CRÓNICAS. Día de la Mujer
CRÓNICAS. Día de la Mujer
Por: Lucía P. de García
Toronto.- La mujer siempre ha estado consciente de sus diferencias físicas con el hombre y de las tareas que se le han asignado, desvalorizando su insustituible y sublime rol como madre y su papel en el hogar, donde ha desempeñado las labores más duras, rutinarias y desgastantes. Esas funciones las ha potenciado ante el abandono de su pareja, es ella la que mantiene y cría a sus hijos. En caso de conflictos bélicos, es la mujer la principal víctima al sufrir las atrocidades del momento. Tales experiencias han hecho que con justa razón exija que se valorice su accionar en el quehacer público junto al hombre, en igualdad de derechos.
Así lo determinó en 1789 la Revolución Francesa al proclamar los Derechos del Hombre y del Ciudadano, más, cuando Olympe de Gouge reclamó por esa Declaración tan “masculina” que desconocía la participación de la mujer en aquellas jornadas revolucionarias, fue guillotinada.
En Nueva York, 1848, durante un evento contra de la esclavitud se prohibió hablar a las mujeres, lo que desató la indignación femenina. Elizabeth Cady Stanton y Lucretia Mott dirigieron ese sentir hacia el derecho al voto, así nació la Primera Convención Nacional de Mujeres y su Declaración de Seneca Falls o Declaración de Sentimientos, que entre otros enunciados decía que las mujeres deben ser instruidas en las leyes, deben rechazar su degradación y no afirmar que gozan de “los derechos a los cuales aspiran”.
En 1905 estalló en Rusia la Revolución de Campesinos y Obreros contra el zar Nicolás II, debido a las terribles consecuencias de la guerra contra Japón. A la marcha pacífica de familias completas que llevaban al zar su petición de mejoras laborales, éste respondió con descargas de fusilería de tropas apostadas frente a su Palacio de Invierno. La carnicería indignó a Europa, especialmente a los grupos feministas, dentro de los cuales ya se hablaba de los derechos políticos.
Se alcanzaron un año después en Finlandia, donde se autorizó el voto universal y se permitió que las mujeres fueran elegidas al Parlamento. Fue la primera vez que esto ocurría en el mundo.
En 1907 se celebró en Alemania la Primera Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas a la cual asistieron 59 delegadas provenientes de 15 países, lo cual constituyó algo insólito.
La larga historia del reclamo femenino escribió un capítulo especial cuando en la Fábrica de Algodón de Nueva York, donde 129 obreras realizaban una huelga por mejores salarios y condiciones laborales, el recinto donde se manifestaban fue intencionalmente arrasado con fuego el 8 de marzo de 1908. Todas murieron, más, de su martirio nació el Día de la Mujer.
Aunque parezca increíble, en 1929 en Canadá “Las 5 Fantásticas” Emily Murphy, Nellie McClung, Irene Parlby, Louise McKinney y Henrietta M. Edwards consiguieron que se promulgue la ley que otorga personalidad jurídica a la mujer, es decir que se le considere “persona”. Por entonces, el Canciller del Consejo Privado reconoció “Esta es una reliquia de días bárbaros”. Tenía razón.
Mientras tanto, en América Latina el batallar por los derechos femeninos avanzaba con lentitud, involucrando a las diversas generaciones de mujeres y ampliándose a los diferentes aspectos de la actividad humana. Hay que reconocer que en esa lid se han involucrado hombres “de buena voluntad” y se han utilizado recursos tan infalibles como paciencia, cariño, espiritualidad.
El Primer Congreso Feminista se efectuó en 1916 en Yucatán, México. Allí se habló sobre la igualdad en las relaciones entre mujeres y hombres, el derecho a educación, trabajo remunerado, participación política, métodos anticonceptivos. Posteriores Conferencias Regionales han creado una agenda común, analizando machismo, paternalismo, salud materno–infantil, higiene femenina, sexualidad, abuso sexual, maternidad forzada, aborto, violencia de género, feminicidio. A los gobiernos se les ha pedido tratar estos temas como de interés público.
América Latina se precia de feministas como la escritora y poeta mexicana Sor Juana Inés de la Cruz, “La Décima Musa” nacida en el siglo XVII. En Perú, siglo XVIII, Micaela Bastidas, esposa de Túpac Amaru II, quien luchó junto a él contra España. Durante las guerras por la Independencia proliferaron heroínas que actuaron como espías, facilitaron la logística, auxiliaron en el campo de batalla. En tiempos más recientes, al lograr ejercer su voto en 1929, Matilde Hidalgo de Procel convirtió a Ecuador en el primer país de América Latina en instaurar el voto femenino. La chilena Gabriela Mistral, con su prosa y poesía obtuvo el Premio Nobel de Literatura 1945. La guatemalteca Rigoberta Menchú, defensora de los derechos indígenas, recibió el Premio Nobel de la Paz 1992. En el ámbito musical, Mercedes Sosa cantó al folklor latinoamericano. En el atletismo mundial se luce en salto la venezolana Yulimar Rojas. Débora Arango, acuarelista colombiana, pinta sobre lo social y lo político. Berta Cáceres, líder campesina hondureña asesinada en marzo 2016, en su memoria se otorga el Premio que lleva su nombre. La pediatra y activista humanitaria brasileña Zilda Arns, fundadora de la Pastoral de la Infancia contra la Mortalidad Infantil y nominada al Premio Nobel de la Paz 2006, falleció en el terremoto de Haití al realizar labores de socorro. La lista de valiosas feministas latinoamericanas es interminable.
En este Día de la Mujer, un abrazo afectuoso y solidario a todas las mujeres del mundo, y un ¡Adelante, la lucha continúa…!
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