La Justicia salva la única ‘narcosala’ de Norteamérica
La Justicia salva la única ‘narcosala’ de Norteamérica
Decenas de manifestantes celebran la decisión de la Corte Suprema de Canadá de mantener abierta una clínica que proporciona drogas a los adictos. Foto: Emol.com
El Popular. Vancouver.- La Corte Suprema de Canadá rechazó por unanimidad el intento del Gobierno conservador de cerrar la única sala de Norteamérica donde personas con problemas de adicción pueden acudir para inyectarse estupefacientes de forma legal.
La clínica InSite (Supervised Injection Site), situada en el Downtown Eastside de Vancouver, es un centro donde los adictos pueden recibir supervisión médica para inyectarse drogas como la heroína que compran ilegalmente en las calles y se abrió en septiembre de 2003. Financiado por las arcas canadienses, la clínica también facilita a los drogadictos agujas limpias y agua esterilizada.
Según la Corte Suprema, desde que abrió las puertas, la clínica ha salvado vidas sin causar un impacto negativo apreciable en la salud pública del país. Asimismo, sentenció que el cierre hubiera violado los derechos constitucionales de los usuarios del centro, poniendo en riesgo su salud y sus vidas.
“El efecto de denegar los servicios de InSite a la población que asiste y el correlativo aumento en el riesgo de muerte y enfermedad a los consumidores de drogas inyectables es extremadamente desproporcionado a cualquier beneficio que Canadá pueda obtener con la presentación de una postura única sobre posesión de narcóticos”, indicaron los jueces en un fallo unánime.
La Asociación Médica de Canadá aplaudió la sentencia ya que, según declaró, servirá para abrir centros similares en otras ciudades. Por otro lado, la ministra federal de Salud, Leona Aglukkaq, afirmó: “Estamos decepcionados con la decisión, pero la cumpliremos”.
“Creemos que el sistema debería estar enfocado, en primer lugar, en prevenir que la gente se vuelva adicta a las drogas”, señaló Aglukkaq. Asimismo, la directora ejecutiva de la Asociación de Salud Pública canadiense, Debra Lynkowski, declaró que el uso de la droga en los adictos “es un asunto de salud y no un asunto penal judicial” por lo que añadió: “Colectivamente, tenemos la responsabilidad de proteger la salud de todos los canadienses sin importar cuál sea su situación”.
En 2009 existían 65 lugares donde se permitía que los adictos se inyectaran estupefacientes y se encontraban en ciudades de Canadá, Australia y Europa occidental, según informó la Asociación Médica Canadiense. En aquella época, la Organización Mundial de la Salud los catalogó como una “intervención prioritaria” para desacelerar el contagio de sida mediante agujas infectadas.
Cuando InSite abrió sus puertas, el jefe de la política antidrogas estadounidense durante el gobierno de George W. Bush, John Walters, opinó que la iniciativa era como un “suicidio patrocinado por el gobierno”.
Los defensores de la clínica opinaron que el lugar ofrece algo parecido a una asistencia en salud y que es un asunto del gobierno local bajo la constitución canadiense. Por otro lado, el gobierno de Canadá respondió que debido a que la heroína es una sustancia prohibida a nivel federal en el país, la legislación nacional y la ley nacional deberían estar por encima de los derechos locales.
