Canadá no aprueba la tortura, pero si la información que sale de ella
Canadá no aprueba la tortura, pero si la información que sale de ella

Para los defensores de derechos humanos Canadá estaría patrocinando las torturas de presos en otros países, al aceptar la información que se le suministra y que fue obtenida por este medio.
OTTAWA.- El gobierno canadiense no aprueba la tortura, pero sí puede utilizar la información obtenida en circunstancias dudosas en el extranjero, si con ello se podría prevenir una amenaza contra la seguridad nacional o un atentado terrorista.
Esta fue la respuesta de Seguridad Pública de Canadá que trato de salir al corte a las críticas que están circulando en los medios de comunicación sobre el tema, lo que esta generando aun más dudas sobre esta doble moral.
Según el organismo de seguridad hay un comité secreto en el CSIS (Canadian Security Intelligence Service) al que se le dio las herramientas para evaluar mejor la información que se recibe de las agencias extranjeras, así como si compartir información con otros organismos que podrían estar utilizando malos tratos con individuos en el extranjero para hacer su trabajo.
“Nuestro gobierno no aprueba la tortura y, ciertamente, no se dedica a él. Sin embargo, en todo momento tomaremos las medidas necesarias para garantizar la vida de los canadienses y proteger nuestras propiedades contra los que quieren hacernos daño”, dijo Mike Mueller, un portavoz del ministro de Seguridad Vic Toews.
El intercambio de información del comité de evaluación informó que bajo esta directiva el año pasado se utilizó una amplia base de datos del CSIS y los informes de derechos humanos para evaluar la voracidad de la información que recibe y suministra inteligencia.
Amnistía Internacional, la Asociación de Libertades Civiles y otros grupos similares han respondido con indignación sobre este hecho, diciendo que la directiva está en contravención de las obligaciones de Canadá en virtud del derecho internacional para prevenir la tortura o maltrato de prisioneros.
Alex Holstein, un experto en seguridad internacional con sede en Ottawa, considera que el trabajo del comité es muy importante y no se pueden dar respuestas matizadas a los cuestionamientos que se hacen por su labor, porque todo es muy complejo y responde a la seguridad nacional.
En lugar de oponerse a todo lo que signifique tortura, dijo Holstein, hay que mirar el asunto desde un punto de guerra y la seguridad nacional. Agregó que la información utilizada por la inteligencia de Canadá, puede prevenir un ataque que perjudicaría a miles de personas, así sea obtenida en circunstancias menos que ideales.
Para Holstein vale la pena utilizar esta información así salga de una tortura. “Esto es exactamente lo que las agencias de inteligencia debería estar haciendo”, dijo.
De acuerdo con los datos recopilados hasta el momento es un secreto comité de alto nivel de la agencia de espionaje de Canadá, la que se encarga de decidir si la información recibida desde el exterior está contaminada por una tortura, basados en los registros desclasificados que pueden ver.
Personal de seguridad nacional canadienses dejaron ver que el Servicio de Inteligencia esta evaluando el papel que juega este comité y la información que manejan y como se obtiene, porque se considera un material sospechoso.
El comité – cuya existencia era desconocida – también ayuda a decidir si el CSIS puede enviar información a las agencias extranjeras, algunas de las cuales pueden llevar a que se realicen malos tratos contra algunos extranjeros.
El Gobierno dijo que hay condiciones para decidir si desea compartir o no la información obtenida por Canadá, cuando hay un “riesgo sustancial” de que ello podría dar lugar a que una persona sea torturada.
Diputados de la oposición y defensores de las libertades civiles condenaron que esto se esté haciendo, porque ayudará a que se realicen torturas en alguna parte del mundo.
Amnistía Internacional Canadá dijo que al hacerlo Canadá esta violando sus obligaciones internacionales para evitar malos tratos de los prisioneros.
Según datos recopilados un intercambio de esta información dada por autoridades canadienses, habría contribuido a la tortura árabes en Siria durante el periodo posterior al 9-11, dijo Amnistía.
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