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  • September 11, 2011 , 07:24pm

Canadá atrae a más estadounidenses sin empleo

Canadá atrae a más estadounidenses sin empleo

La grave crisis en el país vecino y la mayor fortaleza de la economía canadiense están empujando a muchos estadounidenses a buscar un futuro mejor en el norte. El número de ciudadanos de EE UU que solicitan visados temporales de trabajo en Canadá se duplicó entre los años 2008 y 2010.

Manifestación d eprotesta por el paro en Estados Unidos, en una imagen de archivo

El Popular. Toronto.- Lo habitual es escuchar casos de personas que emigran a Estados Unidos buscando oportunidades de una vida mejor, y no al revés. Pero el frágil estado de la economía estadounidense está invirtiendo esta realidad, y cada vez son más los ciudadanos desempleados de Estados Unidos que buscan un futuro laboral en Canadá. Son los nuevos “refugiados económicos”, tal y como detalla el periodista John Ferri en un reportaje publicado en el diario ‘online’ estadounidense Global Post.

Hace tan solo unos días, el presidente de EE UU, Barack Obama, presentó ante las dos cámaras del Congreso su ambicioso plan de estímulo para generar empleo, un proyecto de 447.000 millones de dólares que, según el mandatario, servirá para estimular la “estancada economía” del país. Sin embargo, el proyecto puede verse bloqueado por las luchas partidistas, tal y como sucedió este verano durante los debates para la ampliación del techo de la deuda. Y, entre tanto, la calidad de vida de los estadounidenses sigue empeorando, al tiempo que las perspectivas en Canadá parecen, según explica Ferri, mucho más brillantes.

Según fuentes gubernamentales citadas por este periodista, el número de estadounidenses que solicitan visados temporales de trabajo en Canadá se duplicó entre los años 2008 y 2010.

Los abogados especializados en inmigración de Toronto y de Windsor, frente a la ciudad estadounidense de Detroit, donde los empleos escasean, aseguran en este sentido que están siendo testigos de un gran incremento en el número de clientes que desean trasladarse a Canadá.

No obstante, Ferri recuerda asimismo que el número de estadounidenses que trabajan en Canadá es aún relativamente pequeño, al menos comparado con los estándares migratorios globales, ya que se sitúa en alrededor de 30.000, según cifras oficiales dadas a conocer a principios del año pasado.

Aún así, los estadounidenses constituyen el segundo grupo de trabajadores temporales más importantes en Canadá, por detrás tan solo de los filipinos, la mayoría de los cuales son mujeres que trabajan como niñeras.

Ferri recuerda que Canadá fue uno de los pocos países que salieron de la crisis de 2008 relativamente indemnes, una situación atribuida en general a la tradicional negativa de Ottawa a desregular el sector bancario.

“Busco una sociedad tranquila, sana y civilizada para iniciar la próxima fase de mi vida”, indica Michael, un administrativo sin empleo de Michigan citado por Ferri, que está gestionando una visa para Canadá.

Michael dice que ha perdido fe en la política de su país, y acusa a “ambos partidos” de no haber sabido poner límites a los excesos que condujeron al colapso de Wall Street. También les responsabiliza de la actual “política suicida” sobre el techo de la deuda.: “Estoy buscando un país en el que el papel principal del gobierno sea proteger a sus ciudadanos. Y me parece que los tres principales partidos de Canadá han demostrado ser mucho más responsables”, añade.

Los trabajadores como Michael se sienten atraídos por el bajo índice de desempleo canadiense -el 7% en julio, comparado con el 9,1% en Estados Unidos- y por la fortaleza económica de los centros principales como Toronto, que atrae, según se estima, a 100.000 recién llegados cada año, informa Ferri.

Entre ellos no sólo hay personas con visas de trabajo y otras que se postulan para residencias permanentes, sino también cada vez más estudiantes universitarios, atraídos por la alta calificación de las instituciones educativas canadienses, donde los aranceles, aun cuando tripliquen o cuadrupliquen los establecidos para los canadienses, siguen siendo apenas una parte de lo que hay que pagar para asistir a muchas de las universidades de Estados Unidos.

Otro de los casos citados por Ferri es el de una mujer que perdió su empleo jerarquizado en un banco de Maine, EE UU, en 2009, justo cuando su hijo trataba de decidir sus opciones para la universidad. Su marido, pensando en las finanzas, sugirió la Universidad de Toronto. El hijo terminó por aceptar con reticencias, pero ahora es un converso canadiense: “Me encanta. Es una de las mejores universidades de América del Norte”, afirma.

Toronto también se ha convertido en el hogar de una pareja de treintañeros de Nueva York. Ambos perdieron sus empleos en Manhattan tras el estallido de la crisis. Ahora viven en Canadá, con visas temporales.

“Para nosotros es importante vivir en un lugar con diversidad”, indica la mujer, que pidió preservar su nombre, en declaraciones recogidas asimismo en el reportaje de John Ferri. “Me sorprendió la rapidez con la que pudimos ingresar en el sistema de salud de Ontario”, agrega.

Además, algunos canadienses que consideraban ya a Estados Unidos como su país de adopción están volviendo. Según cuenta Ferri en su artículo, Al Brickman se acaba de ir de Estados Unidos después de 30 años administrando una empresa de construcción: “Traté de resistir durante dos años”, indica Brickman, añadiendo que su facturación, que antes era de 100.000 dólares, había caído en pocos meses hasta el 95%.

Brickman volvió a Toronto, a trabajar para la misma empresa, donde tiene un empleo seguro como gerente general. Su esposa (estadounidense) y su bebé de 11 semanas ahora están tratando de reunirse con él.

Desde que regresó a su país, cuenta Ferri, Brickman dice que ha estado recibiendo llamadas de amigos que le piden que les consiga empleo en Canadá.

Shawn Shepard, un supervisor de software que, según él mismo admitió, con “la arrogancia de ser estadounidense”, creyó que el trámite sería instantáneo, se encuentra ahora en el clásico dilema del migrante. “Para conseguir una visa de trabajo, hace falta tener una oferta de empleo. Para conseguir un ofrecimiento de empleo, uno necesita una visa de trabajo”.

El reportaje completo puede leerse, en inglés, en la siguiente dirección web: http://www.globalpost.com/dispatch/news/regions/americas/canada/110907/us-economy-american-economic-refugees.

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