La Fundación BBVA entrega sus Premios Fronteras del Conocimiento
La Fundación BBVA entrega sus Premios Fronteras del Conocimiento
Francisco González, presidente de la Fundación BBVA, ha destacado que estos premios responden al convencimiento de BBVA de que “las posibilidades colectivas, las de las familias, los individuos y las empresas dependen hoy, más que nunca, del avance del conocimiento científico y la innovación”
• Los Premios Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento, creados en 2008, reconocen la investigación y la creación de excelencia. Sus ocho categorías reflejan los principales retos científicos, tecnológicos, sociales y económicos de la actualidad Madrid, 21 de junio de 2012.-
Desde un descubrimiento tan básico como el primer planeta extrasolar, que invita a reflexionar sobre la vida en el universo, hasta logros tan valiosos para el avance de la humanidad como la erradicación de la viruela: la ceremonia de entrega de los Premios Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento, celebrada en el palacio del Marqués de Salamanca, sede de la Fundación BBVA en Madrid, se ha convertido en un recorrido por algunos de los principales hitos universales de la ciencia y la cultura, de la mano de sus autores.
La diversidad de las áreas cubiertas y el enorme impacto de los trabajos premiados reflejan el espíritu de estos galardones: reconocer al conocimiento, en toda su amplitud, como fuente de desarrollo.
Los galardonados en esta edición han sido Alexander Varshavsky, por identificar los mecanismos implicados en la destrucción de las proteínas; Isaac Held, por sus descubrimientos sobre la circulación atmosférica y el papel del vapor de agua en el cambio climático; Michel Mayor y Didier Queloz, por descubrir el primer planeta extrasolar; Ciro de Quadros, por su labor en la erradicación de la viruela; Angus Deaton, por su contribución a la teoría del consumo y del ahorro y a la medida del bienestar económico; Daniel Janzen, por desentrañar el funcionamiento de los ecosistemas tropicales y por los logros en su conservación; Carver Mead, por hacer posible la construcción de los microchips con miles de millones de componentes, hoy esenciales en la vida cotidiana; y Salvatore Sciarrino, por renovar las posibilidades de la música vocal e instrumental.
La ceremonia ha estado presidida por el ministro de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert; el presidente de la Fundación BBVA, Francisco González, y el presidente del CSIC, Emilio Lora Tamayo.
El evento ha congregado a destacados representantes de la comunidad científica internacional, así como a personalidades del mundo de la cultura y la empresa en España. Francisco González ha destacado que estos premios responden al convencimiento de BBVA de que “las posibilidades colectivas, las de las familias, los individuos y las empresas, dependen hoy, más que nunca, del avance del conocimiento científico y la innovación”.
Por este motivo –ha añadido el presidente de la Fundación BBVA–, “estamos comprometidos con el apoyo a la investigación científica y la creación cultural. Una de cuyas expresiones es, precisamente, el reconocimiento a quienes han llevado a cabo grandes contribuciones científicas y culturales”.
El ministro de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert, ha elogiado el compromiso de la Fundación BBVA en esta iniciativa: “Quiero resaltar la importancia de que la sociedad civil apoye este tipo de esfuerzos.
En un país donde estamos acostumbrados a que se pida y se espere del sector público la respuesta a todos los problemas, es especialmente gratificante registrar la colaboración de la sociedad civil no sólo en financiar el esfuerzo científico y artístico, sino también en reconocerlo y valorarlo”.
Por su parte, el presidente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Emilio Lora-Tamayo, ha puesto el acento en el prestigio obtenido por los galardones “debido, en mi opinión, a tres factores tan simples como difíciles de aplicar de manera honesta y sistemática: la continuidad del apoyo del mecenas, la excelencia de los galardonados, y la exigencia de los jurados, en los que participa el CSIC”.
APOYO A LA CIENCIA Y A LA CULTURA
Estos galardones, creados en 2008, quieren dar visibilidad y reconocer a quienes se esfuerzan por hacer avanzar el conocimiento y la innovación.
Al objetivo de la difusión de la ciencia y la cultura, la Fundación BBVA suma, a través de los premiados, la posibilidad de reconocer los valores que sus trayectorias representan: esfuerzo continuado e intensivo, pasión por el trabajo y voluntad de mejorar la herencia recibida de generaciones anteriores.
El presidente de la Fundación BBVA ha resaltado que los galardonados son buenos ejemplos de que “el éxito y la excelencia son el resultado agregado de un trabajo intensivo y sostenido, motivado por una verdadera pasión por conocer y crear, y de atreverse a ir más allá de la herencia recibida”.
Los premios obedecen al mapa del conocimiento del siglo XXI, incluyendo en sus ocho categorías y junto a las áreas más clásicas –Ciencias Básicas; Economía, Finanzas y Gestión de Empresas; Biomedicina–, otras que reflejan los retos de nuestro tiempo, como la Cooperación al Desarrollo, el Cambio Climático, la Ecología y Biología de la Conservación, las Tecnologías de la Información y la Comunicación o la Música Contemporánea y las posibilidades que ofrece al desarrollo de nuestra sensibilidad.
