Londres, orgullosa de su éxito el día después de los Juegos
Londres, orgullosa de su éxito el día después de los Juegos
Guillermo Ximenis
Londres.- Tras diecisiete días de competiciones deportivas y siete años de preparativos, Londres se mostró este lunes, al día siguiente de la clausura, orgullosa del éxito de unos Juegos Olímpicos que su alcalde, Boris Johnson, se ha apresurado a calificar como “los mejores” de la historia.
Los temores sobre el colapso del transporte público y los problemas de seguridad, que centraron la atención en el Reino Unido en los meses previos a la cita olímpica, quedaron fuera de foco con la ceremonia de inauguración de Daniel Boyle, el 27 de julio, y ya estaban olvidados cuando el jamaicano Usain Bolt firmó el clímax de la celebración con su oro en los cien metros, el 6 de agosto.
El día después de que la llama olímpica se extinguiera en el Estadio de Stratford para poner fin a los terceros Juegos que ha celebrado Londres, tras los de 1908 y 1948, ha comenzado la operación logística para que los miles de atletas y miembros de Comités Olímpicos que aún estaban en la Villa regresen a sus países.
El aeropuerto de Heathrow, la principal vía de salida del Reino Unido y el aeródromo con más tráfico de Europa, espera batir hoy su récord histórico de pasajeros en una sola jornada y ha habilitado una terminal provisional dedicada en exclusiva a la familia olímpica.
Algunos atletas, para tratar de evitar las previsibles filas en el principal aeropuerto del país, han optado por utilizar el tren de alta velocidad que une la isla de Gran Bretaña con el continente por debajo del canal de la Mancha.
El balance deportivo de Londres 2012 para el Reino Unido ha sido un éxito rotundo, con 65 metales, 29 de ellos de oro, el mejor medallero del último siglo, desde que en 1908 los británicos lograron la cifra récord de 146 medallas.
El orgullo por los resultados en los estadios se mezcla en las Islas con la satisfacción por una organización que ha recibido los elogios de los medios internacionales.
A pesar de los asientos que lucían vacíos en los primeros días de competición y los problemas con la venta de entradas, que continuaron hasta el último momento, los estadios lucieron en general abarrotados de público durante los Juegos.
La “paciencia” de los espectadores, tal y como reconocía el alcalde de Londres, y el buen humor de los 70.000 voluntarios que dedicaron su tiempo a atender a los visitantes en el Parque Olímpico lograron que las aglomeraciones en las horas punta fueran menos problemáticas de lo esperado.
Al buen funcionamiento de las líneas de tren y metro que desembocaban en Stratford, al este de la capital británica, contribuyó también el éxodo de miles de londinenses que siguieron los insistentes consejos de las autoridades y programaron sus vacaciones durante estas fechas.
Londres vive su resaca de los Juegos, pero todavía no acaba de despertar del sueño olímpico, ya que a finales de este mes, el 29 de agosto, comenzarán los Paralímpicos.
El Parque de Stratford mantendrá su actual aspecto hasta el 9 de septiembre cuando concluirá esa cita, para iniciar después un proceso de transformación que durará hasta 2013.
Antes de convertirse en un parque urbano abierto al público, la zona olímpica requerirá meses de obras, entre otras cosas para desmontar los recintos temporales levantados para los Juegos y reestructurar aquellos con una capacidad demasiado elevada para los usos que se prevén en el futuro.
El Centro Acuático de la arquitecta angloiraquí Zaha Hadid verá desaparecer sus dos alas laterales para reducir su capacidad desde los 17.500 espectadores actuales hasta los 2.500, y se convertirá en una piscina de uso municipal.
El Estadio Olímpico, por su parte, eliminará 25.000 asientos hasta dejar su aforo en 55.000 personas, si bien su uso todavía no ha sido fijado.
Las estructuras temporales que se han levantado para los Juegos serán desmanteladas como el Basketball Arena, un cubo con capacidad para 12.000 personas que costó 43 millones de libras (54 millones de euros), instalación que Londres negocia vender a Brasil para que la utilice en los próximos Juegos, los de Río 2016.
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