❌
Improvements
Thank you for your feedback!
Error! Please contact site administrator!
Send
Sending...
×
  • Canadá
  • Latinoamérica
  • Mundo
  • Cine
  • Deportes
  • Sucesos
  • Tecnología
  • Ciencia
  • Salud
  • Especiales
  • Inmigrando a Canadá
  • Canadá,
  • Columnistas
  • March 23, 2012 , 01:03am

La opción de la muerte

La opción de la muerte

Montreal.– El caso de dos enfermeros acusados en Uruguay de dar muerte a 16 pacientes en dos hospitales de Montevideo ha causado conmoción en ese país, pero también toca de algún modo, una vieja cuestión aun sin resolución en la mayor parte de las legislaciones del mundo. Me refiero naturalmente al problema de qué hacer en ciertos casos de pacientes que sufren dolor, que padecen una enfermedad terminal como el cáncer por ejemplo, y que por cierto la vida que llevan es completamente miserable desde el punto de vista de su calidad. ¿Puede uno atribuirse el derecho a dar muerte a una persona en esas circunstancias? Uno de los acusados, el enfermero Juan Ariel Acevedo de 46 años, indicó en una de sus primeras declaraciones que mató a esos pacientes “por piedad”. Es decir para aliviar de una vez por todas, el dolor y por lo tanto las condiciones de terrible sufrimiento en que los pacientes se encontraban.

            Hasta el momento en que escribo esta nota no hay más detalles sobre el actuar de los dos imputados (además de Acevedo hay otro, Marcelo Pereira de 39 años), y la prensa uruguaya anticipaba que se podría acusar también a una enfermera que habría conocido de los hechos.

Como señalo, los hechos no están bien claros aun. No se sabe si los 16 pacientes muertos estaban efectivamente en esa fase de dolor irremediable que pudiera explicar el acto de matarlos como el resultado de un sentimiento de piedad. Tampoco se sabe si ellos habían expresado de algún modo inequívoco que querían morir. O si ellos mismos estaban incapacitados para decirlo, si sus parientes cercanos habían expresado tal deseo.

Lo que me hizo ponerme alerta sobre el tema es que—como siempre ocurre en nuestros países latinoamericanos—no faltan aquellos que con tono santimonioso empiezan a pontificar sobre el hecho que como señalo, no estoy seguro si calificarlo de trágico y criminal, o si más bien habría que caracterizarlo como un acto que rompe ciertos esquema de una legalidad y una moral establecidas, pero que a lo mejor fue hecho aun a riesgo de romper esa legalidad y principios éticos, porque estos no son necesariamente los más justos en las específicas circunstancias del caso.

Vuelvo a señalar que aun faltan datos como para determinar una definitiva toma de posición sobre el tema, lo que me lleva a decir que si los 16 pacientes ultimados lo fueron sin estar necesariamente en una fase de gran dolor o en una condición irremediable y que más encima se los ultimó sin su consentimiento, tendería a inclinarme por considerar el acto de los enfermeros como criminal. Como a veces ocurre, se pudo haber tratado de un mero acto de eliminación de quienes ellos consideraron “pacientes molestos”.

Por otra parte, sin embargo, si los pacientes muertos hubieran expresado en algún momento su deseo de terminar con su insufrible condición, y además esa condición era efectivamente un atentado contra su calidad de vida, el accionar de los enfermeros no tendría por qué ser condenable. Al menos si estuviéramos usando una norma ética basada en principios humanistas y no en preceptos cuasi-supersticiosos como cuando se no dice que “el único que puede quitar una vida es Dios”. Patraña irracional, es mi respuesta a tal cosa. La vida humana es un valor, de eso no cabe duda, pero los valores tienen a su vez una ponderación relativa, condicionada por factores muchas veces ajenos a nuestro control. Desde esa perspectiva, por ejemplo, es evidente que un sujeto en estado vegetativo no tiene calidad de vida alguna, el desconectarlo de una máquina que lo mantenga artificialmente vivo es enteramente justificado.

En el caso de los pacientes uruguayos parece que el estado en que se encontraban no era tan extremo, de ahí el debate que se ha producido. No obstante, el tema de la calidad de vida no es tan fácil de calibrar. Un individuo puede estar en un estado de dolor crónico por ejemplo, con incapacidad para movilizarse o para ejecutar las más mínimas acciones para su propio cuidado personal, peor aun puede estar en un estado de incontinencia. Aun cuando ello no signifique que esté cercano a morir. En los hechos hay individuos en tales condiciones que pueden continuar viviendo muchos años. ¿Pero puede considerarse ese un tipo de vida que valga la pena vivir?

Por cierto aquí entro en un tema delicado que tiene que ver con diversas sensibilidades de la gente, aunque—y esto hay que decirlo—también con muchas falsas concepciones y, peor aun, con muchos sentimientos egoístas disfrazados de cariño o amor por la persona en tal triste condición.