La arquitectura de los premios se basa en la calidad, rigor e independencia de los ocho jurados de expertos internacionales, uno por categoría, que evalúan las candidaturas recibidas desde las instituciones docentes y de investigación más prestigiosas del mundo.
Los premios nacen desde España, cuentan con la colaboración del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y se enmarcan dentro de la actividad de la Fundación BBVA de apoyo y difusión del conocimiento científico y la cultura.
Una actividad que no ha disminuido a pesar del contexto actual y que responde al compromiso del Grupo BBVA.
En este sentido, su presidente, Francisco González, ha lanzado un mensaje en positivo: “Aunque la gravedad de los problemas a los que se enfrenta España en la actualidad puede llevar a pensar que nuestra economía, nuestra capacidad de investigar, de innovar y de crear riqueza, están parados o, peor aún, en franco retroceso”, en España se han llevado a cabo profundos cambios estructurales en las últimas décadas y “en la economía española, tienen una importancia cada vez mayor los activos y las actividades basadas en el conocimiento”.
El presidente de la Fundación BBVA ha concluido afirmando que “la parte más potente de nuestra estructura productiva y financiera está respondiendo positivamente a los retos”.
INVESTIGAR PARA UN MUNDO MEJOR
En sus discursos de aceptación los galardonados hablan de la tensión y la responsabilidad social del investigador; de la pureza de la búsqueda de conocimiento; y de lo indispensable de la innovación.
Ciro De Quadros (Vicepresidente ejecutivo en el Sabin Vaccine Institute, EE UU): Las vacunas mejoran la riqueza global
“Este es el honor más notable que he recibido en mi vida. Al concederme el premio Fronteras del Conocimiento en la categoría de Cooperación al Desarrollo, conectando la salud con el desarrollo económico, la Fundación BBVA manda un mensaje muy importante al mundo, que indica que las vacunas no sólo mejoran la salud global, sino también la riqueza global.
Este mensaje es especialmente oportuno porque entramos en la Década de las Vacunas, la primera década de lo que yo llamo el Siglo de las Vacunas.
“Hemos logrado casi un milagro de salud pública al llegar a tener coberturas de vacunación del 80%, o incluso del 90%, en algunos de los países más pobres del mundo. (…) A pesar de estos magníficos avances, hay que superar la injusticia que sufren los países más pobres del mundo, que no tienen acceso a las vacunas.
Los beneficios de la ciencia y la tecnología no deberían estar disponibles sólo para los más privilegiados del planeta”.
Carver Mead (catedrático del Instituto Tecnológico de California, Caltech, EE UU): Innovar es arriesgarse, pero no innovar es mucho más peligroso “Cuando yo era niño, la información electrónica adquiría su sentido casi exclusivamente en las conversaciones telefónicas y en las retransmisiones radiofónicas.
Hoy se ha convertido en la industria más diversa y próspera del mundo: sus productos afectan a todos los seres humanos del planeta. He tenido el privilegio de contribuir a la evolución de este gran empeño humano, y agradezco que mi contribución haya sido considerada merecedora del Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento.
“[Hace entre 40 y 50 años] las nuevas ideas eran recibidas universalmente con un ‘Eso no puede funcionar’.
Después de mucho tiempo y esfuerzo con un ‘Bien, quizás en algunas circunstancias especiales…’. Y por último, cuando se ha logrado el éxito, con ‘Por supuesto, todo el mundo lo sabe’. (…) Aquí hay algunas lecciones para los innovadores: prepárate para las críticas. Aprende de tus errores y sigue adelante (…). Si fallas, habrá otra oportunidad de éxito.
Y tras el triunfo, ayuda a los innovadores que vienen detrás. “También hay lecciones para los responsables políticos: la innovación, por su propia naturaleza, implica riesgo. Pero este riesgo palidece, comparado con el de no innovar”.
Angus Deaton (catedrático de la Universidad de Princeton, EE UU): Celebrar la creación de conocimiento en época de amenazas “El uso de la razón para crear conocimiento y mejorar así la sociedad y las vidas de los individuos dio comienzo ya en la Ilustración, y ha sido el fundamento de avances sin precedentes en la calidad de vida, la salud y las formas de Gobierno a lo largo de los últimos 250 años.
Aún así, la actual es una época en la que está amenazado no sólo el progreso económico, sino las propias ideas de la Ilustración. Por eso es este un momento especialmente apropiado para que la Fundación BBVA, a través de sus Premios Fronteras del Conocimiento, celebre la creación de conocimiento y enfatice su importancia para nuestro futuro común”.
