‘The Iron Lady’, ‘A Dangerous Method’, los mejores directores del año
‘The Iron Lady’, ‘A Dangerous Method’, los mejores directores del año
The Iron Lady
Gran Bretaña-Francia, 2011
Un film de Phyllida Lloyd
Al pasar revista crítica a este film sobre la vida de Margaret Thatcher resulta difícil olvidar los recientes comentarios del primer ministro de Gran Bretaña, David Cameron, quien, junto a numerosos políticos conservadores, lamentó que se la presente como una anciana frágil y con problemas de demencia senil. Más allá de cualquiera consideración ideológica, debo admitir que la observación no es desacertada; aunque de ninguna manera podrá considerarse que los responsables del film hayan insultado a la Dama de Hierro, lo cierto es que el guión de Abi Morgan pudo haber utilizado una aproximación diferente para reflejar la personalidad y pasión política de la Sra. Thatcher sin tener que recurrir a su estado actual que produce una innecesaria pero inmensa lástima contemplando el deterioro mental producido por el implacable envejecimiento físico.
Hecha la consideración que antecede, la directora Phyllida Lloyd logró un buen film que con el paso del tiempo será especialmente recordado por la insuperable actuación de Meryl Streep quien es sin duda una de las más grandes y dúctiles artistas del cine internacional. No encuentro las adecuadas palabras que hagan completa justicia a la interpretación antológica que Streep logró de Margaret Thatcher; es ella en cuerpo y alma, en el fraseo que logra con su tono de voz, en las diferentes miradas que echa al momento de tomar decisiones así como en los movimientos físicos que adopta frente a las diferentes alternativas que su personaje le hace vivir.
Con la ayuda de un asombroso maquillaje (J. Roy Helland), las primeras imágenes muestran a Streep metida en el cuerpo de la ex Primera Ministra a la hora actual. Moviéndose en forma pesada y considerablemente debilitada, en el departamento donde habita comparte su vida con el fantasma de quien fuera su amado marido Denis (Jim Broadbent) y que sigue viviendo en su imaginación. Aunque el guión no sigue un orden estrictamente cronológico, los recuerdos fragmentados de la vieja dama pasan revista a sus años de juventud cuando en ese entonces, la Margaret Roberts (Alexandra Roach) -hija de un almacenero- iba demostrando la naturaleza de su carácter y su firme posición feminista rechazando en forma decidida el rol tradicional de ama de casa asignado a la mujer; ése es precisamente el principal aspecto que le hace notar a su pretendiente Denis (Harry Lloyd) cuando éste le propone matrimonio. Posteriormente, se la verá en su primer y fallido intento de ser electa como miembro del parlamento, sus primeras luchas cuando posteriormente debe desenvolverse dentro de un mundo masculino sexista de esa época, el momento en que ella se da cuenta que puede liderar al partido conservador y -después de haberlo logrado- su llegada al poder en 1979 como la primera mujer que tiene a su cargo el gobierno de Gran Bretaña. Los años iniciales de su gestión estarían signados por su conducción férrea y su decidida determinación de cortar gastos, no obstante la recesión y el alto desempleo imperante; tanto la inquietud social generada como los sinsabores producidos por el IRA con la huelga de hambre, hace que su popularidad estuviese en los niveles más bajos. Sin embargo, la ocupación de las Islas Malvinas por parte del gobierno argentino en 1982 habría de cambiar su fortuna; con completa convicción y en total oposición hacia su propio gabinete y la opinión pública, emprende una acción bélica contra Argentina, conduciendo a Gran Bretaña a su victoria y motivando a que obtuviese un éxito arrollador en las elecciones de 1983. A pesar de ser nuevamente reelecta por un tercer período en 1987, su estilo autocrático de liderazgo así como su política económica ultraconservadora que polarizó a la nación, produjo la deserción de algunos de sus ministros por discrepar con su filosofía, entre ellos la dimisión de su principal aliado Geoffrey Howe (Anthony Head) lo que precipitó su abrupto final al renunciar como líder de su partido y como Primera Ministra en 1990 tras 11 años y medio de gobierno.
Teniendo en cuenta que desde una perspectiva histórica, los acontecimientos narrados son prácticamente recientes, no es mucho lo que el film pueda ofrecer como novedad. Hay algunos episodios que aunque no hayan trascendido públicamente, uno pudo haberlos supuesto como es el caso de que la vocación política de esta dama haya sido a expensas de colocar en un segundo plano la atención a su marido y a sus dos hijos; de todos modos, queda claro que el film trató y logró humanizar su persona demostrando que a pesar de su firmeza y obstinación, sin claudicar jamás en sentimentalismos, emerge no obstante la presencia de una madre que lamenta y siente el dolor de quienes han perdido a sus hijos en el doloroso trance bélico. En lo personal y en aquellos momentos de intimidad, resulta agradable ver a la afectiva esposa bailando con su cónyuge “Shall we Dance”, el tema central del film musical “The King and I” que la pareja gozaba viéndolo.
A pesar de que el relato se sigue con interés dado que su ágil ritmo nunca decae, el espectador no puede pasar por alto que una considerable parte del mismo esté centrado en una mujer que a los ochenta y tantos años de edad le toca vivir en un completo estado de soledad, sobre todo después que experimentó la pérdida de su entrañable compañero, con el doloroso estigma de la senilidad y a la espera de la hora final. Así en las últimas escenas del film cunde en el ánimo del espectador una sensación de melancolía y tristeza al comprobar que quien fuera una persona inteligente y dinámica gobernando a una nación poderosa con un liderazgo indiscutible, queda ahora reducida a un ser débil, perdido e incapaz de valerse por sí mismo. ¿Era necesario brindar un retrato tan penoso? Cada espectador hallará su propia respuesta.
