“De pequeña era tímida y no podía hablar en público”
“De pequeña era tímida y no podía hablar en público”
TORONTO.- Este jueves empezó en Toronto el Fringe, un festival de artes escénicas por el que pasarán un centenar de grupos de teatro y danza entre los que está Olga Barrios. Nacida en Bogotá, Olga vive actualmente entre Canadá y Colombia. Este viernes estrena en Toronto ‘Recordando los adioses’, una obra dinámica, personal y gestual que incluye música mediterránea, árabe y boleros.
¿Cómo se inició en la danza?
Empecé estudiando artes escénicas y danza en la Academia de Artes de Bogotá. Creé una compañía con un grupo de amigos y viajé a San Francisco y Nueva York. Allí también trabajé con grupos pero era complicado moverse. Un día, replantee un montaje y empecé a hacer trabajos de solista. Me di cuenta que eran más fáciles de manejar y encontré una energía muy interesante estando sola en el escenario, me sentía muy cómoda. A nivel de coreografía, también era muy interesante lo que salía.
¿Cuándo creó ‘Recordando los Adioses’?
Empecé a crear esta obra en Nueva York entre el 2000 y 2003. Era la primera vez que estaba lejos de Colombia y, a parte de eso, sufría una lesión muy fuerte en la rodilla y pensé que tendría que dejar el baile. Los doctores me recomendaron que parara y entonces empecé a bailar de muchas maneras: en una silla, con las manos, etc. Cree una serie de “momentos” relacionados con la memoria física y los recuerdos, como el adiós a la infancia, a los amores, a la familia o a la patria. Cuando regresé a Colombia, tenía toda la obra por pedazos, luego la organicé y la presenté en varios festivales.
¿Cuándo llegó a Canadá?
La primera vez que vine a Canadá fue en el 2005. Fui a Montreal a una residencia artística con otro amigo coreógrafo. De allí nos invitaron a un festival en Toronto. Regresé a vivir a Canadá en el 2007 y me instalé en Hamilton. He presentado mi trabajo independiente en festivales de danza y también me han invitado a hacer coreografías para compañías de teatro. Ha sido una etapa interesante en Canadá aunque cada año intento ir a Colombia para no perder visibilidad allí.
¿Es más accesible el teatro que la danza?
Yo siento que la danza es más universal porque es corporal, físico, gestual, no necesita palabras. Es cierto que el teatro tiene mucha más audiencia que la danza contemporánea. Yo siento grandes diferencias en la estética. En Latinoamérica tenemos un encuentro más fuerte con lo teatral. Cuando uno conecta al público de una manera más teatral, se pueden identificar con las historias. La abstracción tiene menos público.
¿Es difícil vivir de la danza?
Uno necesita trabajar mucho. Hay que pedir becas, pedir subvenciones, aplicar a festivales. Ese es el camino a seguir porque no sé hasta qué punto le interesa la danza contemporánea a la empresa privada.
¿Qué puede esperar el público al ver su obra?
Existe un fuerte componente físico, de movimiento, pero también hay una propuesta gestual que conecta con lo teatral. Hay una narrativa pero no es muy lineal. La obra se divide en una serie de “cuadros” en los que cada uno puede montar su propia película. Juego e interactúo con el público muy suavemente. Hay mucho contraste entre escena y escena. Es una obra dinámica llena de cambios.
¿En qué basa la narrativa?
Es algo muy personal pero creo que hay una conexión muy fuerte con temas universales, especialmente las mujeres. Soy una mujer en el escenario y muestro mi perspectiva femenina hacia el mundo. Hay un encuentro con mi propio cuerpo y con los amores, por ejemplo.
¿Cómo traslada esas vivencias personales al escenario?
Parto de una idea y de una situación física, como no poder mover mucho las piernas. Luego, busco una música y empiezo a jugar con esos elementos en un espacio determinado. Después, me pongo a editar y combinar situaciones hasta construir un cuadro. Finalmente, hago un rompecabezas con todos los cuadros resultantes. Es complejo.
¿Cuántos cuadros tiene ‘Recordando los adioses’?
En total son ocho. Estoy en todo momento encima del escenario, me cambio allí, juego con el espacio, me escondo, pero nunca dejo la escena.
El póster es muy atrevido. Cuéntenos porque lo eligió.
Esta foto es parte de una escena de la obra. Yo quería una foto donde se mostrara el cuerpo y mi posición como mujer. Quería decir “Soy mujer, ¿y qué?”. No quería que se me viera la cara. Yo uso mucho la expresión facial y muchas de mis fotos reflejan eso. Es una imagen impactante, atrevida y es lo que necesitaba para este tipo de festival -el Fringe- por el que pasarán 155 compañías en una semana. Tenía que llamar la atención. Quería que causara un poquito de polémica para que hiciera ruido.
¿Qué reacción ha provocado?
Mucha gente lo ha visto. Forma parte de la información de la obra pero no me importa que la gente vaya por la razón que quiera. Ha despertado interés tanto entre chicos y chicas. Es interesante.
¿Cómo se siente al estar tan observada?
Yo busco la manera de que sea cómodo para mí y de que funcione estéticamente para el público. Yo empecé en el escenario desde muy pequeña. Es curioso porque yo era súper tímida de pequeña y no podía hablar en público. Cuando me tocaba hacerlo, me ponía roja y me moría. Cuando estudié la danza, haciendo ballet, me sentí muy cómoda. Era el lugar donde podía expresar aquello que no podía hacer afuera. Es un espacio donde sé que tengo mil ojos observándome pero donde poseo una fuerza que me permite ser otra. Ese es el juego de ser actor, te puedes transformar. Tengo el permiso de ser una cantidad de cosas que no soy o que no hago normalmente.
¿Cuándo se dio cuenta de esto?
Tenía entre 12 y 14 años y cuanto más me metía, más sabía que el escenario era mi lugar. Si me aferré tan fuertemente a la danza fue por eso, porque era un lugar de expresión.
¿Cómo compara Canadá con Colombia?
Al principio lo encontré aburrido pero, con los años, me he acomodado y me gusta Canadá. He conocido a gente bellísima y tengo muy buenos amigos aquí. Siempre estoy yendo y viniendo porque mi esposo trabaja en Colombia así que estoy al día de lo que pasa allá. Siguen habiendo problemas, como el estigma del narcotráfico, pero también hay gente que busca cambiar cosas y eso es positivo.
‘Recordando los adioses’ se podrá ver en The Robert Gill Theatre (214 College St.) el viernes 6 (9.15h), domingo 8 (16.30h), lunes 9 (22.30h), martes 10 (22.45h), miércoles 11 y viernes 13 (12h) y sábado 14 de julio (17.15h). La programación del Fringe Festival se puede consultar en el portal www.fringetoronto.com.
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