Michel Mayor y Didier Queloz (catedráticos de la Universidad de Ginebra, Suiza): En busca de otros mundos “El descubrimiento y el estudio de los planetas que orbitan alrededor de estrellas distintas del Sol es una nueva frontera que la astrofísica ya ha traspasado.
Este premio reconoce los resultados del trabajo que Didier Queloz y yo llevamos realizando desde hace más de veinte años, desde el descubrimiento del primer planeta extrasolar alrededor de la estrella 51 Pegasi (…).
Hoy en día se conocen más de 700 planetas extrasolares. Esto nos ha revelado la increíble diversidad de los sistemas planetarios (…). “Cerca de 500 años después de haber salido a explorar y conquistar el conjunto de nuestro planeta, la humanidad se vuelve ahora hacia el cosmos, buscando una respuesta al interrogante: ¿Estamos solos en el Universo? ¿Es la vida un imperativo cósmico?
Dicho de otro modo, ¿basta que se den las condiciones físico-químicas adecuadas para que se desarrolle la vida?”. Isaac Held (investigador de la Administración Nacional del Océano y de la Atmósfera, NOAA, EE UU): Investigar bajo presión “En la ciencia del clima hay fuertes presiones para hallar urgentemente respuestas a las grandes cuestiones, como en qué medida afectarán al clima global, y en cada región, las emisiones de dióxido de carbono.
Pero nuestra capacidad de responder a estas cuestiones en detalle está limitada por la gran incertidumbre que aún hay en la investigación de cómo afectará el cambio climático a la distribución de las nubes, de cuánto calor y carbono pueden absorber los océanos, o de cómo reaccionará la biosfera al incremento de carbono (…). Resolver estos problemas llevará tiempo.
“La tensión entre las necesidades de la investigación fundamental y el deseo de responder rápidamente las cuestiones que el mundo nos plantea no es exclusiva de la ciencia del clima, pero nosotros la sentimos de forma muy intensa”.
Daniel Janzen (catedrático de la Universidad de Pensilvania, EE UU): Conservar la biodiversidad es compatible con el desarrollo “Esta distinción premia también a los cientos de costarricenses que administran la biodiversidad, que han invertido décadas en la conservación de sus complejos ecosistemas tropicales (…), dando así un ejemplo al mundo.
A esto lo llamo conservación por medio de un desarrollo no dañino para la biodiversidad, o más sencillamente biodesarrollo.
“Uno de los pilares de esta conservación ha sido la restauración de ecosistemas dañados, permitiéndoles, por lo general, que se regeneren ellos mismos con la ayuda de cuidadores de la biodiversidad residentes”.
Alexander Varshavsky (catedrático del Instituto Tecnológico de California, CalTech, EE UU): Una pequeña proteína esencial para la vida “El trabajo de nuestro laboratorio (…) se ha centrado en comprender cómo y por qué las células destruyen sus propias proteínas para dividirse, para protegerse del estrés y para formar nuevos tipos de células. (…) Tuvimos la fortuna de comprender la biología fundamental de estos procesos, basados en una pequeña proteína llamada ubiquitina y que subyacen a un número asombroso de procesos vitales.
El campo de estos estudios, en un principio muy reducido, ha crecido hasta llegar a ser tan amplio como diverso. “(…) Entendida como un cuerpo dinámico de sabiduría y conocimiento que se perfecciona a sí mismo, la ciencia muestra una imparcialidad tan extraordinaria como estimulante.
Para la biología tiene la misma importancia observar y comprender un ciervo, un microbio o un ser humano”. Salvatore Sciarrino (compositor, Italia): Sonidos en movimiento “Mi música quiere ser conscientemente adaptada al hombre, comunicativa. Comienza desde el cuerpo.
No reside en la subjetividad (las emociones del autor) y tampoco en la objetividad (las relaciones interiores de la escritura); por tanto, no es ni subjetiva ni objetiva. El centro, a lo sumo, soy yo, espectador. “Tras este desplazamiento estético la obra se convierte en experiencia perceptiva.
Yo concibo sonidos en movimiento, acontecimientos ambientales en el límite de lo perceptible: es decir, represento una especie de teatro de la escucha.
Por tanto compongo ya no piezas de música, sino piezas de realidad en las que el objeto y el sujeto, el instrumento y el intérprete, se confunden en un espacio elíptico, en un no lugar permanente y misterioso que nos mantiene suspendidos, en alarma, en el que el espectador es protagonista.
El silencio no queda simplemente como fondo, sino que al contrario, coincide con la anulación de la mente.
No es una música ni alegre ni triste. Es un medio creativo para estimular la autoconciencia”
SÍMBOLO ARTÍSTICO
Todos los premiados han recibido un símbolo artístico obra de la escultora Blanca Muñoz (Madrid, 1963), basado en varias espirales que representan la evolución e interrelación de las disciplinas científicas.