- Conclusión: Aunque más no fuera que por contemplar la titánica caracterización que Meryl Streep hace de la Sra. Thatcher, este film honesto y bien realizado es recomendable.
A Dangerous Method
Gran Bretaña-Alemania-Canadá-Suiza, 2011
Un film de David Cronenberg
Un provocativo e intelectual film sobre el nacimiento del psicoanálisis es lo que David Cronenberg considera en “Un Método Peligroso”. El guión de Christopher Hampton adaptado de su obra teatral “The Talking Cure” y del libro de no ficción “A Most Dangerous Method” de John Kerr, explora por una parte la tumultuosa relación existente entre Carl Jung (Michael Fassbender) y su paciente Sabina Spielrein (Keira Knightley) así como el vínculo y posterior sismo profesional que se produce entre Jung y su mentor Sigmund Freud (Viggo Mortensen).
En las primeras escenas se observa a Sabina, una joven rusa de origen judío, quien en 1904 es trasladada a Suiza para ser tratada en una clínica psiquiátrica a cargo de Jung; el estado histérico de la paciente es deplorable y su estado de abierta violencia y agresividad constituye un gran desafío para el psiquiatra quien está decidido a aplicar la teoría y método psicoanalítico de Freud a quien aún no había llegado a conocerlo personalmente sino a través de sus artículos profesionales. Lenta pero afirmativamente, la técnica comienza a brindar resultados positivos a medida que su paciente va exorcizando las heridas de su sombrío pasado de humillación y castigo físico recibido de su padre. Cuando dos años después Jung viaja a Viena para encontrarse con el autor de “La Interpretación de los Sueños” un lazo de comunicación científica se produce entre ambos . Sin embargo, la situación se complica para Jung cuando Sabina, a medida que se siente recuperada revela avidez en mantener una experiencia sexual con él; cuando la relación estrictamente profesional llega a convertirse en personal -a pesar de que Jung estaba enamorado de su esposa (Sarah Gadon)-. éste comete una seria transgresión ética que de ningún modo complace a Freud puesto que el hecho puede servir de seria crítica para quienes se oponen a la práctica del psicoanálisis.
La parte más interesante del film descansa en el momento en que comienzan a surgir divergencias entre las posiciones profesionales asumidas por estos dos renombrados científicos. Jung se resiste a admitir que el tratamiento psiquiátrico esté basado exclusivamente en la sexualidad tal como lo concibe Freud y este último no puede admitir la experimentación realizada por su discípulo al demostrar interés en aspectos espirituales, telepatías y estados sobrenaturales.
Es loable el riesgo asumido por Cronenberg al tratar de involucrarse en los complejos laberintos de la mente humana y sobre todo en lo que concierne a los misterios de la sexualidad como elemento fundamental que rige nuestra conducta. Con todo, y a pesar de su seriedad, el film conserva demasiado su esquema teatral y en determinadas instancias los diálogos tienden a disminuir su impacto cinematográfico; más allá de esta observación, esta obra -sin duda absorbente resulta mucho más cerebral que emocional y podrá ser gozada mejor por un público que tenga un conocimiento previo del método psicoanalítico.
La interpretación es de primer nivel. A pesar de que en los primeros momentos Knightley puede aparecer un tanto sobreactuada, a medida que transcurre el metraje logra amplia convicción con todos los matices emocionales de Spielrein, pasando desde la atormentada enferma para convertirse en amante de Jung y llegar finalmente a ser una de las más inteligentes y prestigiosas psicoterapeutas de su época. Fassbender, en otra remarcable actuación de su breve carrera, es el Jung apocado y tímido hasta la médula para cambiar a partir de su relación con Spielrein y terminar siendo víctima emocional de su propia experimentación. En un papel más breve pero sustancioso, Mortensen sale más que airoso como el padre del psicoanálisis, en tanto que el actor francés Vincent Cassel se luce como un discípulo psicoanalista de Freud partidario de no reprimir los instintos sexuales y que Jung toma a su cargo para tratar de exorcizarlo de sus propios demonios interiores.
- Conclusión: Un interesante drama filosófico sobre la sexualidad humana a través de la diferente concepción psicoanalítica de Carl Jung y Sigmund Freud
Los mejores directores del año, según The Directors Guid Of America
El Sindicato de Directores de los Estados Unidos (Directors Guild) seleccionó el lunes pasado a los cinco realizadores mejores de 2011. Ellos son Woody Allen (MIDNIGHT IN PARIS), David Fincher (THE GIRL WITH THE DRAGON TATTOO), Michel Hazanavicius (THE ARTIST), Alexander Paine (THE DESCENDANTS) y Martin Scorcese (HUGO).
Esta nominación tiene importancia por varias razones. En primer lugar, generalmente los nominados por este Sindicato constituyen un buen pronóstico sobre la nominación de directores que efectuará la Academia de Hollywood el próximo 24 de enero. Quien finalmente resulte ganador por el Sindicato en la velada del 28 de enero, probablemente también resulte ser el cineasta que se llevará el Oscar en la ceremonia de entrega de premios de la Academia del próximo 26 de febrero, si se tiene en cuenta que durante los 63 años pasados solamente en seis ocasiones esa coincidencia no se produjo.
Como consecuencia de lo que antecede, y debido al hecho de que por lo general, el Oscar al mejor director corresponde al del mejor film del año, resulta más fácil pronosticar con casi 4 semanas de anticipación cuál será la película galardonada con el Oscar. Veremos pronto, si estas predicciones se cumplen o no para este año.