CRÓNICAS. Lasso y sus Feriados
CRÓNICAS. Lasso y sus Feriados
Por: Lucía P. de García
Toronto.- Guillermo Lasso Mendoza asumió la Presidencia del Ecuador el 24 de mayo del 2021, tras una campaña electoral en la que se mostró como un “iluminado” que llegaba para resolver los problemas del país en 100 minutos. No lo hizo. Todo lo contrario, han sido 900 días de tragedia, por lo que la población califica su gobierno como el peor de la historia y encuestadoras lo ubican en el último lugar en la lista de presidentes de Latinoamérica.
Era de esperar. Lasso participó en el Feriado Bancario de 1999, aunque lo niegue aduciendo que días antes se separó del gobierno de Jamil Mahuad, quien le había nombrado súper Ministro de Economía. El golpe financiero fue el corolario de la anulación del control de la banca decretado en 1992, permitiendo que los banqueros se hicieran préstamos entre ellos, autopréstamos, préstamos con las instituciones públicas, con leyes que al Estado le obligaban pagarlas. Lasso era propietario del Banco de Guayaquil, cuyo capital declarado era un millón de dólares.
El Feriado Bancario desató la desesperación de la población que ya cifraba el 65% de pobreza urbana, la rural era mayor. Hasta fines de aquel año, la debacle económica había provocado la salida del país de miles de personas que buscaban medios para mantener hijos, cónyuge, padres, hermanos, familias, otras se habían suicidado o fallecido al ver que desaparecía su trabajo de toda la vida. Las arcas estatales vacías provocó la muerte del sucre. El año 2000 llegó con una nueva moneda, el dólar. A diciembre, un millón de personas habían emigrado. El Banco de Guayaquil había incrementado su capital a 31 millones de dólares, al comprar a la tercera parte de su precio los bonos emitidos por el Estado luego del Feriado Bancario.
Tras derrocar a Mahuad, Lucio Gutiérrez fue electo presidente en 2003. A Lasso le nombró Embajador Itinerante. De vuelta a la política, éste formó su Movimiento CREO en 2011. Hasta ese año, por la inestabilidad del Feriado Bancario se habían sucedido en el poder once personas.
En 2011, Rafael Correa Delgado, electo Presidente de la República en 2007, gobernaba con la nueva Constitución aprobada en 2008 por voto popular. Había logrado recuperar anímicamente al país, ordenar la economía, crear empleo, impulsar la obra pública, el turismo, dar gran avance social. Los emigrantes regresaban a su “isla de paz”, calificativo que recuperó Ecuador al ocupar el segundo lugar en seguridad en América Latina. A esa transformación, el mundo llamó “el milagro ecuatoriano” y al país “el jaguar latinoamericano”.
Lasso lanzó su candidatura a presidente en 2013, perdió frente a Correa. Desde ese año han estado saliendo a la luz ciertos hechos que merecen atención. En 2015 se conoció el listado de los Panama Papers, constaba Lasso. Dijo que si bien había sido propietario del Banco de Guayaquil y que éste era el único accionista del Banco Banisi de Panamá, en 2014 había vendido todas sus acciones a Banisi Holding S.A. No obstante, la Superintendencia de Bancos panameña registraba su nombre entre los directores. En 2017 Lasso se candidatizó por segunda vez, perdió frente a Lenin Moreno. En aquellos días, el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación filtró el Paradise Papers, entre los aludidos estaba Lasso. Comentó que podía comprobar que se trataba de empresas relacionadas con el Banco de Guayaquil. Empeñado en alcanzar la presidencia en 2021, Lasso, de acuerdo a la norma legal que prohíbe ocupar un cargo de elección popular o un cargo público si se tiene “bienes o capitales de cualquier naturaleza en territorios considerados paraísos fiscales”, juró ante Contraloría que su patrimonio era 39,7 millones de dólares. Tras ganar las elecciones y asumir su cargo en mayo, en octubre, el mismo Consorcio destapó Pandora Papers, entre los políticos mundiales estaba Lasso. Contraloría explicó que no había ningún indicio hasta cuando inscribió su candidatura. La Comisión de Garantías Constitucionales de la Asamblea Nacional determinó que, al incumplir la norma, debía ser destituido. Ahí quedó el asunto.
Regresemos a 2017. Lenin Moreno inició su mandato ofreciendo continuar la obra de Correa y ufanándose de haber sido parte de “la leyenda del correísmo”. Pero traicionó a la ciudadanía al imponer el neoliberalismo destructor y endeudador. También a Correa, quien le había ayudado a que se luciera como vicepresidente, contra él empezó a descargar la envidia-odio que había acumulado: le retiró la pensión vitalicia que recibía como Jefe de Estado, le persiguió a distancia ya que éste vivía en Bélgica junto con su familia, como había ofrecido a su esposa, de esa nacionalidad. Persiguió a sus ex compañeros de militancia, despidió de sus empleos a quienes simpatizaban con su antecesor. Combatió la protesta popular violando los Derechos Humanos. Le apoyaron ciertos medios de comunicación resentidos con Correa por haberles disminuido la pauta, desmentido en sus sabatinas, aplicado la Ley de Comunicación que frenaba los excesos periodísticos con la responsabilidad ulterior. El Covid-19 llegó en 2020, el sistema de salud deteriorado le ayudó a cobrar miles de vidas. En febrero 2021, todavía durante el régimen del morenato, se produjo la primera masacre carcelaria, su brutalidad impresionó.