La espiral, explica la autora, “es la mejor solución para crecer en poco espacio y la mejor forma para representar la continuidad”.
Si desea más información, puede ponerse en contacto con el Departamento de Comunicación de la Fundación BBVA (91 374 52 10 ; 91 537 37 69 o comunicacion@fbbva.es) o consultar en la web www.fbbva.es
Discurso de aceptación de Michel Mayor.
Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en Ciencias Básicas Presidencia, autoridades, distinguidos invitados,
«Del mismo modo los mundos existen en número infinito, tanto aquellos que se asemejan al nuestro como aquellos que difieren de él… Los seres vivos, las plantas y todas las demás cosas visibles, podrían existir en un determinado mundo y no en otro.» Así es como Epicuro expresaba su convicción sobre la pluralidad de los mundos ¡y tal vez de los mundos habitados!…
Hace 24 siglos. Gracias al desarrollo de la instrumentación astronómica de nuestra época hemos podido transformar esta pregunta filosófica en un campo fascinante de la astrofísica actual.
El descubrimiento y el estudio de los planetas que orbitan alrededor de estrellas distintas del Sol es una nueva frontera que la astrofísica ya ha traspasado. Que esta investigación –que no emana sino de la curiosidad del ser humano– haya sido reconocida por la Fundación BBVA es para nosotros un honor inmenso, por lo que expresamos aquí nuestra más profunda gratitud.
Este premio reconoce los resultados del trabajo que Didier Queloz y yo llevamos realizando juntos desde hace más de veinte años: desde el descubrimiento del primer planeta extrasolar alrededor de la estrella 51 Pegasi hasta los trabajos actuales.
Hoy en día se conocen más de 700 planetas extrasolares. Estos resultados nos han revelado la increíble diversidad de los sistemas planetarios, diversidad que nos ayuda a comprender los complejos mecanismos de formación de los sistemas planetarios, y del sistema solar en particular.
Las mejoras introducidas en nuestros instrumentos de investigación nos han permitido descubrir, año tras año, planetas cada vez más ligeros, cada vez más numerosos. Las mediciones más recientes nos indican que la práctica totalidad de las estrellas parecidas a nuestro Sol están rodeadas de planetas.
El descubrimiento de planetas rocosos como la Tierra está a nuestro alcance. Estas investigaciones no son el fruto del trabajo de dos personas, sino el resultado de un equipo. Estamos sumamente agradecidos a todos nuestros compañeros, sin los cuales nuestro trabajo nunca habría conocido semejante éxito.
Nuestra mirada se dirige actualmente hacia una cuestión todavía más vertiginosa. Cerca de 500 años después de haber salido a explorar y conquistar el conjunto de nuestro planeta, la humanidad se vuelve ahora hacia el cosmos, buscando una respuesta al interrogante: ¿Estamos solos en el Universo? ¿Es la vida un «imperativo cósmico»? Dicho de otro modo, tan pronto como se dan las condiciones fisicoquímicas adecuadas, ¿se desarrolla la vida?
La investigación de los planetas extrasolares y sus prolongaciones hacia la exobiología fascinan al gran público. Para nosotros es un deber pero también un placer contribuir a la divulgación de las investigaciones propias de este nuevo capítulo de la astronomía. Enviamos por último un mensaje más personal a nuestra familia y amigos, que nos han apoyado a lo largo de estos años en que a menudo estuvimos completamente enfrascados en nuestra pasión.
Sin su bondad nunca habríamos llegado tan lejos. Con Didier Queloz, nos gustaría expresaros de nuevo nuestro más hondo reconocimiento por la concesión del Premio Fronteras del Conocimiento de la Fundación BBVA.
Discurso de aceptación de Alexander Varshavsky.
Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en Biomedicina Estimados colegas, amigos y distinguidos invitados.
Me siento muy agradecido, y muy honrado, por recibir el Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en la categoría de Biomedicina.
Aunque este premio científico es relativamente reciente, se ha convertido muy rápidamente en uno de los principales premios tanto en el ámbito de las ciencias cuanto en el de las artes.
Los ilustres nombres de los anteriores ganadores y la gran labor de la Fundación BBVA hacen que recibirlo se convierta en un honor excepcional.
Estoy muy agradecido a la Fundación BBVA y a los distinguidos científicos del jurado del Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en Biomedicina por este enorme y extraordinario reconocimiento.
Mi querida esposa Vera se encuentra hoy también aquí. Quisiera agradecérselo todo, agradecerle el ser como es.
El trabajo de nuestro laboratorio durante las últimas tres décadas, primero en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y más tarde en el Instituto Tecnológico de California, se ha centrado en comprender cómo y por qué las células destruyen sus propias proteínas para dividirse, para protegerse del estrés y para formar nuevos tipos de células, un fenómeno conocido como “diferenciación celular”.
Tuvimos la fortuna de comprender la biología fundamental de estos fenómenos, basados en una pequeña proteína llamada ubiquitina y que subyacen a un asombroso número de procesos vitales.