Debo conceder que en ciertos casos alguna gente tiende a aferrarse—más por irracional ilusión que por reales probabilidades—a la ocurrencia de alguna suerte de mejoría prácticamente milagrosa. Suele suceder en casos donde el paciente es una persona joven que ha sufrido una condición que lo deja en estado de coma por ejemplo. En otros casos, como en los pacientes de cáncer u otras enfermedades terminales, la esperanza se centra en la probabilidad de que súbitamente se encuentre una droga o tratamiento milagroso, de último momento, que pueda curar al paciente. También una vana esperanza, aun en el caso de presuntos tratamientos milagrosos, hay un tiempo relativamente largo entre que la droga o tratamiento es descubierto por los investigadores, se va a su ensayo experimental y se empieza a producir o a practicar como método médico establecido y aceptado.

Señalaba que también en muchos casos hay un egoísmo disfrazado de cariño o amor por el paciente cuando se le quiere prolongar la vida a sabiendas que éste sufre y—aunque no lo diga porque a lo mejor a ese momento ya no puede expresarse—lo único que desea es irse, dejar la vida.

¿Por qué querer que la madre o el padre en un estado de avanzada edad o no, pero enfermos, sufriendo dolor y sobre todo, arrastrando lo que les queda de vida con la humillación de perder la dignidad que alguna vez tuvieron, se los quiera mantener con vida en esas horribles condiciones? ¿No es más bien una forma de egoísmo filial más que amor filial?

En mi propia experiencia, siendo yo aun bastante joven, mi padre murió de un cáncer pancreático a los 48 años de edad, se trata de un tipo de cáncer muy fulminante que en pocos meses lo llevó de ser un hombre aun en plenitud de sus condiciones vitales a perder peso y hacerse cada día más dependiente. Cuando una noche murió, pacíficamente en el sueño, mi primera reacción fue de alivio. Alivio por él, por el sufrimiento que finalmente llegaba a su fin. Él mismo lo hubiera querido así.

Lo que me lleva por cierto a la pregunta final: ¿cuántos en condiciones de dolor y sufrimiento, de declinación en sus facultades y capacidades preferirían simplemente morirse a continuar viviendo una vida que es sólo un pálido remedo de lo que alguna vez tuvieron?

Como decía al comienzo de esta nota, a lo mejor los enfermeros acusados en Montevideo actuaron por su cuenta de modo arbitrario en cuyo caso se trataría de un mero acto criminal. Pero si lo hicieron sinceramente por aliviar el dolor de sus pacientes, “por piedad” como uno de ellos dijo, es el momento de instalar en Uruguay, en Latinoamérica y aquí mismo en Canadá la legítima discusión sobre la eutanasia y sobre la posibilidad que todo paciente enfrentado a un dolor insoportable e incurable, o a condiciones de deterioro y declinación en sus facultades pueda también optar por una salida digna del escenario de la vida: la opción de la buena muerte.

Comentarios: smartinez175@hotmail.com

Comments (0)

×

CATEGORIES

  • Canadá
  • Ciencia
  • Cine
  • Deportes
  • Especiales
  • Espectáculo
  • Hablemos de Cine
  • Inmigración
  • Inmigrando a Canadá
  • Latinoamérica
  • Mundo
  • Salud
  • Sucesos
  • Tecnología
  • Canadá
  • Ciencia
  • Cine
  • Deportes
  • Especiales
  • Espectáculo
  • Hablemos de Cine
  • Inmigración
  • Inmigrando a Canadá
  • Latinoamérica
  • Mundo
  • Salud
  • Sucesos
  • Tecnología
  • Canadá
  • Ciencia
  • Cine
  • Deportes
  • Especiales
  • Espectáculo
  • Hablemos de Cine
  • Inmigración
  • Inmigrando a Canadá
  • Latinoamérica
  • Mundo
  • Salud
  • Sucesos
  • Tecnología
  • Canadá
  • Ciencia
  • Cine
  • Deportes
  • Especiales
  • Espectáculo
  • Hablemos de Cine
  • Inmigración
  • Inmigrando a Canadá
  • Latinoamérica
  • Mundo
  • Salud
  • Sucesos
  • Tecnología
  • Classifieds
  • About us
  • Contact
  • Advertise
  • Simple Promotion
  • Classifieds
  • About us
  • Contact
  • Advertise
  • Simple Promotion
  • Classifieds
  • About us
  • Contact
  • Advertise
  • Simple Promotion
  • Classifieds
  • About us
  • Contact
  • Advertise
  • Simple Promotion
Powered by Software4publishers.com
Please write the reason why you are reporting this page:
Send
Sending...
Please register on Clascal system to message this user
Reset password Return registration form
Back to Login form