Preparar el hotel del G-8 costó 2 millones de dinero público
Preparar el hotel del G-8 costó 2 millones de dinero público

Imagen aérea del complejo hotelero Deerhurst, cerca de Huntsville, Ontario, que fue sede de la Cumbre del G-8 en junio de 2010
El Popular. Toronto.- Casi dos millones de de dólares procedentes del dinero de los contribuyentes de Canadá se destinaron a arreglar un complejo de lujo de Muskoka, Ontario, para la cumbre del G-8 del año pasado. Entre los gastos se incluyen más de 1.600 dólares invertidos en quitar una cama de una habitación.
Las renovaciones incluyen facturas de 500 dólares para retirar una pequeña lámpara de una habitación, y hasta una de 3.000 dólares para quitar una gran lámpara de araña situada en el vestíbulo principal de Deerhurst Resort.
El gobierno d de Stephen Harper fue el encargado de pagar la cuenta, que también incluyó el pago de 1.450 dólares para mover los muebles de las habitaciones que utilizó la delegación de Alemania, y 1.650 dólares para quitar una cama doble y un cabezal de la habitación destinada para la delegación francesa.
Los datos de estos gastos fueron obtenidos por la agencia The Canadian Press tras presentar una solicitud de acceso a la información. El complejo Deerhurst fue vendido a Skyline Hotels and Resorts por 26 millones de dólares nueve meses después de ser el anfitrión de la cumbre del G-8, celebrada en junio de 2010.
Un portavoz de Obras Públicas, ministerio que reembolsó los costos de las renovaciones en Deerhurst, afirmó que las modificaciones en las habitaciones estaban “basadas en las necesidades operacionales identificadas para nosotros” por el Departamento de Relaciones Exteriores, y solicitadas por las delegaciones de varios líderes.
Por otro lado, un portavoz de Skyline Hotel dijo que los cambios se solicitaron por razones de privacidad y seguridad. “Cualquier movimiento de muebles fue solicitado por delegaciones específicas”, dijo Anne White en un correo electrónico.
“No obstante, las modificaciones temporales podrían no tener nada que ver con la persona actual que se encarga del alojamiento. En muchas ocasiones, debido a la privacidad y las consideraciones de seguridad, a cada nación se le designó un piso de hotel o edificio de alojamiento y la posibilidad de solicitar cambios temporales en relación a las habitaciones y suites del hotel para convertirlas en oficinas temporales de trabajo, áreas de trabajo y salas privadas para reuniones”. añadió.
En el caso de la delegación de Francia, que pidió quitar una cama doble de una de las habitaciones asignadas, White dijo que el cobro de 1.650 dólares “incluye la retirada de un cabezal de madera de una pared y la reparación, pintura incluida, para garantizar que pareciera como si la cama nunca hubiera estado allí”.
Los documentos obtenidos bajo el acceso a la información no especifican quién pidió que se quitara una lámpara pequeña de una habitación, que costó 500 dólares. White reconoció que era “un objeto más pequeño de luz” pero que el trabajo fue más complicado que aflojar unos cuantos tornillos.
“El trabajo en verdad implicó a un electricista, a un aprendiz y a un carpintero para el desmontaje y el traslado de la mesa de juntas grande” que estaba situada supuestamente bajo la lámpara. White dijo que la mesa se puso de nuevo en su lugar después de que se retirara la lámpara.
White señaló que la factura también incluyó el embalaje y el almacenamiento de la lámpara a otro lugar “por falta de espacio” en el complejo. Por otra parte, después de la cubre “el proceso de restauración se repitió de nuevo para dejar la sala tal y como estaba originalmente”.
En cuanto a los 3.000 dólares invertidos en retirar una lámpara de araña del vestíbulo, White explicó que el objeto en cuestión era “muy largo y pesa varios cientos de libras”. Es por ello que se necesitó “un electricista, un aprendiz y dos personas más; además del alquiler de un elevador de tijera para quitar la lámpara de araña, una operación llevada a cabo por dos personas”.
Ni White ni Obras Públicas explicaron por qué se necesitó quitar la lámpara de araña, a pesar de que White comentó: “Tenía que ser restaurada a su posición original una vez concluido el evento”.
Deerburst también cobró al gobierno el 10% de la gestión por todos los cambios, de los cuales muchos fueron pedidos “relativamente en el último minuto”, dijo White. Según Obras Públicas el gobierno federal pagó a Deerhurst un total de 8,2 millones de dólares por la prestación de servicios de alojamiento, alimentos, bebidas y renovaciones necesarias.
De esa cantidad, unos 95.000 dólares se destinaron a la renovación de los espacios de oficina, y cerca de 1,1 millones de dólares para la renovación de los alojamientos destinados a las delegaciones. Finalmente, cerca de 700.000 dólares se invirtieron en renovar salas de reuniones y un centro de medios de comunicación ubicado en el complejo.