El campo de estos estudios, en un principio muy reducido, creció con el tiempo hasta llegar a ser tan amplio como diverso.
Tras tres décadas de investigación en este reino biomédico siguen surgiendo nuevas líneas de investigación, nuevos problemas y nuevas aplicaciones de descubrimientos fundamentales.
Los avances en la comprensión de la ubiquitina y de sistemas semejantes a la ubiquitina se vienen publicando a un ritmo que supera la capacidad de cualquiera para seguir estos estudios en su totalidad, cosa que es a la vez frustrante y muy estimulante. Me siento un privilegiado por haber podido contribuir al nacimiento de este campo y por haber participado en su posterior desarrollo.
Entendida como un cuerpo dinámico de sabiduría y conocimiento que se perfecciona a sí mismo, la ciencia muestra una imparcialidad tan extraordinaria como estimulante. Para la biología tiene la misma importancia observar y comprender un ciervo, un microbio o un ser humano.
Los premios internacionales en ciencia, especialmente los más destacados, como los Premios Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento, ayudan de un modo tangible e intangible a sostener y mejorar los vínculos entre las personas y los países de todo el mundo.
Una vez más, les agradezco el gran honor de este distinguido premio.
Discurso de aceptación de Daniel H. Janzen.
Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en Ecología y Biología de la Conservación Estimada Fundación BBVA y estimados miembros del jurado: Me siento profundamente honrado y agradecido al recibir el premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en la categoría de Ecología y Biología de la Conservación.
Me sorprendió tanto como me complació la noticia de este honor, y sentí hasta qué punto es estimulante el hecho de saber que hay una parte de la comunidad científica que reconoce y aprueba lo que hemos estado tratando de hacer durante todos estos años en Costa Rica.
En este punto, debo reconocer inmediatamente que esta distinción premia también a los cientos de costarricenses que se ocupan de la biodiversidad, administrándola y conociéndola, y que han invertido décadas en llevar a cabo, cada uno a su modo, la conservación de sus complejos ecosistemas tropicales de modo transparente y dando un ejemplo al mundo.
A esto lo llamo “conservación por medio de un desarrollo no dañino para la biodiversidad” o, más sencillamente, “biodesarrollo”.
Uno de los pilares de esta conservación ha sido la restauración de ecosistemas dañados permitiendo que se regeneren solos, con la única ayuda de cuidadores de la biodiversidad residentes.
Un segundo pilar ha sido el hecho de dotar de responsabilidad a esos mismos cuidadores residentes –los parataxónomos; el personal del área de conservación; y los biólogos visitantes- para que puedan llevar a cabo los detallados inventarios, los estudios de historia natural; y los experimentos ecológicos que generan el conocimiento que se requiere para el biodesarrollo no dañino de un área silvestre conservada, de forma que tolere una presencia humana que produce beneficios para la sociedad.
Un área silvestre conservada debe al menos pagarse su manutención… Un tercer pilar ha sido el llamado “DNA barcoding” (código de barras genético) de cientos de miles de especies conservadas, lo que a su vez permite una auténtica bioalfabetización; se trata de que cualquiera pueda identificar cualquier especie, en cualquier lugar y en cualquier momento, con cualquier propósito.
En resumen, se trata de ser capaces de leer la biodiversidad silvestre. Los beneficios del premio de la Fundación BBVA se destinarán a un fondo de inversión para el liderazgo permanente de los parataxónomos del Área de Conservación Guanacaste, en el noroeste de Costa Rica.
Una vez más, mi esposa y compañera, la Dra. Winnie Hallwachs, yo mismo y 375.000 especies de seres vivos, agradecemos a la Fundación BBVA y a los miembros del jurado este valioso apoyo a la conservación.
Discurso de aceptación de Angus Deaton.
Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en Economía, Finanzas y Gestión de Empresas Presidencia, autoridades, distinguidos invitados,
Es un grandísimo honor para mí recibir este Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento. Estoy inmensamente agradecido a la Fundación BBVA y a su distinguido jurado de expertos, presidido por Peyton Young, de la Universidad de Oxford.
Los premiados en anteriores ediciones están entre los economistas más creativos y admirados de nuestra época, y me enorgullece (y también me abruma un poco) haber sido elegido para unirme a ellos.
El uso de la razón en la creación de conocimiento para mejorar la sociedad y la vida de la gente, empresa que comenzó con la Ilustración europea, ha sido la base del progreso sin precedentes en los niveles de vida, la salud y la gobernanza de los últimos 250 años.
Sin embargo, vivimos tiempos en que no sólo la buena marcha de la economía se ve amenazada, sino que las propias ideas ilustradas peligran. Por eso ahora es especialmente apropiado que la Fundación BBVA, a través de sus premios Fronteras del Conocimiento, tome partido por la creación del conocimiento básico afirmando su vital importancia para el futuro de todos.
