La Pasión de Iztapalapa, en México, revive una tradición centenaria
La Pasión de Iztapalapa, en México, revive una tradición centenaria

IZTAPALAPA (MÉXICO).- Habitantes de Iztapalapa participan este viernes 6 de abril de 2012, en la representación de la crucifixión de Cristo en Ciudad de México.
Asela Viar
México.- La Pasión de Iztapalapa, la más multitudinaria representación de la crucifixión de Cristo en México, revivió este viernes una fervorosa tradición instaurada hace más de siglo y medio como agradecimiento a Dios por el fin de una epidemia.
Centenares de miles de fieles abarrotaron un año más las calles de esta delegación situada en la parte oriental de la Ciudad de México para ver de cerca uno de los Viacrucis vivientes más grandes del mundo, que se celebra de forma ininterrumpida desde 1843.
En total, cinco mil vecinos de este distrito, 150 de ellos con diálogos, integraron el elenco de actores que hizo posible revivir este episodio bíblico, que se prolongó durante varias horas.
Uno de los asistentes, Fernando, estudiante de 19 años, vestido con una túnica de color marrón, relató que lleva más de una década participando en esta fiesta, lo que le ha permitido interpretar numerosos papeles a lo largo de su vida.
“He hecho siete años de nazareno, el año pasado interpreté a un leproso y durante cuatro años, como éste, hice de hebreo. Lo hago más que nada por la tradición”, aseguró.
La selección de los actores que participan en esta representación es de los más rigurosa, pues para interpretar a Jesús o a la Virgen María es necesario ser originario de Iztapalapa, practicar la religión católica y “ser una persona de reconocida honorabilidad”, según se recoge en el anuario que edita la delegación.
El encargado de dar vida a Jesús de Nazaret en esta ocasión ha sido Jesús López, estudiante de gastronomía de 23 años, quien tuvo que competir con otros quince aspirantes para conseguir un papel que incluye requisitos como mantener el celibato durante un año.
Por su parte, la Virgen María ha sido interpretada por María Fernanda Calderón, estudiante de criminología y criminalística, de 23 años, que aunque ha participado en otras representaciones con otros papeles, es la primera vez que da vida a este personaje.
El Viernes Santo es considerado como un día de sacrificio para todo el pueblo, por ello, desde primera hora de la mañana numerosos nazarenos inundaron las calles con sus respectivas cruces, las mismas que luego cargaron durante dos kilómetros hasta el Cerro de la Estrella, donde tuvo lugar la representación de la crucifixión.
Además, desde las 8:00 hora local (13:00 GMT), una procesión recorrió las calles de los ocho barrios originarios que conforman la Delegación de Iztapalapa, si bien no contaron con el acompañamiento de Jesús, “capturado” durante la interpretación de la noche anterior.
En la céntrica Macroplaza Metropolitana Cuitláhuac, a medio día, Jesús de Nazaret fue juzgado por Poncio Pilatos, entregado a los fariseos y azotado, en una interpretación observada por miles de personas, que abarrotaron las inmediaciones.
Tras el juicio dio comienzo el Viacrucis, que según los organizadores congregó a 10.000 nazarenos, algunos descalzos, con cruces que variaban de tamaño en función de su edad y fuerza física.
Uno de ellos, Edgar Moreno, de 19 años, afirmó que este es el cuarto año consecutivo que realiza el trayecto.
“Es cansado y pesado, pero estás pagando tu manda (juramento). Lo prometí por mi hijo, para que nos diera salud y vida y lo voy a seguir haciendo hasta que Dios me quite la vida”, dijo.
Durante la jornada pudieron verse soldados romanos a caballo, que utilizaron equinos pertenecientes a la policía montada de la Ciudad de México, encargada de capacitar a los actores.
En el anecdotario colectivo muchos recuerdan que en tiempos de la revolución el ejército de Emiliano Zapata prestó algunos de sus caballos para realizar la tradicional obra.
La conmemoración religiosa en Iztapalapa, uno de los festejos con mayor arraigo y tradición entre los católicos mexicanos, surgió a raíz de una epidemia de cólera que azotó a la población en 1843, habitada entonces por unas 20.000 personas, en su mayoría indígenas.
El acto, que se desarrolló sin contratiempos, contó con la seguridad de unos seis mil agentes policiales, y según la jefa delegacional, Clara Brugadan, congregó a 300.000 personas.
Este año la representación se produce días después de que el Gobierno del Distrito Federal declarase la representación como Patrimonio Intangible de la Ciudad de México, paso previo para solicitar el reconocimiento de la Unesco.
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