Un estudio sugiere un elevado apoyo al populismo al estilo de Milei y Bukele en Chile
Un estudio sugiere un elevado apoyo al populismo al estilo de Milei y Bukele en Chile
– Una investigación de la Universidad Adolfo Ibáñez revela que el 74% de los encuestados quiere que los políticos sigan la voluntad del pueblo
El avance populista en América Latina, con la llegada de líderes aupados por sociedades descontentas, como Javier Milei en Argentina y Nayib Bukele en El Salvador, ha impulsado a la academia chilena a estudiar cuán fértil está el campo para este fenómeno político en el país sudamericano. Por primera vez, el sondeo del Laboratorio de Encuestas y Análisis Social (LEAS), de la Universidad Adolfo Ibáñez (UAI), abordó el asunto y los consultados adhirieron, en promedio, el 68% de las actitudes populistas presentadas, como que los políticos deben seguir la voluntad del pueblo (74,5% de acuerdo o muy de acuerdo) o que la gente, y no los políticos, deben tomar las decisiones más importantes (50%).
Para tomar la temperatura del populismo en Chile, el LEAS preguntó sobre la adhesión a las ocho dimensiones base del fenómeno, definidas en 2014 por los académicos Akkerman, Mudde y Zaslove. En una escala de uno a cinco, los chilenos de izquierda, centro y derecha, alcanzan en promedio el 3,7. Es decir, no distingue por preferencia política.
Para el investigador de la UAI Andrés Scherman hay que poner especial atención en que un 63% esté de acuerdo o muy de acuerdo con que las diferencias políticas entre la élite y los ciudadanos son mayores que las diferencias entre los ciudadanos. “En Chile hay espacio para el crecimiento de alternativas populistas o el fortalecimiento de movimientos que ya existen y tienen contenidos populistas dentro de sus propuestas. La última candidatura de José Antonio Kast, por ejemplo, tuvo elementos populistas en su crítica a la clase política”, plantea uno de los tres académico responsables del estudio.
Ese espacio se da en un contexto donde la polarización ideológica (entre los partidos políticos en el eje izquierda y derecha) aumentó de un 5,4 en una escala de 10 en 2017 a un 7,7 en 2024. La polarización afectiva, que mide el sentimiento negativo hacia los líderes políticos opuestos, considerando al presidente Gabriel Boric y al republicano José Antonio Kast, alcanzó un 5,6. En ambos casos es el nivel más alto en los últimos ocho años. Las ideas populistas también se abren camino cuando la desconfianza a los partidos políticos llega al 87% y un 39,5% tiene una opinión negativa de cómo funciona la democracia, siempre según la encuesta de la UAI, realizada después del cierre del proceso constitucional el 17 de diciembre pasado, que contó con dos intentos fallidos, uno liderado por la izquierda y otro por la derecha (2022 y 2023).
Tras cinco años dominados por el debate constitucional, el fracaso de la segunda propuesta ha empujado a Chile a un nuevo ciclo político, donde ya no parece central el cambio de la Carta Magna: un 60% cree que es nada o poco necesario un nuevo proceso constitucional para solucionar los problemas de la sociedad. Hay propuestas que se discutieron, sin embargo, que continúan generando gran adhesión. De las presentadas por la encuesta, la expulsión de los migrantes ilegales en el menor tiempo posible es la favorita, con un 79,3% de apoyos, una bandera que ha sido usada por propuestas populistas como las de Bukele.
Sobre la Constitución vigente, un 42,8% considera que está bastante o muy legitimada. “Hay cierto hastío a un proceso nuevo, pero eso no quiere decir que la mayoría de la gente considere que la que está sea legítima. El fracaso de los procesos no alcanza a legitimar totalmente la actual”, señala Scherman.
José Antonio Kast con otros integrantes del partido Republicanos,
tras la derrota del plebiscito constitucional de diciembre 2023.
CRISTIAN SOTO QUIROZ
Para el politólogo Cristóbal Bellolio, de la Escuela de Gobierno de la UAI, los resultados “confirman que la posta populista ha ido mutando: del estallido social de 2019, al proceso constitucional uno y dos”. “Es una especie de camanchaca que se instala y todos los sectores son vulnerables a ella”. El académico plantea que antes de las revueltas, los casos de corrupción política y empresarial fueron creando “un caldo de cultivo de sospecha”, donde los actores políticos y sociales pensaron que solo afectaba al adversario, pero que los terminó impactando. “Los republicanos trataron de rentar con el mismo ethos populista que la izquierda lo intentó en el estallido social”, asegura.
Los encuestados consideran que el Partido Republicano, liderado por Kast, es la formación más importante de la oposición (51%), sacándole una ventaja abrumadora a la derecha tradicional, que oscila entre el 11% y el 17%. A su vez, Kast es considerado como la figura más relevante de la oposición 38,5%, seguido muy de lejos por la alcaldesa de la UDI Evelyn Matthei. Esta visión no está alineada con la carrera presidencial de 2025. El 20,5% quiere que Matthei sea la próxima presidenta de Chile y en segundo lugar Kast, con un 15,6%. “Es posible que dentro de la estrategia de Matthei no esté el ocupar el lugar de la principal opositora al Gobierno de Boric”, apunta Scherman. “Quizá quiere salir de esa lógica tan dicotómica de posicionarse en un extremo. Ella, que fue diputada en 1990, responde a lógicas de la transición, de espacios más intermedios de acuerdo”, añade.
Sobre el respaldo al actual Gobierno, un 55% de los encuestados desaprueba la forma en que está conduciendo el Gobierno y un 33% la aprueba.
En la última encuesta Cadem, publicada esta semana, Matthei continuaba liderando el voto espontáneo con el 21% de las preferencias, seguida por Kast (12%), en tercer lugar la expresidenta socialista Michelle Bachelet (4%), y luego las ministras de Estado, Camila Vallejo, comunista, con el 3%, y Carolina Tohá, de la centroizquierda, con 2%. “Si Chile tiene una elección entre Matthei y Tohá sería una estupenda noticia para hacer frente al fenómeno populista”, dice Bellolio. Y agrega: “Ellas se alejan de los discursos de tirar basura al rival y reivindican el de los acuerdos y consensos. Los de Kast y Boric original [el de la primera vuelta] eran mucho más populistas, de ver el mundo en blanco y negro. Desde este punto de vista, una elección Matthei-Tohá parece resistirse al clima populista o al menos a la polarización, que muchas veces va asociada a este fenómeno”.
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