Un premio en reconocimiento al trabajo de una vida genera muchas emociones; por ejemplo, la vívida percepción de los años que uno ha ido acumulando. Crecí en Edimburgo, en Escocia, una ciudad oscura, fría y (por entonces) tiznada de hollín y envuelta en niebla: una ciudad de la que soñaba con escapar.
Pero su rica historia intelectual ofrecía mucho en que ocupar la imaginación. Si he trabajado en muchas áreas distintas —el ahorro, el desarrollo económico, la salud y la felicidad—, en gran medida se debe a la curiosidad y el interés omnívoro de aquel niño solitario y aburrido en la Escocia de la década de 1950.
Desde siempre he jugado con las ideas intentando entenderlas mejor, aclarar algo de la neblina que rodea el primer encuentro con una nueva forma de mirar.
Hasta más tarde en la vida no me di cuenta de que despejar mi propia neblina era a veces mucho más útil, y en ocasiones incluso ampliaba el campo de lo ya conocido, aunque siempre ha sido una sorpresa descubrir que así era.
A menudo he trabajado dando forma de paradoja a mi confusión inicial, confrontando dos ideas que, pareciendo ambas verdaderas, sin embargo sólo una podía serlo. A partir de ahí, el esclarecimiento y el avance son sólo cuestión de esfuerzo.
Por supuesto, gran parte del esfuerzo y las ideas son los de una vida llena de mentores, colaboradores y amigos.
Acepto este maravilloso premio con gratitud y gran placer.
Discurso de aceptación de Salvatore Sciarrino.
Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en Música Contemporánea Presidencia, autoridades, distinguidos invitados,
Mi pasión por la música comienza con un cambio brusco, una voltereta, una pirueta. Había cumplido en esos días 12 años, cuando decidí iniciar este camino solitario.
De las distintas inclinaciones artísticas me atraía la más dura de conquistar, o al menos así me lo parecía.
Dejé la pintura, hacia la que mostraba una evidente aptitud: había empezado a dibujar verdaderamente a los cuatro años, con entre otras cosas un sentido seguro de la perspectiva.
Como pintor no era un artista, porque mi vena fácil no ha entrado en crisis nunca, no me he enjuiciado para superar mis límites y transformarlos en dotes; en compensación, me encontraba dentro del lenguaje de la contemporaneidad de entonces; en etapas veloces, había descubierto lo informal: Fautrier, Burri, Tapies.
La actualidad estética, transferida en bloque a la música en el intervalo de pocos meses, hizo que mis modelos fuesen Boulez y Stockhausen.
Ello ha aportado consecuencias importantes, dado que no había recibido los condicionamientos de los libros de texto. Muchos se sorprenden de que me declare autodidacta.
A mí me sorprende en cambio que no lo sean todos. Estudié (y aún hoy aprendo) la tradición, pero bebiendo directamente de las obras.
En nuestro mundo de esquemas me critican porque no encuentro ningún sentido a la distinción entre antiguo y moderno.
Confieso que la práctica del dibujo puede haberme favorecido en algo: los diagramas de flujo necesarios para construir mis obras.
Los uso desde siempre, y los considero una metodología apropiada para proyectar una forma moderna, en la que el tiempo es múltiplo y discontinuo (con un conjunto de palabras, hoy recurrente, lo llamaremos tiempo post-einsteiniano). Quizá ahora desilusionaré a muchos, pero quiero hablar con sinceridad.
La marcada inclinación hacia el aspecto tímbrico, típico de mi música, no deriva en absoluto del lejano pasado de pintor, sino de una mentalidad orientada a la química y de un cierto rigor lógico.
No soy científico, pero he intuido como artista algunos giros del pensamiento reciente. Por ejemplo, he escrito composiciones fractales desde 1968 en adelante; no habría podido utilizar el término fractal (Los objetos fractales de Mandelbrot apareció en francés en 1975 y en italiano en 1987) pero el fenómeno de la autosemejanza me era familiar debido a la observación de la naturaleza y de algunas obras de arte oriental.
Mi música quiere ser conscientemente adaptada al hombre, comunicativa. Comienza desde el cuerpo.
No reside en la subjetividad (las emociones del autor) y tampoco en la objetividad (las relaciones interiores de la escritura); por tanto, no es ni subjetiva ni objetiva. El centro, a lo sumo, soy yo, espectador.
Tras este desplazamiento estético la obra se convierte en experiencia perceptiva. Yo concibo sonidos en movimiento, acontecimientos ambientales en el límite de lo perceptible: es decir, represento una especie de teatro de la escucha.
Por tanto compongo ya no piezas de música, sino piezas de realidad en las que el objeto y el sujeto, el instrumento y el intérprete, se confunden en un espacio elíptico, en un no lugar permanente y misterioso que nos mantiene suspendidos, en alarma, en el que el espectador es protagonista.
