CRÓNICAS: Gabriela Mistral y sus 80 Años del Nobel

CRÓNICAS: Gabriela Mistral y sus 80 Años del Nobel

Por: Lucía P. de García

Toronto.- En estos tiempos de Premio Nobel, bien vale conocer que el de Literatura,  otorgado a la poetisa chilena Gabriela Mistral en 1945, tiene su origen en la amistad entre ella y la escritora ecuatoriana Adelaida Velasco Galdós.

Gabriela nació el 7 de abril de 1889 en Vicuña, en hogar modesto y con el nombre de Lucila de María del Perpetuo Socorro Godoy Alcayala. Su padre, profesor y poeta, tenía un hijo. Su madre, ama de casa, una hija. Cuando Lucila tenía tres años de edad el progenitor se marchó; la madre tuvo que sostener el hogar. Un benefactor le facilitó su biblioteca para que desarrolle su poesía.También sus conocimientos y experiencias en docencia. Al convalidarlos se tituló como profesora. En 1908, en el diario El Coquimbo estrenó su poema “Del Pasado” y su nueva firma como Gabriela Mistral. 

En 1922 México le invitó para transformar la educación. Lo hizo al crear bibliotecas; aplicar una pedagogía motivadora en los centros de enseñanza; al impartir a las mujeres el mismo conocimiento que se daba a los hombres. En sus sendos artículos promovió la enseñanza laica, al aire libre, la involucración de los progenitores en la educación. Escribió el libro “Lecturas para Mujeres”, con sentido feminista.

En 1925, al ser nombrada secretaria del Instituto de Cooperación Intelectual de la Sociedad de Naciones Unidas, se radicó en Ginebra, Suiza. Desde allí concurrió a congresos internacionales, actividades educativas. En Estados Unidos dio clases en universidades. Como embajadora de Chile recorrió Europa y varios países del mundo. 

En 1938 publicó “Tala”, libro de poesía dedicado a los niños españoles víctimas de la Guerra Civil. El mismo año llegó a Ecuador, invitada por el diplomático Gonzalo Zaldumbide. En Guayaquil le recibieron el presidente Manuel María Borrero y destacados personajes, entre ellos Adelaida Velasco Galdós.

Nacida en Guayaquil en 1894, Adelaida creció rodeada de comodidades, la intelectualidad católica de sus dos hermanas mayores, alternando entre la hacienda familiar, la ciudad, los libros. Precoz, a los 12 años de edad salió su primer artículo en el diario El Grito del Pueblo, luego colaboró en revistas juveniles. 

El dolor por el fallecimiento de su madre en 1912, lo superó escribiendo. Con su estilo preciosista y seudónimos publicó en periódicos y revistas culturales. En la revista didáctica católica El Hogar Cristiano abordó anhelos femeninos y de la familia, concienciando a las mujeres a mejorar su situación en base al catolicismo. En 1928 publicó “Leyenda Inca” en la revista guayaquileña Novedades y firmó con su propio nombre. Lideró causas sociales, fundó la Legión Femenina de Educación Popular. En 1936 fue a Washington como representante de Ecuador en la Comisión Interamericana de la “Liga Internacional de la Mujer por la Paz y la Libertad”.

Al conocerse en Guayaquil en 1938, Gabriela y Adelaida congeniaron enseguida, por lo que la estadía de una semana de la visitante se convirtió en cuarenta días. La ciudad homenajeó a Gabriela con reuniones literarias, recitales, obras de teatro. Adelaida organizó paseos por los pequeños pueblitos costeños y por las aguas del río Guayas, donde inspiran los paisajes bellísimos. Fue Adelaida la primera en señalar que Gabriela merecía el Nobel de Literatura. Sorprendida, ella comentó “sería una loca aventura”.

Determinada en tal aventura, en 1939 Adelaida empezó a trabajar para conseguir para su amiga el máximo laurel literario del mundo. En Ecuador obtuvo el apoyo de varios prestigiosos intelectuales y del Grupo América de Quito. En Chile logró que el presidente Pedro Aguirre Cerda ordenara a sus ministros iniciar las gestiones, y se lanzara una edición masiva de los versos de Gabriela traducidos a otros idiomas. 

La Segunda Guerra Mundial suspendió la entrega de los Premios Nobel. El lapso facilitó que grupos de diferentes países se juntaran bajo el nombre “Amigos de Gabriela”, y apoyaran su candidatura con actividades como traducir su obra al inglés y al francés; difundir sus poemas y sus prosas en todos los continentes. 

Finalizada la guerra en septiembre de 1945, el 12 de noviembre la Academia Sueca anunció que Gabriela Mistral había sido galardonada con el Premio Nobel de Literatura. Inmediatamente Gabriela envió a Adelaida un telegrama que decía “Toda la hazaña es vuestra. Punto. Cariños. Gabriela”.

El 10 de diciembre de 1945 Gabriela Mistral recibió el Premio Nobel de Literatura. Así se convirtió en la primera mujer latinoamericana en alcanzar tan preciado galardón. América Latina festejó con todos sus pueblos unidos, en verdadero gozo auspiciado por el maravilloso ambiente de la paz.

En septiembre de 1954, el buque en el cual Gabriela viajaba hacia Estados Unidos hizo escala en la Isla Puná, frente a Guayaquil. Allí desembarcó Gabriela y se reencontró con Adelaida, se abrazaron, conversaron. Esa fue la última vez que estarían juntas. 

La poetisa chilena siempre evocó la visita diciendo “Mi Guayaquil de Adelaida y de mi Premio Nobel”. Adelaida revivió aquellos tiempos al recibir en 1960 y en ceremonia solemne la Medalla Bernardo O´Higgins de primera clase, otorgada por el Cónsul de Chile “por su empeño en que Gabriela obtuviera el Premio Nobel de Literatura”.

Gabriela Mistral falleció el 10 de enero de 1957 en Nueva York, debido a un cáncer. Adelaida Velasco Galdós murió tranquila el 26 de diciembre de 1967, en Guayaquil.

Nada mejor que celebrar los 80 años de aquel Nobel de Literatura reflexionando sobre la amistad sincera, aquella que es tan poderosa que hermana a los pueblos: 

“Yo quiero mucho al Ecuador. Tengo para él los sentimientos más hondos de gratitud. El Ecuador tiene un sitio fervoroso en mi corazón. Fue la ecuatoriana Adelaida Velasco la primera en insinuar mi candidatura para el Premio Nobel. Y, coincidencia feliz, en un barco sueco llamado Ecuador me embarqué en las costas brasileñas con destino a Europa. Iba a recibir el Premio Nobel.   Gabriela Mistral”.