ALL WE IMAGINE AS LIGHT. India-Francia-Países Bajos-Luxemburgo, 2024. Un film escrito y dirigido por Payal Kapadia. 115 minutos
ALL WE IMAGINE AS LIGHT. India-Francia-Países Bajos-Luxemburgo, 2024. Un film escrito y dirigido por Payal Kapadia. 115 minutos
Por Jorge Gutman
ALL WE IMAGINE AS LIGHT. India-Francia-Países Bajos-Luxemburgo, 2024. Un film escrito y dirigido por Payal Kapadia. 115 minutos
Después de haber impresionado con su muy buen documental A Night of Knowing Nothing (2021), la realizadora Payal Kapadia efectúa su debut con el largometraje de ficción All We Imagine As light, un magnífico retrato de tres mujeres indias de diferentes generaciones viviendo en la multitudinaria ciudad de Mumbay.
En un enfoque decididamente feminista el guión de Kapadia presenta a Prabha (Kani Kusruti) quien desde hace tiempo trabaja en un hospital de Mumbay especializándose en la salud de la mujer; aunque casada mediante un matrimonio arreglado, su marido se encuentra trabajando en Alemania y por lo tanto esa ausencia de hace más de un año sin tener noticias de él se hace sentir. El piso en que habita lo comparte con Anu (Divya Prabha), una colega más joven del mismo centro hospitalario quien está secretamente enamorada de Shiaz (Hridhu Haroon), un joven de origen musulmán y en consecuencia infringiendo la norma vigente de no mantener relaciones entre hindúes y musulmanes. Prontamente se une a ellas Pavarty (Chhaya Kadam), de mayor edad y cocinera del nosocomio, que habiendo enviudado ha sido expulsada de su casa por no tener la documentación pertinente que pruebe su posesión.
La gran virtud del film reside en la sutileza que emplea Kapadia para reflejar la hermandad que se genera entre estas tres mujeres tanto a través de los diálogos mantenidos como asimismo mediante sus silencios. Todo ello transcurre en el marco de la moderna India, muy bien captado por la cámara de Ranabir Das que en ciertos momentos confiere al film el tono de un documental.
La directora ilustra cómo puede resultar difícil para una mujer ser dueña de su propia vida debido a las anacrónicas tradiciones que aún rigen en el país. En tal sentido se observa a la abnegada Prabha evadir los avances de un bien intencionado médico del nosocomio (Azees Nedumangad), a pesar de que su marido no tiene contactos con ella; asimismo es el caso de Anu que es consciente que sus padres jamás aprobarían que una su vida a Shiaz debido a ciertos anacronismos resaltados por las tensiones religiosas; no menos significativo es el hecho de que una mujer viuda no pueda poseer los documentos pertinentes a la propiedad en que reside como es el caso de Pavarty.
Kapadia idealmente ha convocado a tres magníficas actrices quienes con su interpretación brindan vitalidad a esta lúcida obra feminista. Por sus indiscutibles méritos, el film merecidamente obtuvo el Gran Premio del Jurado en el festival de Cannes.
MARIA. Italia-Alemania-Estados Unidos, 2024. Un film de Pablo Larraín. 118 minutos
Acostumbrado a abordar relevantes personalidades, el director Pablo Larraín completa la trilogía iniciada en 2019 con Jackie (Kennedy), seguida en 2021 con Spencer (Princesa Diana) y en este caso con Maria, referida a la más grande soprano del siglo pasado conocido como “La Callas”.
La tarea que se impuso el realizador no ha sido fácil para reflejar fehacientemente la completa psicología de esta mujer dada su compleja personalidad.
Valiéndose del guión de Steven Knight, el cineasta comienza el relato el día en que Callas (Angelina Jolie) fallece a los 53 años en su piso de París, donde cuatro años antes efectuó su retiro de la escena al comenzar a desvanecerse su gloriosa voz. De inmediato la acción se retrotrae a una semana antes en donde se aprecia a la cantante, que en su estado desfalleciente es atendida por su fiel ama de llaves Bruna (Alba Rohrwacher) y su valet Ferruccio (Pierfrancesco Favino). Ambos sirvientes tratan de que Maria se alimente y asista a las citas médicas, en tanto que lo que la enferma más desea es obtener sedantes hipnóticos que alivien su dolor.
A través de una serie de entrevistas que le realiza un reportero (Kodi Smith McPhee), ésa es la excusa para que a través de flashbacks se asista a momentos trascendentes de su vida, donde obviamente la ópera constituye su razón de ser.
Mediante la excelente caracterización que Jolie logra de la diva, se puede vislumbrar la pasión que la Callas infunde a sus personajes líricos como, por ejemplo, en el caso de Tosca que es una de sus óperas favoritas; en tal sentido la voz de Jolie se intercala con la de la icónica soprano que emerge de sus registros discográficos .Lo interesante es que la posesión que Callas logra de sus personajes líricos parecería no desprenderse fuera de escena, al estar investida de una personalidad vulnerable, triste a la vez que trágica.