El silencio no queda simplemente como fondo, sino que al contrario, coincide con la anulación de la mente. No es una música ni alegre ni triste.
Es un medio creativo para estimular la autoconciencia. Ocupándome de la percepción era obvio que me encontrase con algunas supersticiones de las vanguardias. Estaba alineado constantemente (sin saberlo, debo confesarlo) con los científicos cognitivitas.
He rechazado siempre la ortodoxia fanática de la música contemporánea. En primer lugar, su determinismo. Además, considero académico el concepto de libertad expresado por las tendencias aleatorias; y sobre todo, acuso la falta de compromiso personal que ha separado completamente a los compositores de la sociedad. No olvido un episodio.
En la fase juvenil de mi docencia en Milán, el más dotado de mis alumnos abandonó de forma polémica mi clase, reprochándome que alimentaba un ideal artístico demasiado severo. Tenía razón; aun hoy considero que no existe modo de ser artista mediante compromisos.
No sé si éste es un ideal heroico del componer. Sé que alguien debe desarrollar su individualidad: aquél que se ocupará de lo nuevo.
En general el compositor es esclavo de los sistemas combinatorios; él manipula notas (y no sonidos) sin estar implicado o ser responsable del resultado final.
El resultado final es, en cambio mi punto de partida: yo pienso imágenes sonoras, universos. Después las sigo en sus detalles y las realizo.
Estoy convencido, verdaderamente, de que el determinismo provoca una progresiva e implacable extinción de la imaginación. Mis opiniones me han regalado una fama de herético bastante merecida.
La libertad de opinión, aunque exige un alto sacrificio, tiene para mí un valor inestimable. Como final de este sintético discurso, considero justo agradecer a los amigos y compañeros que se han ocupado de mi actividad de compositor, con estudios críticos especializados.
Ellos me han ayudado a comprender mejor lo que he explorado en mi largo recorrido.
Discurso de aceptación de Isaac Held.
Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en Cambio Climático Miembros de la Presidencia, autoridades y distinguidos invitados,
Permítanme ante todo agradecer a la Fundación BBVA el haber decidido destacar la ciencia del cambio climático, una joven disciplina científica en rápida evolución, dedicándole una de las categorías del prestigioso premio Fronteras del Conocimiento. Me gustaría especialmente dar las gracias al jurado.
Sin duda el mayor honor que puede haber es ser reconocido por colegas por los que uno siente verdadera admiración.
Descubrí la ciencia del clima siendo estudiante de posgrado de física teórica, cuando, deambulando por la biblioteca, encontré accidentalmente algunos artículos sobre este extraordinario sistema que sostiene la vida en la Tierra.
Inmediatamente me pareció un problema hermoso: no sólo representaba un notable desafío intelectual, sino que me permitía explicar a mi familia y amigos en qué estaba trabajando y por qué.
En la ciencia del clima hay fuertes presiones para hallar respuesta cuanto antes a las grandes preguntas, empezando por la de cómo afectarán las emisiones de dióxido de carbono a las condiciones meteorológicas y al clima del mundo, de países y regiones específicos.
Pero nuestra capacidad para responder a esta pregunta en detalle está limitada por las aún grandes dosis de incertidumbre en cuestiones como la variación de la distribución de las nubes sobre nuestro planeta, cuánto calor y carbono absorberán los océanos —lo que determina a qué velocidad se calentará la Tierra—, o la reacción de la biosfera terrestre -¿Absorberá parte del carbono emitido, o emitirá más?-.
Son problemas que sólo podrán resolverse combinando los esfuerzos de diversas disciplinas, experimentales y teóricas, y esto llevará tiempo.
La tensión entre las necesidades de la investigación fundamental y el deseo de responder preguntas con urgencia no es exclusiva de la ciencia del clima, pero en ella la notamos con mucha fuerza.
Cuando decidimos dar un paso atrás para abordar problemas fundamentales a menudo hay que fijar la atención en piezas pequeñas del puzzle, y es lógico que nos preocupe si nuestro trabajo alguna vez va a elevarse por encima de estos detalles para contribuir a las grandes cuestiones.
Podemos sentirnos como Woody Allen al comentar que “todos los demás buscan el sentido de la vida, y yo ni siquiera soy capaz de orientarme en Chinatown”.
Por eso me complace tanto recibir este premio, no sólo porque acaso señale el mérito de mi trabajo, sino también porque indirectamente reconoce el de muchos colegas que han contribuido a construir unos sólidos cimientos del conocimiento de nuestro sistema climático, motivados en buena medida por la confianza en que ese trabajo reducirá la incertidumbre en nuestras proyecciones del cambio climático.
He trabajado en un laboratorio la mayor parte de mi carrera, el Laboratorio Geofísico de Dinámica de Fluidos de la Administración Nacional del Océano y la Atmósféra de Estados Unidos.
