No se congele afuera, ¡métase a la cocina!
No se congele afuera, ¡métase a la cocina!

¡Métase a la cocina le digo!, no deje que la familia se congele adentro mientras usted se congela afuera. Es hora de poner en orden en la casa con el calorcito de la cocina, que es el único que derrite el hielo de la indiferencia, la apatía, la soledad y la sensación de vacío que da una cocina fría
Afuera la comida se enfría y los pollitos adentro se mueren de frio. Corra no se congele afuera, métase a la cocina y con paso de tango prepare una leche de almendras con avena. Solo tiene que licuar un puñado de almendras y dos cucharadas de avena entera por persona, en un pocillo de agua hervida. Pásela por un colador de tela, exprima y listo. Ahora precaliente el horno y mezcle el afrecho de la avena y las almendras con un banano bien madurito y una taza de harina entera de trigo; mójelo con melado de panela, agregue un chorrito de aceite de oliva, amase y arme los pancitos como bocaditos pequeños. Hornee por quince minutos y sienta como la cocina calientita le calienta el alma y luego los “gracias mamá” la elevan al tercer cielo.
En el tercer cielo, solo se tararea, se canta, se silba y se crean la una y mil maneras de mantener la familia saludable y juntita. Todos juntitos y arrimaditos en la cocina hacen que la dopamina inunde el cerebro dando una sensación de paz y tranquilidad. Ahora ellos están silbando al unísono las melodías que salen de la cocina como pidiendo la siguiente receta, y la siguiente receta es más fácil todavía porque lo único que tiene que hacer es agregar a la leche de almendras y avena un puñado de moras azules, unas fresas picaditas, un kiwi en rebanadas, un banano picadito y dos cucharadas del afrecho de almendras y avena que quedo en el colador.
Como todos están felices silbando, cantando y comiendo, el televisor se ha quedado mudo y con la boca abierta, los nintendo ds, 3ds y wii son ahora los abandonados y la Internet con todas sus redes calientes ya no tienen a quien calentar pues el calor de la cocina ha ganado la batalla con su amor, aroma y sabor.
¡Métase a la cocina le digo!, no deje que la familia se congele adentro mientras usted se congela afuera. Es hora de poner en orden en la casa con el calorcito de la cocina, que es el único que derrite el hielo de la indiferencia, la apatía, la soledad y la sensación de vacío que da una cocina fría.
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