CRÓNICAS: Niño Cruel
CRÓNICAS: Niño Cruel
Por: Lucía P. de García
Toronto.- Comportándose cual infante tranquilo, la cálida corriente submarina de “El Niño” llega desde el norte a las costas del Océano Pacífico de Centro y Suramérica cada diciembre, con lluvias que refrescan el bosque seco de esas zonas, nutren los campos y favorecen la agricultura. Fueron pescadores del Perú quienes le otorgaron ese nombre, al advertir que se presentaba en plena época de Navidad.
Pero hay ocasiones en las cuales El Niño asoma transformado en La Niña. ¿Capricho de la Naturaleza? Así es. Ciertas variables atmosféricas sobre el Océano Pacífico influyen en ese cambio que enfría las aguas, haciendo que La Niña aflore cada tres o cinco años en octubre, causando sequedad en las costas que visita, agudizando el frío y la humedad del invierno.
Si la temperatura del mar ni sube ni baja su promedio, el fenómeno de El Niño o de La Niña no se desarrolla, y las épocas de lluvia o sequedad se dan en forma normal. Tampoco se confunda a La Niña con la corriente fría submarina de Humboldt, que cada julio la Naturaleza envía desde el sur portando plancton, abundantes especies marinas y sequía ambiental a las costas de Chile, Perú y Ecuador, donde se desvía hacia las Islas Galápagos.
Volviendo a El Niño, cuando arriba como un rapaz travieso y temperamental, todo se trastorna. Las aguas se calientan por sobre los 20 grados centígrados, la evaporación se incrementa y penetra en las tierras continentales llevada por vientos alisios, lo que aumenta la temperatura y la humedad ambiental, desatando lluvias torrenciales que provocan inundaciones, deslaves; destrucción de carreteras, estructura física, sistemas de alcantarillado, electricidad, suministro de agua potable; pérdida de cosechas, hambruna, desate de enfermedades.
La situación se agrava aún más si El Niño aparece con ganas de hacer diabluras en todo el planeta. Entonces se burla de la ciencia y sus pronósticos. Llega en menos tiempo de lo que indican los estudios o se hace esperar, permanece uno, dos, tres o más años. Atormenta con excesivo calor; desata diluvio en pleno desierto; torna el verdor de las selvas por los amarillos-blancos de la aridez; golpea duramente a las especies. Convierte a cada lugar en algo diferente.
En la actualidad, los científicos están alertando sobre la inminente presencia de un Niño terrible a partir de noviembre. Aseguran que no afectará sólo a las costas a las que normalmente acude sino al mundo entero. Señalan que las catástrofes que provocó en 1997-1998, las mismas que hicieron retroceder el progreso de los países afectados entre 20 y 30 años, serán mínimos frente a lo que sucederá este 2023-2024.Ante tal perspectiva advierten a los gobiernos que se preparen y también alisten a la población para resistir los embates de éste, que será un Niño muy cruel.
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