“Son unos desagradecidos y traicioneros”: los chavistas que apoyan a Maduro y critican a los que se pasaron a la oposición
“Son unos desagradecidos y traicioneros”: los chavistas que apoyan a Maduro y critican a los que se pasaron a la oposición
Partidarios del presidente venezolano Nicolás Maduro gritan consignas durante una manifestación en Caracas con destino al Palacio de Miraflores.
- Catedral, en pleno centro de Caracas, es la parroquia menos poblada del municipio Libertador de la capital de Venezuela y también parece ser la más fiel al movimiento chavista
De acuerdo a las actas presentadas por la oposición venezolana, la parroquia es la única de las que conforman el Distrito Capital donde ganó el candidato oficialista Nicolás Maduro.
Pero los oficialistas con los que se habló en la zona y sus alrededores dudan mucho que sea así. Están convencidos de que ganaron en la mayoría del territorio nacional.
Desde la plaza Andrés Eloy Blanco, un bastión del “chavismo duro”, José Salazar, quien trabaja como inspector de obras públicas en la Alcaldía de Caracas y hace vida en la parroquia, no tiene ninguna duda de la victoria del oficialismo en Catedral y en toda Venezuela.
“Los chavistas ganamos, somos mayoría hoy y siempre. Esos rumores de que hay chavistas que se han pasado al otro bando son mentiras. Un chavista de verdad jamás votaría por la oposición”, asegura el hombre de 49 años.
La parroquia Catedral alberga la mayor parte de su casco histórico e importantes sedes administrativas como la Asamblea Nacional y el Palacio de Miraflores, la sede del gobierno de Venezuela.
Salazar votó en el Liceo Fermín Toro, a pocos metros de Miraflores. En ese centro de votación Maduro obtuvo el 64% de los votos, por encima del candidato opositor Edmundo González, quien cosechó un 35%, de acuerdo a las actas de la oposición.
En toda la parroquia el candidato del chavismo ganó con un 54%, según la misma fuente.
“¿Tú conoces a ese títere (Edmundo González)? Yo no lo conozco, nunca lo he visto”, le pregunta Jesús Hernández a Salazar, con quien se reúne frecuentemente en esa plaza donde han pintado murales en honor al expresidente Hugo Chávez, Nicolás Maduro y Simón Bolívar, el libertador de Venezuela.
Jesús Hernández en la “plaza de Lina Ron” ubicada en la parroquia Catedral de Caracas. Dice que era chavista antes de que Chávez llegara al poder.
Ha sido un punto de encuentro de chavistas por muchos años y se le se conoce coloquialmente como “la plaza de Lina Ron”, quien fue una dirigente política conocida por formar parte del ala más radical del movimiento chavista.
“Nosotros, los combatientes de izquierda, nos reunimos en este lugar desde hace 27 años, cuando el comandante Hugo Chávez aún estaba haciendo campaña para convertirse en presidente. Fundamos un club de ancianos para jugar dominó todos los días y hablar de la revolución”, explica Hernández, quien tiene 79 años.
Acusaciones de manipulación electoral
Él tampoco pone en duda el resultado electoral: “La oposición nunca está de acuerdo con los resultados y siempre gritan fraude. Pero dime tú, ¿cómo van a hacer fraude con esas máquinas que tienen una tecnología tan arrecha (buena)”.
Venezuela atraviesa una ola de protestas que estallaron en Caracas y diferentes puntos del país después de que el Consejo Nacional Electoral (CNE) anunciara que Maduro habría ganado la elección con el 51% de los votos, por delante de Edmundo González con el 44%.
Vista del Palacio de Miraflores desde la parroquia Altagracia, en el centro de Caracas.
El CNE aún no ha hecho públicas las actas que respalden el anuncio, algo que la oposición ve como una muestra clara de que hubo un fraude electoral.
El Fiscal General Tarek William Saab, quien ha calificado las protestas como un “golpe de Estado”, afirmó este miércoles que 77 agentes de la policía han resultado heridos en enfrentamientos con los manifestantes y que un sargento de la Guardia Nacional murió el martes.
Diversas ONG han reportado que las protestas ya han cobrado al menos 11 muertos y decenas de heridos.
Por su parte, el Centro Carter, una reconocida organización internacional que fue invitada por el gobierno de Venezuela como observador de la contienda electoral, publicó un comunicado en el que señala que la elección “no puede ser considerada democrática” debido a que no se ajustó a los estándares internacionales para procesos electorales.
Sede de la Fundación Combativa Catedral, en el centro de Caracas.
Argentina, Chile, Costa Rica, Perú, Panamá, República Dominicana y Uruguay también cuestionaron las elecciones, así como el gobierno del presidente estadounidense, Joe Biden.
Vedant Patel, viceportavoz del Departamento de Estado de Estados Unidos, señaló que fueron “socavadas por acciones antidemocráticas, represión política y manipulación electoral”.
Maduro se defendió este miércoles afirmando que su gobierno no había publicado los resultados electorales de manera detallada debido a un “hackeo” al sitio web del CNE y añadió que su partido estaba listo para presentarlos.
La crítica a los “exrevolucionarios”
Emilia Cueva, una enfermera de 53 años, debate en las inmediaciones de Miraflores con sus amigas de La Candelaria, el sector del centro de Caracas donde viven:
“¿Cómo es posible que se atrevan a decir que hubo fraude? Es imposible hacer fraude con nuestro sistema computarizado”.
