CRÓNICAS. Martin Luther King
CRÓNICAS. Martin Luther King
Por: Lucía P. de García
Toronto.- El dirigente religioso de mayor prestigio entre la población afroamericana de Estados Unidos y uno de los más grandes pacifistas de la historia del mundo en los últimos tiempos, Martin Luther King, nació el 15 de enero de 1929 en Atlanta, Georgia. Su niñez estuvo marcada por terroríficos relatos sobre cruces quemadas por encapuchados de túnicas blancas que arremetían contra los suyos. Era el temido Ku Klux Klan, sus siglas KKK, grupo supremacista de extrema derecha que se originó en 1865 con jóvenes que se divertían disfrazados de fantasmas, asustando a la población en recorridos nocturnos por su pueblo, Pulaski.
Después de la Guerra Civil el KKK empezó a perseguir a los esclavos negros recién liberados linchándoles, violando a las mujeres, robando, incendiando casas. Con el tiempo el KKK creció al igual que sus atrocidades, que las amplió contra judíos, católicos, comunistas, inmigrantes. El joven King se angustió al ver que el KKK se robustecía, buscó alivio en el Evangelio y en 1954 se convirtió en pastor baptista. Al revisar la vida de Mahatma Ghandi, líder independista de India, encontró que el amor, la tolerancia y la paz son las herramientas más efectivas para combatir el odio. Luego de fundar la “Conferencia Dirigente Cristiana del Sur”, como pastor inició la resistencia pasiva como método para luchar contra la discriminación racial.
Ésta dio su primer fruto un año después, cuando en Montgomery, Alabama, Rosa Parks se negó a pasar al fondo del bus que había tomado, desafiando la norma de las ciudades del Sur que sólo admitían pasajeros negros en la última fila de asientos. Tras el incidente King aplicó el boicot con más fuerza en el transporte público, hasta lograr que los buses admitieran en igualdad de condiciones pasajeros negros y blancos. La resistencia pasiva destacó aún más la voz negra, que se escuchó en escuelas y universidades, esta vez para clamar su derecho al voto.
En tanto King continuaba su campaña y era nombrado líder del “Congreso para la Igualdad Racial”, en 1957 el presidente Eisenhower promulgó la ley de derechos civiles de la población afroamericana, lo que provocó que el gobernador de Arkansas mandara a la Guardia Nacional para impedir el ingreso de nueve niños de color a la escuela de Little Rock, y que a su vez Eisenhower impusiera su autoridad al enviar tropas federales para proteger a los alumnos.
John F. Kennedy llegó a la presidencia en 1961 con la promesa de “renovación y cambio” y otros beneficios para la población de color, pero el Congreso las fue frenando, lo que dos años más tarde desencadenó una reacción furiosa en Alabama. En medio de las tensiones fue asesinado el dirigente negro Edgar Evers y volvieron a verse por doquier las siglas del KKK.
Desafiando la amenaza, Martin Luther King convocó a una marcha pacífica sobre Washington. Se celebró el 28 de agosto de 1963 con la asistencia de más de 250.000 personas negras, blancas, dirigentes de organizaciones no racistas e importantes personajes que exaltaron el Trabajo y la Libertad. Al final del evento King pronunció su famoso discurso “I have a dream”, “Tengo un sueño”, que estremeció a la multitud y cambió la historia de Estados Unidos.
Aquel mismo día el presidente John F. Kennedy recibió una delegación de líderes que le pidieron dar mayor impulso a la política de igualdad. La buena voluntad del mandatario se truncó en noviembre, ante su magnicidio en Dallas. En 1964 el presidente Lyndon B. Johnson aprobó la Ley de Derechos Civiles que alienta la igualdad de oportunidades de empleo y la lucha contra la discriminación racial. Al siguiente año promulgó la Ley de Derechos de Voto, autorizando el empadronamiento de los ciudadanos negros en todos los Estados, facilitándoles así el sufragio.
La resistencia pasiva que exaltaba a King le hizo merecedor del Premio Nobel de la Paz 1964. Portando ese galardón continuó su labor hasta el 4 de abril de 1968, cuando, estando en Memphis, Tennesee, para encabezar una demostración pacífica en defensa del reconocimiento de los derechos civiles de los afrodescendientes, en el balcón del hotel en el que se hospedaba un disparo en el cuello acabó con su vida.
Su muerte desencadenó una ola de violencia extrema en todo el país. A la “reivindicación negra” le acompañó la “reivindicación blanca” de resistencia y represión. El KKK reapareció linchando y asesinando a los defensores de los derechos civiles y colocando bombas en los templos.
Los méritos del Pastor de la Paz se impusieron. En 1986 Estados Unidos declaró feriado nacional al día de su partida a la eternidad. Desde entonces al presente la legislación norteamericana ha aprobado la proscripción del terrorismo racial y religioso y ha penalizado severamente el hostigamiento a las minorías. No obstante, el odio del KKK persiste, ya no con encapuchados sino en forma abierta, como supremacía blanca.
Por sobre esa circunstancia prevalece el trascendental discurso de Marin Luther King “Tengo un Sueño: Aunque enfrentamos las dificultades de hoy y de mañana, todavía tengo un sueño profundamente arraigado en el sueño americano. Tengo el sueño de que un día esta nación se levantará y vivirá el verdadero significado del credo. Consideramos que estas verdades son evidentes por sí mismas: que todos los hombres son creados iguales.”
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