Fuera del escenario, la historia no puede prescindir del apasionado amor que la unió durante varios años al magnate naviero Aristóteles Onassis (Haluk Bilginer); si bien él intentó poseerla queriendo que desista de su carrera, ella demostró su condición feminista de no trascender a su voluntad; indudablemente, el casamiento de Onassis con la viuda del asesinado presidente Kennedy constituyó para María un tremendo golpe emocional. En lo que respecta a su propia familia, hay una rápida referencia en una escena que mantiene con su hermana Yakinthy (Valeria Golino). A fin de brindar al relato un toque de fantasía, Larraín nutre al film de algunas escenas que atraviesan únicamente en la mente de la artista
Si bien la brillante composición de Jolie es uno de los elementos vitales del relato, eso no obsta a que la dirección de Larraín aunque correcta resulte un tanto fría al no extraer del guión toda la fogosidad que uno aguarda de una personalidad tan gigantesca como lo fue La Callas. Con todo, eso queda en gran parte compensado por la magnífica música de John Warhurst en donde el amante de la ópera se solaza con magníficos extractos de varias óperas interpretadas por la diva.
En el elenco, además de Jolie, en roles de apoyo se lucen Rohrwacher y Favino. En otros rubros es destacable la fotografía de Ed Lachman combinando el uso del color con el blanco y negro, como así también es meritorio el diseño de producción de Guy Hendrix.
Sin alcanzar un nivel de excepción el film es de todos modos apreciable, resultando encomiable el desafío asumido por Larraín en revivir a la inolvidable dama del arte lírico.
LE ROMAN DE JIM. Francia, 2024. Un film de Arnaud Larrieu y Jean-Marie Larrieu. 101 minutos
Un notable melodrama es lo que los cineastas y hermanos Arnaud y Jean-Marie Larrieu ofrecen en Le Roman de Jim enfocando el tema de la paternidad.
Basado en el libro homónimo de Pierric Bailly, los directores siguen la trayectoria emocional vivida por Aymeric (Karim Leklou), a través de un período de 28 años. En 1996 con sus 20 años de edad este joven residiendo en la región de Jura, abandonó sus estudios universitarios, trabajando en un almacén. Al haber estado involucrado por sus conocidos en un robo de cuadros de pintura, es detenido y encarcelado por un par de años.
La acción se desplaza al año 2000 cuando circunstancialmente Aymeric que hasta ese entonces no encontró un sentido fijo a su vida salvo su pasión por la fotografía, sale al encuentro de Florence (Laetitia Dosch), una ex colega de trabajo; ahora ella es enfermera y está grávida de 6 meses de un hombre casado y padre de dos hijos que se desentendió de ella. El amor a primera vista que surge entre ambos motiva a que además de convivir como pareja, Aymeric deviene el padre sustituto de Jim.
A través de los primeros 7 años de Jim (Eol Personne), se observa la devoción que Aymeric vuelca hacia él en todos los aspectos que concurren a la infancia de un niño; a su vez el pequeño reconoce y retribuye ese afecto aunque ignora que su progenitor no es su padre biológico. La familia así conformada cobra un giro inesperado cuando en la primavera de 2008 regresa Christophe (Bertrand Belin), el padre biológico, motivando a que Aymeric quede desplazado de la familia; para peor, Christophe y Florence deciden vivir en Montreal y ella miente a su hijo diciéndole que Aymeric decidió abandonarlos para comenzar una nueva familia.
Por medio de una elipsis la historia ahora se ubica en el verano de 2017 donde el desplazado padre ha reanudado su vida sentimental con Olivia (Sara Giraudeau), una maestra aficionada al baile que le brinda a él su cariño y apoyo moral. Eso no elimina el sentimiento de pena que aún experimenta por haber perdido contacto con su entrañable y querido Jim, al que le queda el recuerdo de las numerosas fotografías que con su cámara captó de él.
Sería inconducente revelar qué es lo que acontece en 2024 cuando el ahora adulto Jim (Andranic Manet) se topa con Aymeric pero lo cierto es que resulta difícil no conmoverse con el desenlace de esta agridulce historia.
No es muy común que cineastas masculinos aborden el tema de la paternidad, de allí que resulta más que elogiable la sensibilidad demostrada por los hermanos Larrieu quienes mediante una sobria narración y evitando estereotipos han sabido captar los hondos sentimientos albergados en el libro de Bailly.
Además de la pulcra y esmerada realización de los cineastas, gran parte del logro de este melodrama reside en haber contado con Leklou en el rol protagónico. En una brillante actuación, sumergiéndose por completo en su personaje, el actor refleja la verdadera esencia del mismo al transmitir las vicisitudes de un hombre melancólico, bonachón y de máxima ternura que después de ciertos tropiezos de juventud, encuentra sentido a su existencia como el putativo progenitor de Jim. A su lado se destaca Dosch como la mujer egoísta que no repara el daño provocado a quien supo quererla como marido y padre de su hijo; en un perfil más bajo igualmente se distingue la expresividad de Giraudeau en su feminista personaje.
Como escenario del relato se destaca el panorama montañoso de Jura durante las diferentes estaciones del año, a través de la muy buena fotografía de Irina Lubtchansky.
En esencia, esta bella película resalta la importancia que adquiere el amor paternal aunque no esté nutrido de lazos consanguíneos y eso es lo que queda en la memoria del espectador..
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