Cumplido el sueño de ser presidente en 2021 y ante la situación deplorable en la que recibiría el país, antes de asumir sus funciones Lasso llamó a Jaime Nebot, líder del Partido Social Cristiano con 18 legisladores, y a Rafael Correa, líder de Revolución Ciudadana con 49 legisladores, para que le apoyaran en la Asamblea Nacional ya que su partido político CREO sólo había alcanzado 12 legisladores. Le dieron un Sí, a condición de que a Henry Kronfle, socialcristiano, se le nombrara Presidente de la Asamblea Nacional. Faltando a su palabra, CREO apoyó a Pachakutik, brazo político de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador CONAIE.
Como Presidente de la República desde mayo, Lasso, sin plan de gobierno, sin equipo de trabajo y con una envidia y un odio aún más obsesivo, lanzó la consigna “hay que acabar con Correa aunque se acabe la economía”. No obstante, la pandemia le obligó a primero implementar un plan de vacunación, lo hizo con acierto. Esa es su única obra. Luego se dedicó a cumplir su consigna. Le fue fácil: continuar con la destrucción de la obra de Correa, culparle de todo lo malo que ocurría y hacerlo mañana, tarde, noche, todos los días, horas, cada minuto, cada segundo.
En tanto la población se rendía ante ese “influjo psíquico”, la inseguridad, la violencia, el narcotráfico, el delito, las mafias, se multiplicaron por todo el país. Se produjeron 5 masacres carcelarias con 500 prisioneros muertos. Se vivió con la constante declaración de Estados de Emergencia. Se incrementó el “austericidio” en todas las instancias estatales. El resultado: desempleo 70 %, pobreza 20%, pobreza extrema urbana 10%, pobreza extrema rural 46%. Según la FAO, de los 18 millones de habitantes, dos y medio millones sólo se alimentan una vez al día. Esa realidad auspicia el incremento de inseguridad, violencia, delito, por lo que Ecuador es ahora el país más inseguro de América Latina. Esa realidad ha forzado la dolorosa emigración, esta vez de familias enteras. Sólo en los últimos tres meses salieron unas 206.000 personas. La tragedia recuerda el terrible Feriado Bancario de 2019, más, los motivos de ahora son aún peores.
Ese “influjo psíquico” sirvió para distraer a la población. Lasso abolió la Ley de Comunicación. Al Banco del Pacífico, que receptaba los pagos por los servicios bancarios que cobraba el Estado en las dependencias públicas, lo reemplazó por el Banco de Guayaquil. Vale indicar que mientras la población sufría la indolencia de Lasso ante su lucha por sobrevivir, fallecían cientos de afectados por enfermedades catastróficas y discapacitados por falta de medicinas, la banca ha obtenido sólo en este año, ganancias netas de 1.000 millones de dólares. Volviendo al tema, Lasso entregó a sus amigos un “feriado de riqueza” al colocar a uno de ellos a la cabeza de la Empresa Coordinadora de Empresas Públicas EMCO, que controla 12 de las empresas estatales y beneficia al país con más de 14.000 millones de dólares anuales. A su cuñado le permitió que su amigo íntimo, sobre el cual había sospechas de tener nexos con la mafia albanesa, sugiriera el nombramiento de algunos de sus ministros. Lasso dejó que varios contratos petroleros se renovaran automáticamente, pese a cláusulas lesivas. La corrupción, monumental y descarada, la denunció el Secretario Anticorrupción, el medio virtual La Posta la amplió a ámbitos tan graves como la delincuencia. Lasso no hizo nada. La que sí actuó fue la Asamblea Nacional, que le planteó el juicio político de mayo. Al ver segura su destitución porque en vez de anular las pruebas presentadas se dedicó a insultar a los legisladores, Lasso decretó la Muerte Cruzada, disolviendo inmediatamente la Asamblea y dando término a su propio mandato en 6 meses.
En estos meses preparó su despedida. En octubre realizó su último viaje al exterior, el número 36, en el avión presidencial al que dijo que nunca se subiría por considerarlo “un lujo socialista adquirido por Correa”. Con su clásico narcisismo, para lavar su imagen firmó un contrato por más de 2 millones de dólares con una empresa especializada. A cada una de las dependencias del gobierno encargó escribir 5 hojas sobre sus obras y cómo las hizo, para luego de revisarlas juntarlas en un libro. Lo lanzó titulándolo “900 días, Democracia y Resultados”, quienes lo han leído comentan que contiene tantas mentiras como faltas de ortografía. En cadena nacional pasó un video que le presenta solo, sentado frente a la pantalla donde, al destacar los 20.000 niños que afirma ha salvado de la desnutrición infantil, se emociona hasta el llanto. Conocedores del tema dicen que es imposible, para salvar al niño de la desnutrición infantil, hay que atenderlo desde el vientre materno, dándole a la madre buena alimentación y un entorno saludable, algo que la precariedad impide. En la última cadena nacional de radio y televisión, en una especie de rendición de cuentas que ni él ni sus ministros han cumplido como exige la Ley, se adjudica obras que hizo Correa, al que sin nombrarlo culpa de la muerte cruzada: “Defendimos la democracia y evitamos, en ese momento, que el proyecto más corrupto y autoritario, empeñado en la desestabilización institucional del Ecuador, retomara el poder”. Al dejar el Palacio de Gobierno, Lasso dejó tras de sí, tinieblas. Ésta es producto de los apagones que sufre el país por su descuido, pues antes Ecuador era exportador de energía eléctrica a Colombia y Perú.
Al Presidente de la República, Daniel Noboa Azín, quien asumió su cargo el 23 de noviembre, le espera una dura tarea. En 18 meses debe distribuir el escuálido presupuesto nacional dando prioridad a economía, seguridad, salud, vialidad. Es urgente. Ojalá el gobierno de Lasso no se haya feriado todo el dinero del Ecuador…
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