CRÓNICAS. El Ferrocarril Subterráneo de Ontario
CRÓNICAS. El Ferrocarril Subterráneo de Ontario
Por: Lucía P. de García
Toronto.- En el siglo XIX la Provincia de Ontario era conocida como Alto Canadá y se caracterizaba por abrir generosamente los brazos a quienes llegaban desde Estados Unidos prácticamente a pie, huyendo de la cruel esclavitud. Puede decirse que casi todos quienes buscaban la libertad se embarcaron en el “Ferrocarril Subterráneo”, que no se trataba del clásico tren con vagones sino de una ruta de caminos clandestinos extendidos por tierras que comparten Canadá y Estados Unidos.
Con gran trabajo y sigilio los atravesaron “pasajeros” guiados por “conductores” que les llevaron hasta las distintas “estaciones”. Es decir, afroestadounidenses esclavizados o libres que contactaron con personas que superando sus propios temores y arriesgando sus vidas les condujeron hasta casas de seguridad camufladas, donde los fugitivos curaban heridas, descansaban, se alimentaban y tomaban fuerzas para continuar su peligroso viaje. No se crea que sólo se perseguía a los esclavos que venían del sur, los “cazarecompensas” se adentraban en tierras de Canadá para recapturar o secuestrar a afrocanadienses que vivían cerca de la frontera.
Con el tiempo y a medida que el Ferrocarril Subterráneo hacía su recorrido, miles de historias iba dejando a su paso. Por ejemplo:
En Windsor, Sandwich First Baptist Church funcionaba como “estación”. Tenía un túnel secreto donde escondía a quienes habían sido esclavos, mientras los feligreses cantaban ciertos himnos que en realidad eran mensajes en clave que avisaban la cercanía de los cazarecompensas o las direcciones de lugares a donde los perseguidos podían dirigirse.
Cerca al Niágara, en St. Catharines, la estatua de Harriet Tubman es un homenaje a su valentía. Durante 10 años cruzó la frontera para traer esclavos como “conductora del Ferrocarril”, desafiando el ofrecimiento de una recompensa por su cabeza.
En el Museo de Oakville se entrega a los visitantes una copia del Certificado de Libertad de Branson Johnson, esclavo que lo había obtenido en Estados Unidos en 1855, cuando tenía 23 años de edad. Dicho documento, que cual tesoro lo había guardado por años en su reloj de bolsillo mientras se radicaba en Canadá, lo heredaron las generaciones de su familia. Más tarde fue donado al Museo en mención, que lo expone como símbolo de la lucha por la Libertad.
Al presente, Canadá se precia de su grande y moderna red ferroviaria que une a los habitantes de todas las provincias y territorios, en tanto su espléndida Naturaleza invita recorrerla mientras aprendemos de su historia. En este verano, atrevámonos a subir al Ferrocarril Subterráneo de Ontario, sólo así podremos aquilatar la valentía y la solidaridad de aquellos que viajaron en ese magnífico tren imaginario y a la vez real.
Comments (0)