Dramático rescate de una familia canadiense en el Pacífico

Dramático rescate de una familia canadiense en el Pacífico

Un carguero les salvó la vida después de que una tormenta destrozase el velero en el que navegaban desde México hacia Hawai. “Es increíble que todo haya acabado bien”, dijo uno de los rescatados.

Mitchell James (izquierda), su hermano Bradley y el hijo de este último, Wes, a bordo del carguero en el que fueron rescatados. Foto: Hawaii News Now

Agencias. Hawai (EE UU).- Tres miembros de una familia canadiense, entre ellos un niño de nueve años de edad, que fueron rescatados en el Océano Pacífico después de que su velero fuese destrozado por una tormenta, se encuentran sanos y salvos y en tierra, tras una horrible experiencia que puso a prueba sus capacidades de supervivencia.

Los hermanos Bradley y Mitchell James, de 32 y 29 años de edad, respectivamente, y el hijo de Bradley, West, de nueve años, todos ellos de Alberta, naufragaron el miércoles por la noche a causa de una tormenta que golpeó con fuerza el velero en que viajaban, una embarcación de 12 metros de eslora, en ruta desde Puerto Vallarta, en México, hasta Hilo, en Hawai.

Los tres fueron rescatados del agua este jueves por la mañana, por la tripulación del buque Horizon Reliance, un carguero de 250 metros, cuando se encontraban a unos 450 kilómetros al noreste de las costas hawaianas. El Horizon Reliance recibió el aviso de la Guardia Costera de los Estados Unidos.

“El tiempo había estado empeorando a lo largo de toda la noche y nos dimos cuenta de que lo íbamos a pasar muy mal”, dijo Bradley a los periodistas, en una conferencia de prensa este jueves. La Guardia Costera estadounidense describió las condiciones meteorológicas de esa noche como “extremas”. “Solo ahora he empezado a darme cuenta de lo que ha pasado, y de lo que increíble que es que todo haya acabado bien”, añadió Bradley, emocionado.

“Hay un montón de chicos en ese barco que me han salvado la vida, y que han salvado la vida de mi hijo y la de mi hermano”, afirmó.

Durante la tormenta, el motor del velero se sobrecalentó y su estay de proa, una pieza de aparejo diseñada para asegurar el mástil, resultó gravemente dañada. Cuando los canadienses intentaron habilitar una vela improvisada, perdieron el mástil.

Bradley utilizó entonces un teléfono satelital para pedir ayuda, mientras las olas sacudían con fuerza la cubierta. La Guardia Costera de EE UU recibió la llamada de auxilio y se puso en contacto con el Horizon Reliance, que se encontraba a unos 240 kilómetros de distancia, para que acudiera al rescate.

El carguero modificó entonces su dirección y viajó a toda velocidad hacia el velero, que navegaba ya a la deriva, llegando a la zona sobre la una y media de la madrugada del miércoles, hora local, unas seis horas después de que se hubiese realizado la llamada de socorro.

Los problemas, sin embargo, no habían terminado. El enorme tamaño del carguero, combinado con la fuerza del viento, hacía tremendamente difícil el rescate.

“Vimos acercarse el barco más y más… Parecía que iba a golpear nuestro bote… Realmente, yo no era consciente de lo grandes que pueden llegar a ser estos barcos”, dijo Mitchell en la rueda de prensa.

Las olas empujaban al velero contra el carguero mientras los tres canadienses, con los chalecos salvavidas puestos, luchaban por mantenerse en cubierta. Finalmente, una parte del buque impactó contra el velero.

“Pensé: ‘No vamos a morir, pero nos vamos a hundir’”, recordó Mitchell. “El barco se fue a pique, saltamos por la borda y empezamos a nadar”, añadió.

La tripulación del carguero les lanzó cuerdas para que se agarraran, pero resultaba imposible recogerlas entre la oscuridad y con una lluvia incesante. Los equipos de rescate del buque rastreaban el mar con luces estroboscópicas y lanzaban salvavidas al agua. “Estaba lloviendo a cántaros y apenas había visibilidad”, dijo James.

Bradley aseguró a su hijo en el salvavidas y nadó a su lado, pero su hermano derivó hacia al otro lado de la nave.

Miembros de la tripulación del carguero lograron entonces descender por una escala hasta el agua y rescatar a Mitchell, pero Bradley y su hijo habían empezado a alejarse. Eran cerca de las dos y media de la madrugada. No pudieron ser rescatados hasta más de una hora y media después.

“Cuando llegamos hasta la escala… Era como si me pusieran un guante de felicidad”, dijo Bradley.

Los tres fueron tratados por hipotermia y se recuperaron a bordo del carguero, rumbo a Hawai.

West, un estudiante de tercer grado de Calgary, agradeció a la tripulación del contenedor el haberle rescatado a él y a su familia. “Tenía mucho frío y mucho miedo, solo de pensar en el gran agujero que había en nuestro barco. Luego pensé que la gente estaba muy feliz de ver que estábamos vivos”, dijo el niño. “Cuando se lo cuente a mis compañeros de clase no se lo van a creer”, añadió.

Horizon Lines, la compañía propietaria del carguero, dijo que los canadienses serían evaluados médicamente y interrogados por la Guardia Costera de los EE UU en Honolulu.