Investigadores encuentran trazas de poliéster y PVA en langostas de Nova Scotia

Investigadores encuentran trazas de poliéster y PVA en langostas de Nova Scotia

• Un nuevo estudio de la Universidad Dalhousie de Nova Scotia halló microplásticos en el 100% de las langostas analizadas, lo que lleva a los investigadores a informar que el plástico es más común de lo que la mayoría de los amantes del marisco creen.

En promedio, encontraron entre seis y siete partículas de microplástico por gramo de carne.

“Esto significa que con cada bocado de marisco, ingerimos microplásticos”, afirmó la investigadora principal, Amber LeBlanc, de la Escuela de Recursos y Estudios Ambientales de Dalhousie.

Los investigadores compraron 16 langostas a comerciantes locales, capturadas en la costa de Nova Scotia, y obtuvieron muestras de tejido de la cola del marisco.

“La idea era simular la experiencia de un consumidor que compra la langosta, la cocina en casa y se la come”, explicó LeBlanc.

Su análisis detectó microplásticos en la carne de los 16, incluyendo partículas de fibras de poliéster y acetato de vinilo de polietileno (PVA).

El PVA, comúnmente utilizado en cápsulas de detergente para ropa, fue el plástico predominante hallado en las langostas. LeBlanc señaló que, con frecuencia, los productos comercializados como “biodegradables” o “ecológicos” no lo son realmente.

“El plástico se disuelve en agua. Y, a simple vista, es cierto”, dijo LeBlanc refiriéndose a las cápsulas.

“Pero los estudios demuestran que deja microplásticos. Y este es uno de los plásticos predominantes que encontré en las langostas.”

Añadió que el plástico puede provenir de cualquier parte, incluso de la propia industria pesquera.

“Muchos aparejos de pesca están hechos de plástico. Y así son las cosas. No estoy señalando a nadie en particular. Es la realidad mundial. Si miras a tu alrededor, encontrarás plástico”, dijo.

¿Por qué las langostas?

Los autores del estudio señalaron que las langostas sirven como bioindicadores y pueden revelar los niveles de contaminación ambiental, en parte debido a la forma en que ingieren sedimentos.

“Hasta la fecha, se ha encontrado contaminación por microplásticos en diversas regiones anatómicas de las langostas: debajo del caparazón, alrededor de las branquias, dentro del hepatopáncreas y del sistema digestivo”, afirma el estudio.

“Los microplásticos pueden adsorber contaminantes del agua circundante, lo que podría aumentar los niveles de contaminación en los organismos que los consumen”.

Los autores también escribieron que, si bien los estudios previos sobre la contaminación por microplásticos en langostas se han centrado en especies europeas, se han realizado pocos estudios sobre la langosta americana —la que se encuentra frente a las costas de Nova Scotia—, que es la especie predominante en la industria mundial.

Estudios anteriores también han examinado el sistema digestivo de los animales, pero LeBlanc afirmó que existe una laguna de conocimiento en lo que respecta a los microplásticos en el tejido muscular de las langostas, que es la parte que consumimos.

Añadió que estos hallazgos —y los de otras investigaciones sobre microplásticos— deberían alertarnos de que “los microplásticos están en todas partes”.

“Sinceramente, no me sorprendió mucho ver que la carne estaba contaminada”, dijo LeBlanc.

“Sabiendo que la producción de plástico desde la década de 1950 se ha disparado y que no parece que vaya a disminuir pronto, y teniendo en cuenta que los plásticos no se degradan en el medio ambiente y tienden a permanecer allí durante cientos o miles de años, era algo que esperaba ver, y así fue”.

Investigaciones anteriores han confirmado la presencia de microplásticos en otros mariscos, como mejillones, almejas y ostras, lo que sugiere una posible transferencia dentro de la cadena alimentaria.

Y no se limita a nuestros océanos.

Según una investigación publicada el año pasado, los filetes de pescado capturados en la costa de Toronto contienen hasta 12 veces más microplásticos por porción que algunas alternativas comunes que se venden en las tiendas.

Estos investigadores analizaron un total de 45 peces capturados en la bahía de Humber, donde el río Humber desemboca en el lago Ontario, frente a la costa de Toronto.

Un estudio de 2019 de la Universidad de Victoria en B.C. reveló que el adulto estadounidense promedio consume entre 126 y 142 partículas de microplástico al día e inhala entre 132 y 170 más.

LeBlanc afirmó que otras investigaciones están estudiando activamente los efectos de los microplásticos en la salud, ya que se han encontrado en tejidos humanos. Existe preocupación de que puedan provocar enfermedades cardiovasculares, diabetes, partos prematuros y cáncer.

“Debemos analizar cómo mejorar la gestión de los residuos plásticos y cómo podemos apoyar las prácticas de pesca sostenible”, dijo refiriéndose a las consecuencias a largo plazo.

“Hemos demostrado que la crisis de la contaminación por plásticos no es ajena. No solo está en el océano, sino que también termina en nuestros platos. Por eso, creo que debemos actuar con urgencia”.