HABLANDO DE CINE
HABLANDO DE CINE
Por Jorge Gutman
THE DARK KNIGHT RISES. Estados Unidos, 2012. Un film de Christopher Nolan. Elenco : Christian Bale, Tom Hardy, Anne Hathaway, Joseph Gordon-Levitt, Marion Cotillard, Michael Caine, Morgan Freeman, Gary Oldman.
Posiblemente el film más aguardado en lo que va de este año, The Dark Knight Rises satisface con holgura las expectativas creadas. Completando la trilogía iniciada con Batman Begins (2005) y continuada con The Dark Knight (2008), este capítulo final ratifica una vez más que Christopher Nolan es un gran director que se siente igualmente cómodo abordando temas intelectuales que desafían la mente del espectador (Memento, Inception) como encarando historias de envergadura popular.
Tanto en la primera película de esta serie donde se cuenta los orígenes de Batman como en su posterior incursión, Nolan ha dotado a las mismas con una visión pesimista sobre la condición humana; en el final de esta historia, en base a un guión preparado por el realizador y su hermano Jonathan Nolán, sigue prevaleciendo la misma sensación al propio tiempo que ofrece margen para reflexionar sobre su contenido.
La acción sigue transcurriendo en Nueva York (según la historia original del creador Bob Kane, denominada Gotham City o en español Ciudad Gótica), y se desarrolla ocho años después de que Bruce Waine/Batman (Christian Bale) cayera en desgracia por haberse responsabilizado de la muerte del procurador general Harvey Dent (Aaron Eckart); ahora, él es el dueño de un imperio económico que vive recluido en su lujosa mansión y aún siente el dolor causado por el asesinato de Rachel, quien fuera su amada novia. Por declaraciones oficiales de las autoridades se sabe que en los últimos años la ciudad ha visto reducido el nivel de criminalidad y transita por una etapa de paz y prosperidad. Sin embargo esa tranquilidad se ve seriamente perturbada cuando Bane (Tom Hardy) irrumpe en el escenario; se trata de un monstruoso mercenario liderando una banda de asesinos que acecha a Nueva York. Todo comienza con el intento de secuestro del comisionado policial Gordon (Gary Oldman), para luego atacar la Bolsa de Valores y proseguir su acción destructora en un estadio poblado durante un evento deportivo; en otras palabras, se trata de un plan terrorista tanto económico como físico que pronto convertirá a la ciudad en un campo de batalla.
Eso obliga a que Bruce, por pedido especial de Gordon, deje su impuesto exilio y vuelva a utilizar su especial atuendo para enfrentar a Bane. Sin embargo, la tarea no es sencilla por cuanto se las debe ver con un personaje musculoso de impresionante fuerza.
En este segmento, el público vuelve a reencontrarse con algunos rostros familiares donde además de Gordon, nuevamente se contempla a Albert (Michael Caine), el noble y devoto mayordomo de Bruce, así como Lucius Fox (Morgan Freeman), su viejo amigo e ingenioso experto en tecnología. Entre los nuevos personajes secundarios que se integran adecuadamente al relato figuran Miranda Tate (Marion Cotillard) una enigmática filántropa, Selina Kyle (Anne Hathaway), una hábil y seductora ladrona de guante blanco y John Blake (Joseph Gordon-Levitt), un joven policía de completa integridad que admira a Batman y que despierta notable humanismo.
Pero obviamente el corazón del film reside en el enfrentamiento entre Batman y Bane. Aunque la figura demoníaca del Guasón del episodio anterior (que suscitó enorme entusiasmo por la inolvidable actuación de Heath Ledger) ya no está aquí presente, nadie podrá objetar la manera en que Nolan retrata al actual villano donde Bane llega a intimidar con su imponente cuerpo y su diabólica fuerza destructora; Hardy lo caracteriza muy bien tanto en la expresión vocal como en su aspecto exterior con su cara parcialmente enmascarada durante todo el relato. En cuanto a Bale, se ha superado en cada uno de los tres episodios ofreciendo en el presente una inobjetable interpretación; así, se identifica totalmente con la dramática personalidad de Wayne quien finalmente está decidido a dominar los fantasmas interiores que lo han acosado durante su existencia a través de un inusual gesto de heroísmo.
La conclusión de esta trilogía, que sorprende porque resulta imposible de prever, es bella y poética concordando con la dimensión trágica que Nolan ha dotado al personaje central. Es admirable cómo el director ha convertido una historia que en su esencia es una aventura fantástica, en un relato mucho más trascendente de lo que el material original podía ofrecer. Así ha logrado un film capaz de satisfacer a todo tipo de audiencia; mientras que el gran público queda retribuido con una historia muy entretenida y de descomunal acción, el más selectivo encontrará varios temas de considerable interés para meditar. En tal sentido, la discutible noción de heroísmo dentro del contexto de nuestra época, la sutil observación de un sistema económico que genera inestabilidad, especulación y desigualdad social, el sacrificio, la culpa, el arrepentimiento, la verdad acallada, el extremado idealismo, la falsa moralidad, así como otros aspectos más sombríos que emergen de la psicología de sus personajes y en especial de la de Wayne, confieren al film atributos especiales que acrecientan su valor.
