CRÓNICAS: Canadá y su Labor Day

CRÓNICAS: Canadá y su Labor Day

Por: Lucía P. de García

Toronto.- Mientras el mundo conmemora cada 1 de Mayo el Día del Trabajo, cuando  en 1886 miles de obreros de Chicago se declararon en huelga para exigir una jornada laboral de 8 horas en medio de feroz represión, en Canadá se exalta el Día del Trabajo, Labor Day, cada 1 de Septiembre junto a Estados Unidos, a cuyas razones plegó: desvincularse de todo lo que signifique comunismo. 

No obstante, la conmemoración canadiense tiene sus propias bases históricas, sociales y políticas. Se remonta años antes de la huelga de Chicago, cuando el 15 de abril de 1872, en la capital de Ontario se produjo la huelga del Sindicato Tipográfico de Toronto. Con el apoyo de otros trabajadores se logró la promulgación de la Ley de Sindicatos, que entre los derechos reconoce precisamente festejar el Labor Day tomándose el día libre y recibir su respectiva paga.  

El primer Día del Trabajo que se celebró en Canadá fue en 1894, a presión de los movimientos laborales. Desde entonces hasta el presente se lo sigue festejando con descanso, marchas, reivindicaciones, protestas y tradiciones.

Entre las tradiciones: dar por terminado el verano el 1 de Septiembre y ese día no vestir de blanco. Asistir al desfile anual en Grand Falls-Windsor en Newfoundland, o al Wharf Rat Rally en Nova Scotia. Iniciar los encuentros deportivos de la Canadian Footbal League (CFL) con rivales clásicos como los Calgary Stampeders y el Edmonton´s Elks; o los Hamilton Tiger-Cats y los Toronto Argonauts.

Entre las reivindicaciones, garantizar jornadas de labor adecuadas, seguros, salarios justos, y otras mejoras a favor de la sociedad.

Con el transcurrir de los años se ha llegado al teletrabajo, sobre el que cabe recordar lo impuso la pandemia del Covid en 2020, cuando el mundo tuvo que suspender la vida normal y trabajar desde los hogares. Igualmente vale recordar cuánto benefició la pausa a la Madre Naturaleza, por un tiempo descansó de los abusos de los humanos. 

Canadá ha ido regresando a la normalidad laboral en forma paulatina. Oficinas federales, provinciales, empresariales y particulares han coordinado jornadas y horarios con sus empleados, a fin de que permanezcan en sus hogares realizando teletrabajo y sólo asistan a las oficinas dos días a la semana. 

Hoy, el Gobierno Federal, a través de la Oficina del Consejo Privado, ordenó a los empleados públicos que vuelvan a sus lugares desde el 9 de septiembre por al menos tres días semanales, uno más a los dos que ya se habían implementado. Las autoridades provinciales, municipales y empleadores respaldan tal disposición. Por el contrario, los sindicatos indicaron que el gobierno ha cedido a la presión de empresarios y políticos, quienes buscan mayores ganancias al tratar de activar aún más el movimiento de las ciudades con la mayor presencia de empleados públicos.

Ha elevado su voz de protesta el Sindicato de Empleados de Telus de Quebec. Considera un posible despido encubierto, por lo que ha presentado una orden de salvaguardia ante la Junta de Relaciones Industriales de Canadá (CIRB).

Igual lo ha hecho la Alianza de Servicios Públicos de Canadá (PSAC). Ha interpuesto ante la Corte Federal una solicitud de revisión judicial para anular tal orden, señalando que es innecesaria y perjudica aún más la economía de los trabajadores. 

Hay contrariedad en las familias. Deben solucionar aspectos como el cuidado de los niños, la organización de nueva rutinas y horarios en los hogares, el costo y el tiempo de un día más de desplazamiento por la ciudad, etc.

Hasta ver qué mismo sucede, bien vale conocer la experiencia de este modelo de trabajo en los países nórdicos de Europa.  

La cultura laboral de dichos países se basa en el cumplimiento de labores con autonomía, desde donde se pueda o se quiera, con horarios propios, sin vigilancia o control, aunque siempre con responsabilidad, objetivos razonables, alcanzables y  predefinidos. Se da gran importancia al diálogo, la flexibilidad y la conciliación. Se auspicia que los padres compartan mayor tiempo con sus hijos, valorando el cimiento más fuerte de la sociedad, la familia. Se proporciona una tecnología que facilita una labor eficiente desde el hogar, y se procuran espacios diseñados especialmente para la creatividad y la cooperación. 

El ejercicio de tales particularidades ha dado resultados asombrosos: la satisfacción personal de los trabajadores ha creado mayor vínculo y compromiso con la empresa, y un incremento de la productividad de hasta el 6%. Los espacios físicos, los costos por consumo de papel e insumos de escritorio se han reducido al compartir documentos en forma digital, y ese ahorro se ha convertido en ganancias para las empresas. También las ciudades se han beneficiado al reducirse el CO2, el riesgo de enfermedades, desplazamientos, accidentes de tránsito, imprevistos. 

Al momento, Noruega es el país más productivo del mundo. Noruega, Suecia y Dinamarca lideran en satisfacción laboral. Finlandia, Islandia, Noruega y Suecia ostentan el primer lugar en igualdad de género. La capital de Finlandia, Helsinky, tiene el título de mejor ciudad en equilibrio entre vida laboral y personal.

Antes de que la Junta de Relaciones Industriales de Canadá resuelva sobre la salvaguardia y la Corte Federal emita su revisión judicial, deben tomar en cuenta lo siguiente: un estudio del Departamento de Estadísticas de Canadá señala que el 90% de los teletrabajadores son responsables y productivos tanto en la casa como en la oficina. Conocer que nuestro querido Canadá se encamina por la ruta de los países nórdicos,  estimula, y nos alienta a festejar con alegría nuestro propio Labor Day…