El acuerdo fronterizo con EE UU amenaza la privacidad
El acuerdo fronterizo con EE UU amenaza la privacidad
Ottawa y Washington compartirán mucha más información que ahora acerca de las personas que viajen entre ambos países, en un intento de controlar mejor a presuntos inmigrantes en situación ilegal, a acusados de crímenes de guerra que viven en Norteamérica o a potenciales terroristas. La Comisionada de Privacidad, sin embargo, está preocupada por la falta de límites claros en las nuevas medidas.

Actualmente, cerca de 3.800 agentes de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos inspeccionan a las personas y los bienes que cruzan desde Canadá
El Popular. Ottawa.- El nuevo acuerdo fronterizo que preparan Estados Unidos y Canadá permitirá, entre otras cosas, llevar a cabo un seguimiento detallado de los movimientos que realicen los ciudadanos que viajan entre ambos países, en un intento de detectar fraudes contra las leyes de ciudadanía e inmigración, y de capturar a presuntos inmigrantes en situación ilegal o a acusados de crímenes de guerra que viven en Norteamérica.
El acuerdo, compuesto por un total de 32 puntos y que está previsto que firmen la semana que viene el primer ministro, Stephen Harper, y el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, nace con la intención de incrementar la seguridad en los dos países y supondrá un mayor control sobre posibles delincuentes que traten de escapar a uno u otro lado de la frontera, pero, al mismo tiempo, ha levantado las críticas de algunos expertos, para quienes el plan implica un claro problema con respecto a los derechos de privacidad, dada la gran cantidad de información personal de los ciudadanos que van a compartir a partir de ahora ambos gobiernos.
En este sentido se expresaba este martes el jefe de la delegación de Ottawa de la cadena CTVNews, Robert Fife, quien advirtió de que el nuevo acuerdo significará un notable incremento de la información que comparten diariamente Ottawa y Washington: “La novedad es que, desde ahora, cualquier persona que entre o salga de Canadá será registrada, de manera que se sabrá en todo momento dónde se encuentra”, indicó a la mencionada cadena.
“Lo mismo ocurrirá cada vez que alguien entre en Estados Unidos. El pasaporte reflejará que ha entrado, y los estadounidenses enviarán la información a Ottawa. Y al regresar a Canadá, volverán a comunicar a Ottawa que ha salido del país”, explicó Fife.
Parte del objetivo de estas medidas, según indicó Fife, es obtener mejores registros de personas que han conseguido obtener la condición de ‘inmigrante aterrizado’ (‘landed immigrant’, en inglés, es decir, aquellos que aún no han obtenido la ciudadanía, pero que se encuentran legalmente en el país), pero que regresan después a sus propios países para vivir, sin dejar de recibir ciertos beneficios que proporciona el Estado canadiense, como la cobertura de salud.
El nuevo sistema ayudará también al Gobierno federal a seguir más de cerca a los cerca de 40.000 inmigrantes en situación ilegal que según, calcula Ottawa, residen actualmente en Canadá, así como a potenciales terroristas o presuntos criminales de guerra.
Entre los preocupados por la posible vulneración de derechos que puede suponer el nuevo acuerdo fronterizo se encuentra, según señaló Fife, la propia Comisionada de Privacidad de Canadá, Jennifer Stoddart, quien no ha sido consultada sobre las nuevas medidas, y para quien la gran cantidad de información que se va a compartir (miles de personas cruzan cada día la frontera entre Estados Unidos y Canadá) puede suponer un problema.
Stoddard ha indicado, en este sentido, que le gustaría que existiesen unos límites escritos sobre el tipo de información que los funcionarios de aduanas e inmigración pueden compartir con el Gobierno de Estados Unidos.
Bajo la propuesta de este nuevo acuerdo, según explico Fife, los funcionarios de fronteras podrán enviar información adicional en los casos en que consideren que existe un problema de seguridad, y es esta “zona gris”, como la denomina Fife, en la que la Comisionada de Privacidad quiere asegurarse de que los controles son lo más estrictos posibles.
En la actualidad, ambos países mantienen un registro de las personas que entran o salen, pero esa información no se comparte de forma automática.
En sus últimos comentarios en público, Stoddart ha dejado claro que los derechos de soberanía de Canadá y la privacidad deben ser protegidos. Como escribió la Comisionada recientemente en su blog, “en lugar de saltar con los dos pies hacia una nueva definición de la relación, deberíamos hacerlo con los dos ojos bien abiertos”.
El Gobierno federal, si embargo, insiste en que no hay motivo de preocupación. “Cada vez que voy a Estados Unidos tengo que informar ya sobre mi dirección, mi fecha de nacimiento, mi pasaporte, los planes de mi viaje…”, dijo el ministro de Relaciones Exteriores, John Baird. “Siempre que abordamos cuestiones de seguridad tenemos muy en cuenta lo importante que es la privacidad para los canadienses”, añadió.
A cambio de recibir mas información sobre los viajeros procedentes de Canadá, Washington tratará de dar respuesta a una de las principales quejas de Ottawa: El atasco en la frontera.
En este sentido, además de en la seguridad, el acuerdo fronterizo se centra en el comercio, e incluye la habilitación de puestos de preselección antes de llegar a la frontera, en territorio canadiense, lo que ayudará a aliviar la congestión actual.
Bajo los términos del nuevo acuerdo, Estados Unidos permitirá el paso de los camiones que hayan pasado ya por el control previo en Canadá, siempre que no transporten mercancías de riesgo, lo que se espera ayude a reducir el tráfico en la frontera. Los funcionarios estadounidenses solo realizarán inspecciones completas de vehículos que consideren sospechosos, en lugar de las exhaustivas inspecciones generales que se llevan a cabo ahora y que, en muchas ocasiones, mantienen al resto de los viajeros esperando durante horas.
A lo largo de los últimos dos años, el Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos ha desarrollado un plan para llevar a cabo “mejoras críticas en la frontera norte”, incluyendo la presencia de más inspectores en los puertos de entrada y la modernización de los pasos terrestres.
Actualmente, cerca de 3.800 agentes de Aduanas y Protección Fronteriza inspeccionan a las personas y los bienes que cruzan desde Canadá al país vecino. El personal de vigilancia a lo largo de la frontera se ha incrementado en un 700 por ciento desde los ataques terroristas de l11 de septiembre de 2001, y aviones no tripulados han realizado labores de vigilancia en unos 1.500 kilómetros de la frontera entre los estados de Washington y Minnesota, así como en más de 300 kilómetros de la separación entre la provincia de Ontario y el estado de Nueva York.