Finalmente cabe destacar los abundantes efectos especiales desplegados así como los impecables diseños de producción en el contexto de un relato de espectacular acción que logra un delicado equilibrio al combinarse con las emociones íntimas que van surgiendo en la interacción de sus personajes.
Conclusión: Un film de calidad que ilustra la saga de un superhéroe a través de una narración inteligente. El director demuestra que es posible lograr una obra artística de gran repercusión popular.
TO ROME WITH LOVE. Italia-Estados Unidos, 2012. Un film escrito y dirigido por Woody Allen. Elenco: Woody Allen, Alec Baldwin, Roberto Benigni, Penélope Cruz, Judy Davis, Jesse Eisenberg
Después del gran éxito de crítica y público obtenido el año pasado con Midnight in París”, Woody Allen decidió volver a Europa para ubicar su cámara esta vez en Roma. En To Rome with Love el director no estuvo tan inspirado como en su film precedente y el resultado es una película que se sostiene más por la ingeniosidad de sus diálogos que por su real contenido.
Sin disimular el carácter de tarjeta postal dedicada a la Ciudad Eterna donde no faltan las típicas vistas de Piazza Spagna, la Fontana di Trevi, Trastevere, Coliseo junto con la introducción y cierre musical del tema Volare de Domenico Modugno, Allen estructuró su film en torno a 4 breves relatos que allí tienen lugar. Estas historias no están vinculadas entre sí ni tampoco transcurren en igual período de tiempo, pero sirven como excusa para ilustrar algunas de las preocupaciones y obsesiones que su autor manifestara en otros títulos de su filmografía, aunque en este caso sin innovar.
De sus episodios, el mejor es aquél en que Allen se reserva un papel animando a Jerry, un director de ópera ya retirado que junto con su esposa psiquiatra (Judy Davis) viajan a Roma para conocer al novio italiano (Flavio Parenti) de su hija (Alison Pill). Cuando Jerry llega encontrar al padre de su futuro yerno (Fabio Armiliato) descubre que tiene una hermosa voz de tenor que solamente se aprecia cuando canta bajo la ducha; además de las espontáneas carcajadas y los gags visuales que suscita ese hecho, este capítulo también se presta para que el personaje de Allen (suerte de alter ego) manifieste su aprehensión para viajar en avión, su frustración con el psicoanálisis así como su preferencia de trabajar para seguir gozando de la vida antes que permanecer jubilado.
En otra historia, se contempla a John (Alec Baldwin), un arquitecto que visita Roma y que después de conocer a Jack (Jesse Eisenberg), un joven estudiante de arquitectura que vive en pareja con Sally (Greta Gerwig), por imperio de las circunstancias se convierte en su imaginario amigo. Eso se produce cuando la joven pareja recibe de visita a Mónica (Ellen Page), una amiga de Sally que también es actriz y además una neurótica seductora que llegará a conquistar el corazón de Jack. En forma risueña pero sin profundizar demasiado, Allen vuelca algunas experiencias de su propia vida abordando levemente el adulterio, sentimiento de culpa y otras inquietudes afines.
Un tercer episodio presenta a Antonio y Milly (Alessandro Tiberi, Alessandra Mastronardi), una pareja de recién casados que llegan a Roma para visitar a los familiares del novio. Cuando ella decide ir a la peluquería y Antonio decide aguardarla en la habitación del hotel, inesperadamente éste recibe por equivocación la visita de una prostituta de lujo (Penélope Cruz) quien lo confunde con un cliente. Nuevamente la infidelidad asoma en esta trama no muy ocurrente pero que seguramente fue concebida aprovechando la belleza y popularidad de la guapísima Cruz.
La restante historia es una sátira al culto de la celebridad, tema que Allen abordó con mejor fortuna en Celebrity (1998). En la misma, Roberto Benigni anima a un hombre de familia que trabaja en una oficina que repentina y temporalmente se convierte en una popular figura de la televisión. Éste es el pretexto para que Allen lance sus dardos sobre los fotógrafos reporteros, la vacuidad de los reportajes que los periodistas suelen efectuar a los “famosos”, el acoso a la intimidad personal y familiar y otros temas vinculados para finalmente ilustrar cómo la fama se desvanece cuando el hechizo se quiebra.
En forma global, sin aportar nada nuevo, el film se valoriza por el eficiente desempeño del elenco participante. Los clisés del film se compensan en parte por algunos diálogos brillantes, las referencias intelectuales que como de costumbre el realizador suele deslizar en sus filmes y la inclusión de algunos extractos de ópera (arias de I Pagliacci de Leoncavallo y Turandot de Puccini) confirmando la pasión que siente por el género lírico.
Conclusión. El público asiste a una liviana y desigual comedia que podría haber sido superior si el inteligente realizador exigiese un poco más de sí mismo revisando el guión preparado a fin de infundirle mayor rigurosidad y solidez.
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