Cualquier logro que haya alcanzado, mayor o menor, ha dependido totalmente de mis muchos colegas de allí.
Por último, quiero agradecer a mi familia su amor y su apoyo. Hoy me siento verdaderamente feliz.
Discurso de aceptación de Ciro de Quadros.
Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en Cooperación al Desarrollo Presidencia, autoridades, distinguidos invitados,
Este es el honor más notable que he recibido en mi vida. Al concederme el premio Fronteras del Conocimiento en la categoría de Cooperación al Desarrollo, conectando la salud con el desarrollo económico, la Fundación BBVA manda un mensaje muy importante al mundo, que indica que las vacunas no sólo mejoran la salud global, sino también la riqueza global.
Este mensaje es especialmente oportuno, ya que estamos entrando en la Década de las Vacunas, la primera década de lo que yo llamo el Siglo de las Vacunas.
Hemos visto tremendos adelantos desde que yo comencé mi carrera en salud pública hace 45 años.
Podríamos decir que hemos logrado casi un milagro de salud pública al llegar a tener coberturas de vacunación del 80%, o incluso del 90% en algunos de los países más pobres del mundo.
Hemos erradicado algunas enfermedades a escala regional, como fue el caso de la poliomielitis, el sarampión y la rubéola en las Américas, y estamos a punto de erradicar la polio.
Cuando esto suceda, es seguro que en los dos o tres años siguientes nos dedicaremos a la erradicación global del sarampión y la rubéola.
Estamos también en plena revolución de la biotecnología, una ciencia que está generando muchas vacunas nuevas.
Están entre ellas las registradas recientemente contra el rotavirus, la enfermedad del neumococo y el virus del papiloma humano.
Tenemos más vacunas en desarrollo, incluyendo las del VIH, la malaria, la tuberculosis y el dengue, por ejemplo.
A pesar de estos magníficos avances científicos, también hay que superar el gran desafío de la injusticia que sufren los países más pobres del mundo que no tienen acceso al milagro de las vacunas.
No debería ser el caso de que los beneficios de la ciencia y la tecnología están disponibles sólo para los más privilegiados del planeta.
Para mantener el impulso, y cumplir con nuestro mandato de otorgar programas de inmunización sostenibles, y accesibles a todas las personas, creo que debemos actuar en conjunto en cinco frentes:
• En primer lugar, el mundo industrializado necesita aumentar su apoyo a los programas de inmunización en los países en desarrollo, ya sea directamente o a través de mecanismos internacionales que ya existen;
• En segundo lugar, necesitamos aumentar la capacidad de producción de vacunas en las economías emergentes a través de colaboración entre organizaciones no gubernamentales, empresas farmacéuticas y los gobiernos.
Esto resultará en costos más bajos de producción y precios comerciales más bajos para estos productos;
• En tercer lugar, los productores de vacunas en el mundo industrializado deben rediseñar sus estrategias comerciales en formas que ponen sus productos al alcance de todos.
Esto incluye no sólo los países en desarrollo, pero los países de ingresos medios, donde todavía existen grandes inequidades;
• En cuarto lugar, las agencias de Naciones Unidas, con el apoyo de las ONGs y otros socios interesados, deben establecer mecanismos de contratación parecidos al Fondo Rotatorio para la Compra de Vacunas que maneja la Organización Panamericana de la Salud.
Este tipo de mecanismo puede asegurar a los proveedores que sus productos lleguen rápidamente al mercado en forma continua, creando economías de escala que permiten a los proveedores de vacunas ofrecer precios más accesibles y ayudando a los países a movilizar sus propios recursos para financiar sus programas.
• Y esto me lleva a la quinta parte, que es lo que yo llamo “apropiación nacional”. En este sentido, tenemos que cambiar el paradigma en el que hemos estado operando, donde los organismos internacionales siguen actuando de una manera muy paternalista, con poca participación de muchos de los países más pobres del mundo.
Si todos trabajamos juntos en estos cinco frentes estoy seguro de que podemos construir un mundo donde las desigualdades que vemos hoy serán una cosa del pasado. Ya lo hemos conseguido con la erradicación de la viruela; podemos y debemos hacerlo de nuevo con muchas otras enfermedades prevenibles por vacunación.
Una vez más, me gustaría agradecer hoy a la Fundación BBVA el honor que han depositado en mí.
Quiero agradecer a mi familia, que está aquí conmigo, pues siempre me dan amor y apoyo.
Dedico este premio a los trabajadores de la salud en todo el mundo, que trabajan cada día para que nuestro planeta Tierra sea un lugar más saludable para todos. Muchas gracias.
Si desea más información, puede ponerse en contacto con el Departamento de Comunicación de la Fundación BBVA (91 374 52 10 y 91 537 37 69 ó comunicacion@fbbva.es) o consultar en la web www.fbbva.es
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