CRÓNICAS: Crónica de una Muerte Cruzada.
CRÓNICAS: Crónica de una Muerte Cruzada.
Parte III y final: Más preguntas
Por: Lucía P. de García
Toronto.- A las siete de la mañana del 17 de mayo 2023 los rumores se confirmaron. En cadena nacional de radio y televisión, el Presidente Guillermo Lasso anunció que había firmado el decreto de Muerte Cruzada en base a una de las tres causales de la Constitución: “por grave crisis política y conmoción interna”, disolvía la Asamblea Nacional y convocaba a elecciones. Pasada la sorpresa surgieron las preguntas ¿Conmoción interna? ¿Qué había sucedido si horas antes el mismo mandatario ponderó que el país tenía estabilidad y marchaba de maravilla? Una hora después, en cadena nacional las Fuerzas Armadas y la Policía respaldaron la medida advirtiendo que no tolerarían el desorden social. En las redes sociales empezó a circular la frase: “Habemus dictador”.
La Muerte Cruzada fue promulgada por primera vez en la Constitución de 2008, con aprobación del voto popular. Permite que el Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo se disuelvan mutuamente y por una sola vez dentro de los primeros tres años de los cuatro de gestión. Cualquiera la active, el Presidente de la República sigue gobernando por seis meses mediante decretos. Si son de urgencia económica, la Corte Constitucional emite previamente un dictamen favorable. Máximo siete días después de suscrita la Muerte Cruzada, el Consejo Nacional Electoral convoca a elecciones de presidente, vicepresidente y asambleístas para completar el período en curso.
El mismo 17 de mayo, al ser entrevistado por la cadena CNN, Lasso dijo que decretó la Muerte Cruzada para desbaratar un “macabro plan para tomarse el control de las instituciones del Estado para producir impunidad y visibilizar el retorno de un presidente (refiriéndose a Rafael Correa)”. Al Washington Post expresó que su objetivo no era evitar que alguien regrese a Ecuador sino para “terminar con esta Asamblea de tan baja calidad. Una popularidad no mayor al 4%”.
El jueves 18, la Corte Constitucional negó las seis demandas de inconstitucionalidad que le fueron presentadas contra la Muerte Cruzada por “inexistencia de conmoción social”, una de ellas interpuso Virgilio Saquicela, hoy ex Presidente de la Asamblea Nacional. Con el pronunciamiento de la CC, todo quedó consumado.
Ecuador acató el dictamen con serenidad, finalmente se iban todos y eso era saludable, positivo. La Asamblea Nacional inmediatamente, cargando a su haber, con honrosas excepciones, la compra de votos, el ofrecimiento de cargos, el transfuguismo político. El Presidente Lasso se iría luego de seis meses, con paciencia los tendrá que soportar un pueblo que sufre la terrible inseguridad, el crecimiento de la pobreza y del narcotráfico; la inacción gubernamental, mientras que en los bancos internacionales se acumulan los dineros del Estado, un “austericidio” interno que afecta la independencia judicial, el presupuesto y la labor de las entidades públicas, agudizando la falta de empleo, medicinas, insumos de salud, el deterioro de hospitales, centros de educación, carreteras, la actividad cultural, la dolorosa e imparable emigración y más desgracias que sitúan el índice de aceptación y de credibilidad del mandatario en 10%, el más bajo obtenido por un presidente en la historia del país.
Los vacíos legales del novísimo procedimiento constitucional permitieron que el gobernante sentara un ilógico y pésimo precedente al interrumpir el proceso cuando prácticamente sólo faltaba el pronunciamiento legislativo. Se dice que un sondeo entre los asambleístas le habría indicado que la mayoría votaría por su censura e inmediata destitución, y que ante esa posibilidad prefirió la Muerte Cruzada.
Parece que la cuerda que sostenía al Presidente Lasso se rompió como él mismo dijo “con la carta más débil: la relacionada a Flopec” ya que habían dos acusaciones aún más graves que la Asamblea Nacional dirigió a la CC para que las califique y que ésta no las admitió: supuesta concusión y cohecho en otras empresas públicas, imputaciones que en base a audios empezaron a ser denunciadas desde enero por el medio digital La Posta.
Como fuere, con la interrupción del juicio político y la implementación de la Muerte Cruzada quedaron pendientes otras incógnitas. Una de ellas Pandora Papers, filtradas al mundo en 2021 sobre la investigación de 600 periodistas internacionales, en cuyo listado consta el nombre de Guillermo Lasso. También los escándalos por corrupción que en estos dos años han originado los casos denominados Asesores ad-honorem, Danubio, Narcogenerales, El Gran Padrino, León de Troya, generando más y más preguntas que el gobierno tiene la obligación de despejar ante el pueblo.
Por su parte, en estos meses de aguda crisis política e institucional la ciudadanía replicó con un NO a las ocho preguntas para cambiar la Constitución que el gobierno planteó en el referéndum de febrero. En la misma fecha la oposición ganó en gran parte del país las elecciones seccionales para elegir alcaldes, prefectos, concejales, consejeros. Hoy, a casi un mes de la Muerte Cruzada, Ecuador vive una fugaz campaña electoral que culminará el 20 de agosto con la elección de Presidente y Vicepresidente de la República, Asambleístas. La fecha de investidura de los dos primeros depende si hay una segunda vuelta; de darse el caso, ésta se realizaría el 15 de octubre. Los asambleístas asumirán sus cargos en Asamblea Nacional a instalarse posiblemente el 26 de octubre. Mientras tanto, Ecuador empieza a contar los meses y los días que faltan para decidir su destino en las urnas.
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