Canadá optará por China si EE UU no aprueba el oleoducto
Canadá optará por China si EE UU no aprueba el oleoducto

El primer ministro, Stephen Harper, afirmó que Canadá está considerando una “ruta alternativa” para el crudo de Alberta.
Agencias. Ottawa / Wahington.- El retraso en la aprobación, por parte del gobierno de EE UU, del oleoducto Keystone XL, que llevaría petróleo desde Alberta hasta las refinerías estadounidenses de Texas, en el Golfo de México, está forzando a Canadá a considerar “una ruta alternativa” que podría llevar el crudo a China, según dijo este martes el primer ministro Stephen Harper.
“Considero seriamente la venta de nuestro petróleo fuera de este continente hacia Asia. Creo que tenemos que hacerlo”, afirmó Harper en una entrevista concedida a la cadena CTV con motivo del cierre del año.
“Estuve recientemente en Estados Unidos y fue interesante hablar con varias autoridades que me dijeron ‘no se preocupe vamos a ejecutar Keystone. Nos pueden vender todo su petróleo a nosotros’. Yo dije, ‘sí, me encantaría, pero el problema es que ahora estamos en una senda distinta’”.
Quienes respaldan el plan afirman que el petróleo de Canadá supone para Estados Unidos una oportunidad fundamental para la creación de empleo e impulsará la contratación de miles de trabajadores.
Sin embargo, los activistas ambientales temen que un accidente a lo largo de los 2.700 kilómetros del canal podría ser potencialmente desastrosos para las reservas acuíferas en las grandes planicies del centro de Estados Unidos.
El gobierno de Obama ordenó indagar sobre una ruta alternativa a través de Nebraska, que podría retrasar la decisión final hasta después de las elecciones presidenciales de noviembre.
La semana pasada, el Partido Republicano estadounidense criticó al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, por su negativa a aprobar la construcción del polémico oleoducto con Canadá.
“Unos 12.000 puestos de trabajos están en riesgo de perderse” debido a la oposición del mandatario, según dijo el senador republicano por el estado de Wyoming, John Barrasso.
“Disponer de una fuente constante de energía nos haría menos dependientes del volátil Oriente Medio”, afirmó Barrasso. “Si no se construye el oleoducto, Estados Unidos perderá esos puestos de trabajo y Canadá venderá el petróleo a China”, agregó.
El controvertido proyecto, auspiciado por la empresa TransCanada, constituye uno de los puntos más tensos de confrontación entre demócratas y republicanos en el Congreso, e incluso ha puesto al gobierno al borde del cierre ante la falta de acuerdo sobre el gasto federal para 2012.
La Cámara de Representantes aprobó la víspera el plan de gasto federal valorado en casi un billón de dólares, a pocas horas de cumplirse el plazo límite para destinar los fondos gubernamentales para el próximo año.
Los republicanos de esa instancia acordaron la cláusula presupuestal que extiende la reducción de impuestos a la clase trabajadora, otro punto de desencuentro bipartidista, siempre y cuando el gobierno apruebe la construcción del oleoducto.
A la decisión se opone el presidente, la mayoría demócrata en la Cámara Alta, grupos ecologistas y sindicatos.
La Casa Blanca reiteró que no confirmará la instalación de las tuberías hasta 2013, tras las elecciones presidenciales de noviembre próximo.
Expertos indican que la negativa gubernamental responde a la intención de despejar el camino hacia la reelección de Obama debido a que los sectores ambientalistas, opuestos al proyecto, constituyen bases importantes del presidente a los cuales resulta necesario no enojar.
Aunque la Cámara Baja aprobó el presupuesto federal para el año próximo, el tema del oleoducto persiste como punto de confrontación, ahora que la medida pasó al Senado.
El líder mayoritario de esa instancia, el demócrata Harry Reid, reiteró el 14 de diciembre que el plan, “planteado de la manera que viene, no va a pasar por aquí”.
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