía Nike dedicada al diseño, fabricación y comercialización de equipo deportivo.
La acción se desarrolla en 1984 cuando Nike ocupa el tercer rango en su actividad comercial frente a las fuertemente competidoras Adidas y Converse que lideran la industria de zapatillas deportivas. Phil Knight (Affleck), el cofundador y director de Nike, atiende las recomendaciones del responsable de marketing Rob Strasser (Jason Bateman) sobre la necesidad de vigorizar la división de calzado de básquet para que la firma pueda competir con mayor fuerza en el mercado. En consecuencia Knight encomienda a Sonny Vaccaro (Matt Damon), uno de sus empleados y amante del básquet, para que se ocupe del asunto.
Al haber Vaccaro comprobado el importante desempeño del joven basquetbolista Michael Jordan en un campeonato universitario, su agudo instinto le hace creer que el deportista es la persona ideal que permitirá promover el lanzamiento de una nueva línea de calzado deportivo de la empresa y es así que es necesario lograr su adhesión a la misma. Sin embargo, la idea de Sonny encuentra resistencia dado que Jordan no es muy conocido y porque además la dificultosa situación financiera de la empresa disponiendo solamente de 250 mil dólares para contratar a 3 deportistas, no le permite arriesgar esa suma en el basquetbolista. Sin embargo, el perseverante Sonny no se da por vencido, tratando en principio de contactar a David Falk (Chris Messina), el agente de Jordan, pero dado el trato poco agradable que telefónicamente recibe de él, adopta una drástica decisión; así, viaja a North Carolina donde Michael (Damian Young) reside con su familia. En ese sitio él despliega sus máximos esfuerzos para convencer a su noble madre Deloris (Viola Davis) para que persuada a su hijo en asociarse a Nike; es precisamente esta mujer quien ejerce gran influencia en lo que concierne a la carrera de Michael y es por ello una persona clave para que pueda llegarse a una solución favorable.
Aunque el desenlace feliz de esta historia es bien conocido, con el contrato lucrativo logrado entre ambas partes mediante el marketing del estilo único de zapatillas de básquetbol Air Jordan creado por el remarcable diseñador Peter Moore (Matthew Maher), eso no atenúa en absoluto el suspenso mantenido a lo largo de su desarrollo.
Una vez más Affleck reafirma su condición de sólido narrador. Adoptando un estilo clásico y sin recurrir a enmarañadas complicaciones, el realizador imprime un peculiar dinamismo a lo que relata permitiendo que el espectador disfrute plenamente con esta historia.
Otro de los méritos que valorizan al film es el del bien construido guión de Alex Convery logrando una muy buena descripción del comportamiento de sus personajes y agraciado por la irreprochable composición de su calificado elenco. Damon destella como el empedernido y tozudo protagonista capaz de lograr lo que se propone a pesar de que en ciertos momentos la duda lo asalte. Davis magníficamente imprime fortaleza, comprensión al personaje de una madre coraje dispuesta a defender los intereses de su hijo en la negociación final del contrato. Igualmente expresan completa autenticidad Bateman y Chris Tucker como los colegas de Vaccaro, así como Messina y Affleck en roles de apoyo.
En suma, resulta sumamente placentero asistir a esta idílica fábula de la vida real en donde en este caso el sueño americano se materializa a través de uno de los más prolíficos acuerdos comerciales registrados en la historia del deporte.
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