Emilia Cueva dice que es “imposible” hacer fraude en el sistema electoral venezolano.
“Es un sistema completamente blindado y auditable en tiempo real”, prosigue.
Me cuenta que fue presidenta de mesa en el centro Ipostel de La Candelaria y afirma que Maduro ganó.
“Los de la oposición están desfasados, están completamente locos. Ellos siempre dicen que todos los chavistas somos tierrúos (marginales), ¿tú me ves tierrúa a mí?”, me interroga.
“Como puedes ver soy una mujer bien hablada, me arreglo, soy profesional y soy chavista. ¡Los tierrúos son ellos! Tú seguramente ya los habrás visto guarimbeando (protestando)”.
El grupo de amigas espera ansiosamente una marcha con destino al Palacio de Miraflores convocada por Nicolás Maduro para apoyar los resultados anunciados por el CNE y que se acerca lentamente a la sede de gobierno desde la avenida Libertador, que queda a unos 4 kilómetros.
Comienzo de la marcha chavista en la avenida Libertador de Caracas.
Emilia cree que los chavistas que se pasaron de bando a la oposición estaban por conveniencia en la revolución y “no obtuvieron lo que quisieron”.
A un par de cuadras de allí, en la sede de la Fundación Combativa Catedral, un grupo chavista despotrican en contra de otros exrevolucionarios que se pasaron a la oposición.
“Son unos desagradecidos y traicioneros. Nunca fueron chavistas de corazón. Los chavistas de verdad somos leales hasta la muerte”, afirma Félix Rivas, integrante del grupo.
“Después de que Chávez les dio apartamentos -con la Misión Vivienda- y educación ahora votan por los escuálidos (privilegiados)”.
“Quieren que el pobre siga siempre pobre”
Por su parte, Jesús Hernández no cree que sea verdad muchos chavistas hayan votado por la oposición.
“María Corina les paga a esas personas que protestan. Yo escuché que les dan US$40 y que ya van más de 700 detenidos”, afirma sin evidencia alguna.
“Ellos nunca llegarán al poder. Ellos sólo piensan en ellos mismos y quieren que el pobre siga siempre pobre”, añade.
Interrogado sobre su propia situación económica, Hernández admite que él es pobre y aguanta hambre, pero asegura que está mejor que antes.
“Yo vendo maní y llevo a mi familia alguito, como US$30 mensuales. No es mucho, pero algo se hace”.
Chavistas marchando hacia Miraflores.
Su “camarada” José concede que no están tan bien como cuando Chávez era presidente: “Pero es que a Maduro no lo han dejado gobernar”, justifica.
Yo le digo que tiene más de 10 años en el poder, a lo que él responde que diversos factores han “entorpecido el proceso”.
“Le han hecho una guerra económica, le pusieron sanciones, además de las guarimbas de la oposición y el covid”.
No obstante, algunos expertos atribuyen la crisis económica a decisiones tomadas por el chavismo, como la ola de expropiaciones ordenada por Hugo Chávez y sus controles de moneda extranjera introducidos en 2003, además de la corrupción y la caída de los precios del petróleo.
Tensión en la calle
La marcha oficialista ya se encuentra a menos de un kilómetro de Miraflores y a pocos metros de Emilia Cueva marchan las hermanas Gil, quienes me cuentan que el día de la elección fueron acorraladas por un grupo de “escuálidos” que bajaron de edificios vecinos del sector donde vive, detrás del Palacio de Miraflores, y las estaban amenazando.
“Las otras mujeres que trabajan con nosotras en los CLAP (Comités Locales de Abastecimiento y Producción – un programa de distribución de algunos alimentos importados promovidos por el gobierno) nos dejaron solas. Esas no son chavistas de verdad”, le dice a BBC Mundo Ester Gil, de 57 años.
Ester Gil, habitante de la parroquia Altagracia.
“Tuvimos que llamar a las autoridades chavistas y pronto llegó un grupo de hombres a defendernos”, relata esta mujer que también trabaja como promotora del Plan de Parto Humanizado ayudando a mujeres embarazadas.
Una joven sentada al lado de nosotros escucha nuestra conversación y lamenta que “un gentío se le haya volteado a nuestro presidente”.
“No te preocupes que vamos a vencer. Yo estuve cuando dieron el golpe de Estado (en 2002). Me acuerdo que tuve que dormir en una colchoneta en Miraflores, pero lo importante es que vencimos”, le responde Ester.
“Nosotros los chavistas somos un pueblo pacífico. En nuestras marchas bailamos, cantamos, nos reímos, gozamos”, prosigue mientras la manifestación chavista se acerca.
Su hermana me cuenta que ella asiste a las marchas para apoyar al proceso, pero también porque le “encanta” bailar.
“Los chavistas somos paz y alegría”, dice. “No como ellos que lo que hacen es tirar piedras”.
Marcha chavista llegando al Palacio de Miraflores.
La marcha chavista llega finalmente al Palacio de Miraflores a finales de la tarde. Uno de los primeros grupos sostiene una bandera gigante y corre coreográficamente hacia adelante posando frente a las cámaras.
Un segundo grupo baila alrededor de un camión que pone música de la campaña electoral.
Y las hermanas Gil se preparan para unirse a lo que describen como “una fiesta”.
“La oposición dice que nuestro presidente es burro, pero con sus guarimbas los burros son ellos”, sentencia Ester.
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